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Opinión

Capacidad de asombro

De a poco, lentamente incluso, algunos señores fomentistas se van despertando de la modorra y advierten anonadados que hay, al dìa de hoy, al menos tres núcleos de colegas incluidos en partidos políticos de tinte vecinalista. A màs de aquellos claro, que optaràn por aceptar alguna oferta de otra vertiente partidaria. 

O sea, mis amigos, es un tiempo súper especial, inèdito y para sopesar, porque se pone de manifiesto el rol pretendidamente independiente del referente fomenteril y su presencia directa en política partidaria. 

No es un dato menor ni para minimizar este que se nos muestra tan atrapante, sin eufemismos ni disimulos. Cuando intentamos obtener opiniones al respecto, bullen los comentarios, las apreciaciones de variado tenor, por cierto. Desde la aprobación màs sutil y convencida, hasta la mordaz rèplica del descrèdito y la reprobación sin atenuantes. Pasando a su vez por aquellos que recién se enteran de tal intromisión tan abrupta y concreta. 

Las posturas van variando por ahì de acuerdo a simpatías o amistades con los protagonistas, con los componentes de las ofertas vecinales. Aunque también es menester subrayar que existen los conservadores de la letra escrita, del viejo designio de separar los tantos, porque una cosa es trabajar en armonía con la Comuna y otra ser un acérrimo opositor y una tercera aùn, es pegarse demasiado al Gobierno de turno. 

Cada frase o intención, posee un valioso contenido, desde luego. Bien atendible y entendible. O sea, daría la impresión que cada quien expone parte de una verdad màs amplia, màs teórica inclusive. Pero, en el devenir de los sucesos, es evidente algo: “los tiempos han cambiado”, según me pontificò ayer mismo un fomentista.

Las mutaciones son visibles en muchos aspectos de la vida cotidiana. De tal axioma no convendría dudar. Empero la gran incógnita surge, se erige en el ambiente fomentista. Y la consulta es sencilla y clásica a la vez, y vuelve a situarse en sintonía con la realidad pràctica de entidades y personas: ¿Està bien meterse de lleno en política partidaria y ser candidato de un partido o frente?

Como no se percibe una posición dominante, toda opinión es bienvenida y, por supuesto, vàlida. Desde la contra màs opuesta hasta la permisividad aplaudidora. 

El asunto es complejo y simple. Un dirigente barrial de fuste, conoce a la perfección lo que acaece en su zona de influencia y puede juntar vecinos para un acto, una reunión o una fiesta y servir de apoyo a un político, sea oficialista o de la vereda de enfrente. El trabajo social es altamente importante también. Esto es tradicional, no se descubre Amèrica hoy. Lo que ocurre es que ahorita mismo, son los propios fomentistas los que salen a marcar territorio y a exponer apetencias ocultas o silenciadas otrora. 

Aunque no están solos y son algunos llevados de la mano o apuntalados por poderes ya existentes. El gran peligro a plantear es la probable utilización del acervo fomenteril para trepar o conquistar cetros, lèase una preciada banca de edil, por ejemplo. 

La mesa està servidita, nomàs. La oferta es variada. Las conclusiones a obtener, pueden ser cuantiosas. Lo tangible resulta obvio: el fomentismo tiene hoy otro cariz, otro puerto al que arribar. Veremos cuantos se suben a los barcos y quienes permanecen fieles a sus convicciones morir con las botas puestas. 

Por Mario Delgado.-  

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