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Opinión

La cuerda está tensa

La cuerda està tensa. La gente deambula mal. Y los efectores del poder continúan decidiendo encerrar a la población con la enorme jeringa del miedo en la diestra y pisoteando todo derecho constitucional, inclusive el de las autonomías municipales. ¿El telòn de fondo? El consabido incremento de contagios de Covid 19

La sociedad, a todo esto, sigue híper dividida y sin rumbo. Porque por màs opinión formada que se tenga al respecto de lo que acaece en derredor, nadie posee la llave de la bendita solución.

Se anexan problemas, empero. Y choques entre los mismos ciudadanos. Enfrentamientos verbales en las redes que bien pueden llegar a convertirse en concretos en cualquier minuto próximo.

No se avanza; se camina en falso y este retroceso local es una demostración pràctica de ello. Primero de que la autoridad la ejerce Provincia, avasallando obligaciones distritales. Y segundo que la resistencia es mínima y enerva de verdad.

Los defensores del encajonamiento hogareño poseen, por lo general, dos elementos a su alcance: un temor inoculado desde la cúspide y un plan o sueldo estatal como para no preocuparse por el dìa a dìa. Ya he dicho por aquí que el 89,5 % de los amigos “cuarenteneros” cobran del Estado Argentino.

Por tal motivo, nada es casual y los asombros huyen de nosotros. Esta franja reúne a los perseguidores de los compulsivos tomadores de mates que se juntan en los espacios verdes a conversar. Sospechosa reacción ante un acontecer tan normal, hasta el maldito 20 de marzo de este año.

Se escandalizan de cumpleaños pero no de las inmensas filas sin distanciamiento en el Correo para cobrar el IFE, o en los bancos para recibir los planes de asistencia. Allì no encuentran defectos para “buchonear”.

Hablan de “quédate en casa” pero no explican sobre los gastos y la necesidad alimenticia de aquellos que por convicción o apremios, salen a la vicisitud de la calle tomada por el pánico.

Ahora resulta que aparece por esta comarca una novel inquietud que los cómodos ni ven: personas que cobraban el IFE por ejemplo, y hoy no lo perciben y han debido irse de la vivienda que alquilaban. Por supuesto, los ingenuos y miopes espirituales no saben de estas minucias tan tremendas. Ellos felices en sus recintos con Neflix y buen vino. Imaginan que no existen despidos laborales ni abruptos desalojos por esta ciudad cementera.

O sea que, a los “nuevos pobres”, emergidos de la putrefacta cuarentena por perder sus laburos, se les suscriben otros dramas de familias de aquí, no de la China.

Pero los despóticos burócratas de turno ni se fijan en tales morbosos detalles. Sugieren cuidar la salud de un pueblo sumiso e idiotizado con cifras de muertos y hacen su negocio a espaldas de quienes confiaron en su gestión.

Amigos, seamos claros: ¿Quièn come todavía el verso de esta inmunda cuarentena? ¿Acaso alguien asegura sin dudas que sirve de algo?

Y en este embrollo no falta algún “sesudo” con título universitario que inquiere: “¿No habrìa que hacer màs controles individuales, casa por casa? Pèrfido idiota útil. La libertad es un bien supremo bastardeado por los gobiernos de este tiempo. La billetera de Naciòn o Provincia ejerce una atracción fatal y los intendentes no se revelan ni toman su bastòn de mando con unciòn. Servilismo puro en legisladores, jueces y alcaldes.

La población no sabe còmo hacer para comer hoy. Los gestos demuestran rispideces, tensiones, traumas, deudas. Y le dan cuerda los que dominan a la dictatorial cuarentena o al cambio de fase. Arrean a las almas sin piedad ni sentido común.

Aumenta la impunidad y la inseguridad. Toman tierras y casas abandonadas como si tal cosa y nos enrostran desde el techo del gallinero que habrá que aguantar en aras de la salud pública general.

Expertos de pacotilla y seis meses perdidos con enfermedades sin tratar, muertos sin velar y chicos sin ser educados como corresponderìa.

Pero “quédate adentro”. Eso sì: pagando como sea los impuestos y tasas.

Por Mario Delgado.-

 

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