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Opinión

Lamentable. Así de claro

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Es auténticamente lamentable ver y oìr como algunos actores sociales o políticos anhelan arrimar agua a sus molinos, desconociendo o minimizando los hechos de violencia incentivados del martes.
Por supuesto que nadie, ni la mismísima Mesa de Emergencia, dirà excluyente que tuvo algo que ver en todo el lìo armado, oh casualidad, con personas a las que fueron a buscar a la Comisarìa Primera.
Y, a una de esas almas caprichosas y presumiblemente “sacadas”, se le entregò entre otros poderes, un maple de huevos para arrojar sobre los uniformados allì presentes.
Y cuando los periodistas fueron violentados, ningún artífice del acampe tratò de calmar aguas. Por el contrario, uno de ellos le respondió a Luis Molina, fotógrafo golpeado: “Yo no sè nada”.
Lògica actitud si se toma en cuenta que la iracunda joven que le rompió elementos de trabajo a Jorge Scotton, se metió rápida de reflejos en una de las carpas allende las escalinatas municipales.
El nivel de agresividad ya se viene dando con dichos e injurias en su perfil de Facebook, de un dirigente hacia quienes no piensan como èl. Entonces desconocer todo esto, da el resultado de un tibio repudio por parte de ciertos sectores, a los aconteceres del martes.
Los opositores se quejan del mal manejo policial y comunal ante los reclamos y terminan dando aire a los inadaptados, que, no casualmente hicieron lo que hicieron. Repito: se las fue a buscar a las mujeres “lieras” a la Seccional Primera.
Tirar piedras y romper mármoles le parece nada a quienes, hasta hace poco, fueron gobierno acà. Es un espacio de todos; no para destruirlo. Y menos avalar esas acciones que no son inocentes ni producto tampoco de un brote psicótico de alguna vìctima de abuso policial.
Es una gran pena la búsqueda de aprovechamiento de estas vilezas. Demuestra falta de autoridad moral, de visión concreta. Y es un acto insensato porque los autores del desliz, no reconocen patrón de estancia y mañana podrán hacer idénticamente con otro Gobierno Local.
Poco conocimiento. Burda especulación. Mezquindad idiota. ¿Alguien cree de verdad que las cosas fueron espontàneas? ¿Qué bien vale reclamar a los golpes y no dejar obrar a la prensa?
Ya por el caso de lo que pasò con la prensa, debiera salir todo el mundo a odiar estos procederes irascibles. Pero no, se callan cobardes y oportunistas porque a ellos no les tocaron un pelo.
Claro, si algunos están detrás, a las sombras. Y dan risa los mensajes aclaratorios de Grabois. No aclarès, que ya sabemos de tu acuerdo con un impresentable de aquí. Tampoco se publican esas trampitas, para no avivar giles que continúan sosteniendo la voluntad de acampar y luchar por sus necesidades. Utilizados como es de costumbre por la perversidad de un crápula disfrazado de buen tipo.
Da rabia la necedad de quienes no reprueban los designios de la violencia sugerida. Cuando les peguen a ellos, se van a dar cuenta. Pobres ilusos de buen sueldo.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho