Opinión
Obras inconclusas

Somos parte de encrucijadas, de situaciones límites, lo que hace que ante sucesos desagradables o desgraciados, se vuelvan a instalar sobre la mesa de trabajo, tópicos salientes que habían permanecido dormidos durante un largo período de tiempo.
El triste deceso, conocido el sábado 31 de julio último, del señor Juan López, de 59 años de edad, vecino muy apreciado del barrio AOMA, quien como es sabido, sufrió un accidente fatal conduciendo su moto, por esa zona tan particular de la Ruta Provincial 51.
Ya los Vecinos Autoconvocados de Loma Negra, con la señora Gladys Ramón a la cabeza, supieron ejercer derechos ciudadanos y reclamar en los albores de la década del 2010. Reclamos que rápidamente fueron tomados y apoyados por la Sociedad de Fomento Carlos Von Bernard del barrio AOMA.
Estas acciones vecinales de hurgar ante los funcionarios públicos provinciales, derivaron en que el propio Ministro de Obras públicas , don Alejandro Arlía y su segunda, la ingeniera Patricia Tombecci, se ocuparan personalmente del tema en cuestión: los inconvenientes en el tránsito de la Ruta 51 y las problemáticas vías de acceso al citado complejo habitacional.
Se mencionó en el proyecto original, que se repararía la cinta asfáltica entre la Ruta Nacional 226 y la entrada a la empresa Lamalí. Como así la oportuna colocación de ocho luminarias a la vera, sobre margen izquierda, para permitir una mayor y necesaria visibilidad nocturna de la zona.
Se dialogó a su vez sobre la posibilidad de cerrar con guar raid algunos accesos al barrio, dejando solamente los más indicados, como por ejemplo los de las calles San Martín y Bolívar.
Pero las ventiscas políticas demoraron todo. Las gestiones en curso, con don Josè González Hueso apuntalando desde el Instituto de la Vivienda provincial, quedaron truncas. Cayó en desgracia electoralmente Daniel Scioli y se suspendió cualquier tarea. Se perdieron cuatro preciados años.
El cambio de Gobierno tampoco trajo renovadas esperanzas, salvo hasta marzo de 2021, cuando el Municipio toma la rienda de construir un ingreso que saque la Y griega tan preocupante por esa latitud olavarriense.
Pero de colocar las ocho luminarias, ni ahí. Tampoco se niveló el increíble desfasaje entre la Ruta y los accesos al barrio, con más de diez centímetros de diferencia entre ambos. Si a tal circunstancia le agregamos la invisibilidad, referida por habitantes del sitio cual “boca de lobos”, obtenemos un pernicioso coctel, mortal incluso.
La irreparable partida de un querido vecino del AOMA, pone otra vez la voz en alto de los perjudicados por la desidia y las mezquindades partidistas.
Por Mario Delgado.-

