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Opinión

La cepa Delta y la responsabilidad

El Gobierno Nacional insiste con cortinas de humo, luego de un estrepitoso periplo “cuarentenero” sin precedentes ni parangón en el mundo.

Ahora va por la limitación en el mandato de los señores jueces, quienes componen, como es sabido, otra pata de la esfera del poder democrático y republicano.
Para la sociedad en su conjunto, salvo minoritarias excepciones, la salud y la maltrecha economía son ejes centrales, cánones de prioridad. Sin embargo, Balcarce 50, busca fantasmas por otro lado, luego incluso de las pretendidas justificaciones del señor Jefe de Gabinete, don Cafiero, sobre la presencia in situ, en plena efervescencia del virus coronado el año pasado, de señoritas muy aseñoradas visitando a don Alberto Fernández.
Y, en el referido marco de violaciones a los derechos constitucionales, a los avasallamientos a las autonomías municipales, con un crecimiento frenado y un desarrollo de la producción y la industria, venidos a menos, Casa Rosada pone de manifiesto su decisión de seguir distrayendo al pueblo argentino, manso y estoico aún.

La inesperada pandemia del Covid 19, le ha servido a este Ejecutivo para darle sustento a sus propias iniciativas y planes, en detrimento en variados casos, del bien general.
Desde el encierro y la inoculación constante del miedo ante lo inevitable, hasta la politización vergonzante del proceso de vacunación.
Un dislate tras otro y un deseo de encriptar lo más posible, con gobernantes provinciales y alcaldes genuflexos. Y, en tal sentido, cuando las fechas electorales apuran, sorpresivamente y sospechosamente, se dan aperturas y bendiciones para la sojuzgada gente.

Artimañas insostenibles que han permanecido por la complicidad y el temor. Y la increíble mansedumbre de la ciudadanía, claro que todo ha sido viable también en una nación con casi veinte millones de planes sociales.
No habría sino probabilidad alguna de dominar tanto y tan mal a la gente.
Pero ahora llega una novel cepa, una variante, una peligrosa mutación del virus chino: la cepa Delta o India. No le dicen más India para no discriminar a esa populosa nación.
Resulta que se repite lo del año anterior: controles pobres y escasa vigilancia sobre los viajeros que ingresan al país. Y un señor idiota cordobés se da el reverendo lujo de contagiar ya a ochocientos por su negligencia y falta total de responsabilidad.

Aquí entra en juego la autodominación, la capacidad de vencer impulsos naturales y hacer como es menester los deberes de resguardo. En otros países se multa o se encarcela a los supuestos “vivillos” que se van campantes a sus casas sin hacer la lógica cuarentena antes de reiniciar sus actividades laborales y sociales.
Un fantoche que perjudica a cientos y un Estado, en este caso provincial, que no controló como se presumía.
La auto responsabilidad es el único camino para salir de esta mugre. Desde el principio mismo del mal. Con los cuidados y sanitizaciones correspondientes, mas sin perder de vista la vida en su conjunto, la concreción de los pasos comunes y cotidianos.
Todavía existen almas con pánico a salir de casa. Aún hay medios que hipnotizan con imágenes de muertos y cifras calientes. Empero ya la fuerza de las olas de la libertad y de la acallada verdad, emergen, desafiando datos poco felices y menos aún, comprobables.
Es momento de decir auténticamente “Basta” a los profetas del odio y el miedo, a los personeros de la postración. Con los recaudos inherentes, vayamos prestos a reiniciar la VIDA. Así con mayúsculas.

Por Mario Delgado.-

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