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Opinión

Panorama fomenteril

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El acuciante frío que reina en la ciudad, no logra evitar que arda la llama crujiente de la expectativa en el ambiente fomentista, luego de la noticia tan significativa vertida en forma exclusiva por este portal hace apenas horas. 

La posible e intuida fricción dentro de la entidad cabecera, ha despertado a titanes dormidos y se ha revolucionado el contacto entre colegas. 

Es muy concisa la consulta entre pares: “¿Qué haremos de ahora en más?” Si la novedad pesó, también lo hace empero la duda de que realizará en la práctica el referente quitado de en medio, envuelto en un manto de comprobadas hostilidades. 

Lo cierto es que resulta para el estudio minucioso, para un análisis que intente diseccionar la cuestión con amplitud y objetividad. Porque se distinguen varias connotaciones dignas de oír, algunas incluso contrapuestas. 

Antes que abrir el juego, bien valdría escuchar las voces de dirigentes que, al ser requeridos por quien esto suscribe, se mostraron con ánimo ambivalente: por un lado efusivos por la ida de Martín Roldán a quien no bancaban en lo más mínimo, y por otra parte dolidos por haber sido “puenteados” por la Comuna durante este triste período del Aislamiento Preventivo Obligatorio. 

Hete aquí mis amigos, que aparece una materia hasta recién nomás oculta y que se relaciona con la actitud de la Municipalidad en cuanto a la ayuda que viene brindando a los barrios. Por tal motivo un avezado líder nos esgrimió la espada del dolor: “A mí no me consultaron para nada al momento de entregar alimentos. Y lo mismo han hecho con otros amigos fomentistas. Y es una pena porque creo que somos nosotros quienes conocemos de las necesidades y los apellidos de las personas y/o familias afectadas por este drama de haber quedado muchos sin la changa o el trabajo fijo inclusive a raíz del Covid 19 o de la cuarentena más específicamente”. 

Este misil de las entidades “abandonadas” lo lanzan diversos referentes al interrogar en el universo fomenteril. “Nosotros nos pusimos el mameluco y salimos a asistir. No vi a determinados dirigentes y uno en particular que es criticado por su pertenencia política, estuvo en diversos programas asistenciales y actuó junto a nosotros en la repartija de alimentos y otros elementos a vecinos de distintos lugares, mientras otros ni aparecieron”, nos refleja una fomentista muy triste por esta cotidianeidad del sector dirigencial. Expone, a todas luces, una crítica de doble filo. 

Como observarán ustedes hay abundante tela para cortar. Pero se pueden precisar más aristas puntiagudas. Como por ejemplo el rol de acompañar a unos comedores en desmedro de otros. La tesitura adoptada pues, no termina de agradar. Trago amargo que no todos digieren con facilidad. O docilidad. 

“No hubo un trabajo en conjunto, ¿entendés? Nos hubiese beneficiado una reunión previa, antes de arrancar, y exponer un plan con las entidades y la Municipalidad. Una tarea coordinada y sin carteles”, se lamenta un fomentista que nos cuenta además su resquemor de este instante: “Hay intensidad en los deseos a partir de tu nota. Me han llamado varias veces y quieren ver cómo seguimos. Vemos con entusiasmo la creación de un nuevo fomentismo federado que puede nacer y desarrollarse si se trabaja con responsabilidad y manteniendo la unidad de las treinta instituciones que apoyábamos a Javier Frías y a Andrea Coronel. Pero, a la vez, tengo temor porque no me gustaría la utilización en estas circunstancias. Nos precisamos pero con las cartas en la mesa”. 

Entre la pandemia y el porvenir, se ubica el ítem de qué rumbo tomar y, fundamentalmente, si ese recorrido debe ser entre todos o cada quien haciendo su tarea en su zona y punto. 

Y entonces se retorna al primer amor: la vieja incógnita de ¿para qué sirve en verdad Federación?, reflota de las aguas tumultuosas. El cuadro es propicio para pensar filosóficamente porque en este presente tétrico, la entidad cabecera del fomentismo nativo, no cuenta con el aval del Palacio San Martín. 

Igual ha funcionado, mas no es lo mismo. Y en tal sentido, algunos socios buscan enterarse dónde va la plata de la cuota, porque “si la Comuna no reconoce a la Federación, o si prefieren a esta conducción, cualquier acto de la entidad es vano o simplemente interno”, nos trasmite una referente. 

O sea, se bifurcan las rutas a tomar. Para cierto sector de los “titanes”, sería conveniente averiguar qué piensa hacer el señor Presidente federado, don Jorge Videla. ¿Se entablarán negociaciones? Y, luego pergeñar una estrategia común. Sin embargo otros sienten penas propias y ajenas y no se hallan tan seguros de mantener en pie viejos proyectos. 

Los vaivenes se notan y se presienten aún otros más acalorados y férreos. Porque también hay quienes pretenden un “nuevo proceso electivo, barajar y dar de nuevo las cartas en elecciones libres y prontas, sin trampas leguleyas o dirigentes sin corazón”.

Por Mario Delgado.-    

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho