Opinión
De pendientes

El país cae, y en tal devenir, se zambulle por la pendiente de la dependencia y el servilismo. Un populismo a ultranza y una sociedad recién queriendo despertar de su modorra, y una extensa e inútil medida de aislar a la gente. Y un cùmulo de problemas anexos que son daños colaterales reales producto de pésimas decisiones gubernamentales.
El peso de la coherencia, empero, se vio manifestado ayer con los cientos de automóviles y las personas de a pie que embanderaron el centro local y dijeron varias cosas al sesgo gobernante de esta bendita nación.
Carteles y banderas patrias. Y un Himno cantado al menos tres veces. Todo un símbolo de hartazgo que, eso sì, se manifiesta tarde. Esto debió suceder ni bien Casa Rosada optara por encerrar al pueblo.
Pero al menos es un gran paso. Una materia pendiente y una foto a nivel de distintas ciudades que Balcarce 50, no debiera ningunear u obviar. Aunque personeros del mal, como el impresentable relator uruguayo Morales, adorado todavía en este territorio que lo recibió muy bien hace años, pedìa anoche una vuelta de tuerca del Gobierno, en lugar de reconocer la actitud de cansancio de la ciudadanía. Nefasto y crápula el cipayo periodista.
La gente consciente no da màs. Hasta los mismos funcionarios con cerebro dicen hoy que la prolongación de la pérfida cuarentena es una demencia, obra sì de la inoperancia e ineptitud de quienes la aplican y sostienen como làtigo y medida concreta de coerciòn.
“A cuidarnos cada uno”, subrayan los que mandan y al mismo tiempo se arrodillan ante La Plata o Buenos Aires, no sea que nos quiten la guita de auxilio para apagar incendios.
Una localidad que vuelve a moverse, lenta pero con ganas. Y no falta algún caìdo del catre que propone volver a Fase 1. Tremendo reptil será tal persona. Un resentido con buen sueldo, seguro. Un soldadito al servicio del apriete y el dominio de conciencias. Una oveja negra, una manzana putrefacta. Indigno de caminar por las calles de la libertad y el trabajo digno.
Basta de miedos, de sugestiones. Basta de dependencias. Un año perdido por culpa de inservibles y corruptos. Y la genuflexión de otros.
Por último, la movida de la víspera fue un golpe directo a los políticos: oficialistas y de la vereda de enfrente. Porque la convocatoria fue sublime, amplia, respetuosa y sin liderazgos visibles. UN SÌNTOMA DE LO QUE ACAECE HOY: NO EXISTEN LÌDERES. Y las almas en pena, salen por sì solas, por las redes, por las ganas de contemplar otra cotidianeidad.
Por Mario Delgado.-

