Opinión
Hoy Afganistán
Ya màs o menos tenemos claro que nada puede ser divisado como obra espontànea de la señora Casualidad. Todo se rige por una concatenación lógica o no, de sucesos que van derivando en determinados hechos concretos.
Tal asì las cosas, mis amigos, que nos topamos de golpe, a la vuelta de la esquina, con la caída política de Kabul, capital de Afganistàn, a manos de militantes radicalizados musulmanes, los controvertidos talibanes.
Mientras los presuntos grandes líderes occidentales, se abocan sin pausa a su tremenda Agenda 2030, que les quita el sueño, el mundo expone sus propias circunstancias, con anhelos y miserias incluidas, por supuesto. Como la irrupción talibán reciente.
Toda esta vorágine informativa, toda esta carga de temores y de almas afganas tratando de huir a como dè, estremece un poco, mas no tanto como debiese, por cierto. La indiferencia global ante los criterios que se avecinan, tan dràstios en su teoría previa, no culminan moviendo demasiados resortes de solidaridad o acción efectiva en aras de la vida misma. En este marco de referencias, no habrìa que olvidar u obviar la masacre ruandesa constituyendo, en su hora, un genocidio realizado sin mayores objeciones por parte de Occidente.
La indiferencia, pues, no es un ítem aislado. No es casual, entonces, la endeblez de los liderazgos de este tiempo, de Baden a Merkel, de Macròn a Fernàndez, todos agolpados a prestar atención a las imposiciones de los verdaderos poderosos y amos del sistema. De los embusteros millonarios, lamènse kissinger o Gates.
Los populistas islámicos matan en nombre de Alà. Los mismos “terroristas” que hace años fueron armados y beneficiados con la confianza de la OTAN y los yanquis, en desmedro de los adversarios soviéticos que invadieron Afganistàn y luego de varias temporadas, se fueron sin lograr el objetivo central. Los preciados impulsos talibanes sirvieron a la causa de la “democracia” planetaria. Pero en el presente, son un drama. Pasò igual con la creación y expansión de Al Qaeda, por citar un pequeño ejemplo bien practico.
Los peleles gobiernos de la Agenda 2030, no alcanzan a ver lo tangible. Y, en tal contexto, Leo Messi sin quererlo siquiera, se convierte en peòn de un jeque de Qatar, dueño del canal Al Jazzera, el cual propugnò la difusión constante y aùn lo hace, de eventos pro musulmanes extremistas.
Los petro dólares de este señor, copan la parada y se da el lujo de tener un gran equipo de fùtbol europeo, el PSG, a sus òrdenes y antojos. Con Messi dentro.
El imperio de las armas y su venta, la compra de liderazgos y la temblequera occidental, dan pena. O bronca. El control de la natalidad, el auge de la ideología de gènero, y otras cuestiones anexas, ocupan el centro de la liturgia de los endebles, de los genuflexos. Del otro lado del lago, la verdad de la milanesa es contundente. Sòlo advierten lo que acaece, los libres de espíritu, el resto mira Neflix y cree en Reyes Magos.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-