Opinión
¿Indiferencia, aún?

Falta poco, en realidad para este engendro llamado PASO, que en rigor de verdad, se convertirá una ocasiòn màs, en una esplèndida encuesta que irà revelando posibles triunfadores en noviembre.
Fue un invento discutible desde el vamos, desde su inicio mismo, no obstante las circunstancias actuales quizá, hacen que una gran porción de la población local, se halle indiferente frente al desafío electivo que se darà el domingo 12 de septiembre.
Internas nativas en prácticamente un solo frente, si finalmente queda afuera la línea del abogado Cèsar Garcìa que pretendía competir con la contadora y edil, Celeste Arouxet.
En este marco triste del Covid 19, del extraño miedo inoculado durante tantos meses, la gente pareciera estar en otra sintonía por ahora. Tal actitud la referencian las charlas que he logrado mantener con la mayoría de los postulantes vernáculos. Sin prejuicios manifiestan que la sociedad, salvo un núcleo activo que milita o sigue el dìa a dìa de la actividad política, no se ha conectado todavía con estas instancias previas a las PASO.
Existe desencanto por doquier y preocupaciones de primerísimo nivel, aunque aquellos vecinos que conversan con los pre candidatos, sostienen el bastión de un mar de necesidades sin resolver. Sin resolver se entiende, por la acción política olavarriense, Dramas nòveles o de vieja data.
Al desinterés habrìa que anexarle un estadio de desencanto muy pronunciado. Descrèdito en la repetición de nombres que ya se sabe, se instalan dentro de la denominada “casta”, lèase personas que pretenden o que efectivamente, viven por años interminables de la tarea pública. Y, encima, no contemplando en varios casos, los aspectos pertinentes a la autèntica cotidianeidad del pueblo.
Si bien para estas fechas, se notan bastantes nuevos apellidos en las listas presentadas y oficializadas, es una incógnita còmo irà reaccionando el ciudadano a medida que llegue inexorable el instante de sufragar.
Se presumen resultados a priori y, lo màs candente, pasarìa por copar la “tercera vìa”. De los presumibles màs votados, no se ubicarìan dudas. Pero sì de cual será el ordenamiento del pelotón, insisto mis amigos, del segundo hacia abajo.
Esta sustantiva situación, hace atractiva la participación del elector. Porque en una elección de medio tèrmino como la que nos ocupa, es menester dar rienda suelta a partidos o alianzas minoritarias, con lo que podría ocurrir que arribe a buen puerto alguien por fuera de lo tradicional, de lo previsible incluso.
Claro que no es idénticamente igual superar el piso del 1,5 % de sufragantes exigidos para la gran interna, que obtener luego los màs de 6.000 votos acordes para “colar” un edil. Ni mencionar por supuesto, la faz seccional, donde el porcentaje para ocupar una banca es aùn mayor. De modo que las sorpresitas podrían llegar a verse, con demasiado viento en popa, en el nivel de la boleta local.
El tema de base, empero, se concatena a seducir al indeciso, al indiferente, al desengañado. Allì pueden notarse simpatías y tareas de campo, conocimientos de la vida en barrios y localidades y validación concreta de propuestas. Sin recorrer no hay sabiduría.
Plantarse entonces los oferentes ante la falta de trabajo privado, ante la requisitoria empresarial de personal capacitado, ante la inmediata urgencia de viviendas, el problemón irresoluto de la delincuencia y el creciente narco menudeo, son apenitas botones de muestra.
Romper el muro, el dique de concreto de los frìos estándares de los escèpticos, será una labor intrínseca de los postulantes. Y además, concitar el apoyo de la juventud que posee sus propios intereses e ideas.
Lindo camino a recorrer. Entre espinas y cardos. Con miles de endeudados, de enfermos emocionales por la sucesión desastrosa de encierros, y con un reducto de esperanzados que sì sostienen la insignia de la votación como un signo vital de poder ciudadano. Una obligación – derecho incuestionable. Despuès por cierto, de tanta violación a los derechos constitucionales sufrida apenitas meses atrás. Bah, todavía.
Por Mario Delgado.-

