La Región
Miguel, la mujer escrachada y el culebrón viral, tienen su autor material
La falsa mujer despechada, Miguel, y el culebrón viralizado se judicializó y creen haber dado con el responsable de las pintadas agraviantes en la casa de una vecina.
Dicen que Miguel por estas horas respira algo más aliviado. Aún agobiado por un suceso sin precedentes que lo ubicó en el escarnio cibernético y más allá también, parece encontrar consuelo en la Justicia. También su mujer, la presentada con mirada machista como la despechada.
Lo propio para la vecina blanco de un escrache en su casa, con pintadas que se viralizaron en las redes sociales con la crueldad vecinal que encontraron saciar la sed del morbo mediático capitalino, que por maratónicos minutos de aire eludieron la realidad que les pesa en medio de la cuarentena para entretenerse con un suceso de instancia privada, sin escatimar en informaciones rapaces como falaces, como si los kilómetros de distancia que los separa de Tandil les otorgara una porción de impunidad comunicacional.
Tranquilidad para los protagonistas porque más allá de los días vividos y padecidos, encontraron respuestas en la justicia penal. Intranquilidad para quien apuntan las miradas y sospechas vehementes sobre su responsabilidad por aquellas “famosas” pintadas que resultaron la comidilla del quehacer vecinal por unos días.
En efecto, aquel escandaloso suceso de instancia privada volcado a la calle, tuvo repercusiones con una instrucción penal preparatoria, la cual derivó en la sospecha firme del autor de las agraviantes pintadas contra la mujer, acción que a priori sustanciará una causa con los delitos tipificados como “daño” y “amenaza”, y que ahora aguarda por una imputación.
Pero la hipótesis no sólo estaría esclareciendo la responsabilidad del agravio. La pesquisa cobija una sorpresa más que alimenta el culebrón ahora volcado en un expediente. Las miradas inquisidoras de los investigadores apuntan a un hombre, quien cuenta en su haber con un antecedente penal grave, doloroso para quienes aún lloran una pérdida irreparable de una joven por el negligente e irresponsable accionar precisamente del mismo sujeto que, a bordo de un auto provocó una tragedia que luego fue tipificada como “homicidio culposo agravado”, y cuya causa aún aguarda por una definición procesal.
El presunto autor de las pintadas
A más datos, una vez indagados los protagonistas víctimas del difundido suceso, la investigación encontró sustento para llevar adelante distintas diligencias en pos de determinar la responsabilidad de quien fuera expareja de la mujer “escrachada”, sobre quien se encaminaron las sospechas y motivaron al menos dos allanamientos en sus propiedades. Uno en su casa y otro en su taller, donde, al decir de la pesquisa, se logró secuestrar material trascendente para considerar que se trataría del autor de aquellas pintadas.
El propietario de la vivienda y el taller allanado no es otro que Sebastián D´Angelo, expareja de la mujer agraviada, quien supo protagonizar episodios previos de tintes violentos con la víctima, quien había decidido cortar la relación sentimental y el nombrado nunca lo aceptó.
En las diligencias citadas en los domicilios ubicados, se secuestraron anotaciones, cartas, que se condicen con el modo de escritura expuesto en las pintadas de la casa. Lo propio en los mensajes de los celulares revisados de la víctima como del presunto victimario.
Si bien se aguarda por el peritaje caligráfico, determinados usos en la escritura no dejan margen a dudas sobre quién sería el autor. Por caso, escribir “no `saves´ con quien te metiste”, o citar el apellido de la mujer con la “y” y no con “i”. Detalles que fueron cotejados en la prueba documental secuestrada al sospechoso.
Miguel y el caso Romanela
Con los firmes indicios que para los investigadores develarían cabalmente que D´Angelo, cual novio despechado, fue el responsable de las pintadas, quedó el interrogante sobre el porqué en una de las leyendas figura el nombre de Miguel.
Cabe consignar que por el nombre se conjeturaron historias aún más viralizadas, con especulaciones que aludían a una relación amorosa clandestina, que obligaron al conocido letrado Miguel Ibarlucía (quien terminó estampado en la escandalosa historia) a utilizar las mimas redes sociales para desmentir cualquier relación con la mujer escrachada y desacreditar versiones infundadas. De hecho, motorizó también la presentación judicial en pos de dejar sentado su buen nombre y honor, como el de su esposa, sobre quien apuntaban aquellas miradas y especulaciones liberadas al ciberespacio con descaro.
Las presunciones sobre el motivo de su nombre aún guardar interrogantes. Para la pesquisa pudo ser un ardid del victimario para despistar y que el nombre fue utilizado al azar. Y que por razones no descifradas un “tercero” terminó vinculando al abogado maliciosamente.
Pero no pocos añaden que además de la eventual maniobra de distracción el sospechoso de ser el autor material de las pintadas también pudo haber utilizado el nombre de Miguel para agraviar al mismísimo abogado que terminó “entrando por la ventana” en el escarnio, ya que, por obra y gracia del destino o la casualidad, Ibarlucía y D´Angelo se cruzaron en sus respectivas vidas no hace mucho tiempo.
A más precisiones, el sospechoso está procesado por el homicidio culposo agravado de Romanela Aldana Ruiz Sánchez, aquella joven madre que murió tras impactar con su motocicleta contra un auto cuyo conductor -D´Angelo- imprudentemente intentó girar hacia la izquierda en plena avenida Marconi hacia Roca, donde no solo quedó tendida la víctima tras el fortísimo impacto que no pudo evitar, si no que el automovista huyó de la escena fatal. Siendo intensamente buscado (también su auto) y detenido días más tarde con el consiguiente derrotero procesal (ver aparte).
El detalle, no menor, es que precisamente el abogado Miguel Ibarlucía se presentó como particular damnificado de la familia de Romanela, quien no solo aguarda por una definición procesal penal, también por la demanda civil propiciada. De allí, sospechan, pudo haberse relacionado su nombre.
Fue el propio Ibarlucía quien en el expediente contó que si bien a D´Angelo lo conoce por la circunstancia del citado proceso judicial penal, apenas se cruzó en un par de audiencias y el intercambio fue adusto pero afable, sin indicios de una presunta inquina para con su persona por el rol que emprendió por sus labores profesionales que defienden los intereses de los deudos de la víctima fatal.
Así las cosas, “la novela de la tarde” que supo ganar la atención de varias jornadas en el pago y más allá también, se apronta a culminar su correlato judicial penal, con una causa que más temprano que tarde arribará a una imputación para con quien apuntan todas las miradas acusadoras, al aguardo de algunas diligencias procesales que terminen de cerrar el caudal de pruebas en su contra.
La causa Romanela
Cabe consignar que el ahora señalado por las pintadas en la casa de una mujer, está seriamente involucrado en incidente vial que terminó con la vida de Romanela Ruiz Sánchez, accidente provocado por D´Angelo en la noche del 6 de mayo de 2018, en la esquina de avenida Marconi y calle Roca.
Por la tragedia, se sustanció una causa que ya fue elevada para su respectivo juicio. Instancia que quedó supeditada a una apelación de la defensa particular del acusado, quien intentó suspender el debate pero se encontró con rechazo del fiscal y la coincidencia del juez.
Sobre la acusación, a la hora de describir los hechos el fiscal señaló que el imputado, que circulaba al mando de un Volkswagen modelo Bora de color gris oscuro con vidrios polarizados, por Marconi desde la Ruta 226 hacia el Calvario, imprevistamente y sin las precauciones del caso giró hacia la izquierda para ingresar a la calle Roca, en una encrucijada cuya vía semaforizada no habilita el giro a la izquierda, interponiéndose de tal modo en el paso de circulación de una motocicleta conducida por Romanela Aldana Ruiz Sánchez, quien circulaba en la misma dirección en ocasión que la luz de color verde -para los que lo hacían por la avenida- se lo habilitaba, provocando que ésta lo impactara con el frente del ciclomotor, en la puerta delantera izquierda -lado del conductor- del automotor. Como consecuencia de ese impacto, Romanela sufrió múltiples heridas traumáticas que provocaron un paro circulatorio cerebral traumático que ocasionaron su deceso.
Tras el suceso vial, como oportunamente se informó, D´Angelo se escapó de la escena con su vehículo, siendo hallado días más tarde. Tras estar detenido, la defensa logró su liberación hasta tanto siguió la causa rumbo al debate oral y público que resolverá su suerte procesal por un delito que contempla una pena de tres a seis años, pero que aún aguarda por fecha de audiencia ya que la Cámara de Apelaciones de Azul no se expidió frente a la apelación defensista, que pretendía la suspensión del juicio.
La Región
Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca
Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.
A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.
Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.
En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.
“Una descarga descomunal”
Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.
Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.
Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.
En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.
Perseguida
Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.
Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.
Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.
Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM
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Un poco más solos
Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.
Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.
Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.
El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.
El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.
Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.
Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.
La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.