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Opinión

Del “cupo trans”

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Que en una ciudad conservadora como esta, en el recinto del HCD se haya tratado ayer, entre otros asuntos, el ítem del “cupo laboral trans” en el ámbito – por ahora – público, representa un quiebre, un mojòn en tan controversiales y polémicas cuestiones que bien pueden colisionar con los pensamientos y costumbres locales tradicionales.

Un paso màs de apertura, aunque flotan dudas y resquemores. Desde la òrbita de las prioridades en la comarca, hasta los consiguientes prejuicios arraigados. Choques entre conceptos religiosos, incluso, y amplitud de criterios o la elemental y tendenciosa consulta de alguien: “¿A què baño debieran ir las travestis en una oficina pública o en una empresa, si son empleadas?

La edil Alicia Almada, del Interbloque Frente de Todos, abrió el debate con una brillantez impecable, ante un grupo de militantes de las comunidades de lesbianas, travestis, transexuales, transgèneros y otras disidencias, exponiendo el primordial argumento de contemplar, de asir por estos lares, a la Ley 14. 783/19 que determina la necesidad de obrar en consecuencia, no dejando de lado la posibilidad de asignarles trabajos a estas personas en dependencias comunales, entendiendo obviamente, una idoneidad intrínseca para tal ocupación bajo la lupa municipal.

La bocina resuena luego de comprobar que tal normativa no se ha dispuesto aùn, no se llevò todavía a la pràctica por aquí.

La docente y antropóloga no vacilò en reforzar su alocución con datos concretos, cifras pues alarmantes en cuanto a la expectativa de vida muy corta y a las penurias a la hora de intentar encontrar dignidad a través de un empleo estable.

Como ya es sabido, el gran marco de contención momentánea para el travestismo en este país, resulta ser la prostitución, con ciertos riesgos latentes de violencia física y de contraer enfermedades venéreas; màs allà naturalmente, de burlas y escarnios.

Desde la niñez, desde las iniciales manifestaciones de las inclinaciones, desde la aparición de los gustos íntimos, desde ese preciso instante del despertar sexual, el individuo que no encaja con las premisas ya establecidas, padece contrariedades serias. En su familia, suele darse el primer portazo, con un rechazo explìcito y muchas veces expulsión intempestiva de la casa donde vive “el desubicado”, hasta la incomprensión y discriminación que aìsla al tal sujeto, llevándolo a pesares insólitos. No habrìa que bucear muy atrás en el tiempo para toparnos con textos médicos que ubican estas “variaciones” como “desviaciones” allende patologías psiquiátricas de fuste.

Sin cobertura social y sin aportes jubilatorios, la existencia se torna insostenible y cruel, para estas almas, enfatizò Almada quien destacó empero la aguerrida lucha de varias entidades que nuclean a estas minorías y que han mantenido su bandera en alto por décadas.

Entonces se solicitò el ingreso en esta faceta crucial, de Rivadavia y San Martìn para salir al cruce de la demanda y “ofrecer aunque sea un piso del 1 % como lo suscribe la ley para el “cupo trans”.

La concejal Mercedes Landìvar, de idéntico Interbloque, le dio la segunda mano a la obra y reforzó por ende los parámetros claramente difundidos en la mañana de este jueves 27, por su antecesora en el uso de la palabra.

Los militantes presentes se aferraban a una larga bandera con los colores distintivos y portaban carteles alusivos. La aprobación unánime del Proyecto, otorgò un aire de festejo entre abrazos y làgrimas que brotaron cual rìos de emoción de los ojos de estas personas que se dieron cita en el salòn de la Sociedad Española.

“Esperamos con ansìas que esta propuesta se cristalice”, comentó una travesti alborozada. Alex Herrera graficò que: “En algunas localidades los Supermercados Dìa ocupan personas trans. Acà en Olavarrìa, no tenemos conocimiento de empresas privadas que tengan trans en su planta de empleados”.

Desde las redes sociales, algunas personas proponen un censo “para saber realmente cuàntas componen este colectivo en el distrito”.

Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho