Opinión
De bergogliadas y bergogliantes
La columna de opinión de Mario Delgado

No son pocas las actitudes del líder de la Iglesia Católica Apostòlica Romana, el Papa Francisco, don Jorge Bergoglio, que demuestran un carrusel infinito de anhelos de propender este clérigo argentino a desmoronar la tradición cristiana universal, en aras de instaurar una novel propuesta que le reditùe mejor a sus propósitos personalistas y divergentes del programa ya establecido en los Evangelios.
No se puede dudar a esta altura del papado del ex Cardenal Primado de Buenos Aires, que es un individuo muy proclive al marxismo y que, confeso o no, promueve ideas y posturas de tinte izquierdista dentro y fuera de su grey. Su gran apetencia sujeta la bandera de convertirse en máximo exponente de una única fe de fuste mundial.
Los caracteres de tales proyectos se dan en el diario vivir de la presunta Santa Sede, allà en el Estado Vaticano, pero con tentáculos extendidos hacia todos los continentes.
Nada màs pensar y discernir lo que se lleva a cabo por estas horas y hasta el mes de septiembre, o sea el “IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares”. Esta mega conferencia comunica a personas de diversas religiones y de cada rincón del planeta.
No se excluye ningún tipo de oficio allì, en esta comunión tan aglutinante, puesto que hay cartoneros, recicladores, costureros, artesanos, pescadores, constructores, campesinos y una enorme ola de etcéteras a la hora de enumerar ramas del trabajo y la producción.
Desde hace siete años, se encuentran los excluidos y los pensadores de un nuevo sistema, donde la luz de la equidad y la justa distribución de la riqueza, penetre en medio de una imperante oscuridad con cierto tufillo a “filosofía de derecha”, al decir de algunos de los organizadores del coloquio tan original.
Bajo la mirada subjetiva del Sumo Pontìfice, se elaboran documentos y se destila bronca contra los poseedores de la tierra, más allá de su legitimidad o no, frente a la mencionada posesión. Un odio irascible y naturalmente “fogoneado” por sujetos de la calaña del también connacional Juan Grabois.
Dicen ir por LA TIERRA, EL TECHO Y EL TRABAJO, asumiendo responsabilidades de labor y sudor, aunque dichos recientes de Bergoglio, allanan la senda de los màs revoltosos y revolucionarios, en tanto y en cuanto al pensamiento siempre latente de salir en pos de la toma de terrenos, como mínimo, argumentando un proyecto de vida mejor para los usurpadores o iracundos seguidores de tales burradas bergoglistas de última hora.
El supino desprecio exhibido por el Papa a la nociòn de “Propiedad Privada”, ha dado pie a numerosas tendencias de la mano de la extremista caterva de adeptos al Jefe de la grey católica.
Al verse, al encontrarse de repente protegidos por el manto papal, los buscadores de carroñas, sacan a relucir sus espolones y golpean con saña. Por tal motivo, no debiese asombrar los comentarios tan envalentonados del barbado Grabois, que se autodefine como amigo personal y además ferviente admirador del Papa compatriota.
Pero observemos la catarata de agua podrida arrojada por Grabois cual si nada pasase: “Toda familia que se mete en un terreno lo hace por necesidad, son víctimas, no culpables; llamarlos delincuentes es una bajeza moral y una claudicación ideológica. Su acción no es delito sino denuncia”.
Por Mario Delgado.-

