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Opinión

“Albertismo”

El fiasco del verso de la antidemocrática cuarentena bizarra que nos impuso don Alberto Fernández, va llegando a su sin gloria final porque ya la propia gente, la población harta del país que dirige este señor, está despertando de la modorra y se da perfecta cuenta del enorme desastre construido adrede por Casa Rosada. 

Legisladores y miembros de la Justicia, muy pueriles  se dejaron convencer de no funcionar, de no escuchar los planteos necesarios del pueblo al que pertenecen. Mirando hacia otro ángulo, se desentendieron del asunto y entonces tomó las riendas un grupo nunca votado de señores expertos en raras pandemias. 

Y, en tal embrollo, el Instituto Patria articuló recursos y trámites leguleyos atrayentes para beneficiar a la señora Vicepresidente, la cual, dicho sea al pasar, maneja los auténticos hilos del poder con su hijo Máximo y su tándem camporista. Plata y poder conjugados otra vez, pero hoy desde las sombras, yendo ahorita por la reforma en la Corte Suprema. 

La medida de encerrar a todo el que respira, pretendió ser un paso al frente en la lucha contra el flagelo real del Covid 19. La presumible idea fuerza fue darle tiempo y forma a un sistema sanitario no predispuesto para recibir el drama de una cantidad notable de infectados que se podría dar. 

Los primarios quince días se aplauden, si se quiere, aunque ya fue quedando al descubierto en tal instante, el guitarreo. Como nada era sólido, sin certezas, los “cerebros” decidieron prolongar el encarcelamiento poblacional con el poema épico del “Yo te cuido” y esgrimieron el slogan tajante de: “Obediencia o muerte”. Texto muy utilizado en otros lares para sojuzgar al no pensante.

Nunca es blanco o negro. Existen matices. Aquí los eliminaron con la espuria ayuda de medios ¿comprados? que lo único que han hecho en estos meses duros es propagar cifras y fotos de muertos foráneos y connacionales, insistiendo con el maldito rollo de no salir y metiendo absoluto temor a la muerte. 

Nada se ha expresado de suicidios, accidentes cardio vasculares, u otros traumas u otras patologías que han sido relegadas en su atención. Ni tampoco nada de la violencia dentro de los  hogares y las mujeres asesinadas en este tiempo de reclusión.

En otro orden, la economía se vino abajo en todo sentido y las almas argentinas se endeudaron. 9 de cada 10 argentino hoy debe dinero a alguien, más allá de las deudas bancarias. Casi treinta mil negocios cerraron sólo en la Capital Federal. Y el resto se dirime entre seguir a cómo de o cerrar, echando empleados por supuesto. 

Nuevos pobres, nuevos comedores comunitarios y menos productividad. Resultado sin titubeos de la iniciativa albertista de “cuidarnos”.

Casi la mitad de los habitantes del suelo patrio está empero cubierto por dinero de programas y planes “para paliar la crisis”. Sirve a medias porque genera cierto consumo interno, pero el problema es que ese efectivo no cuenta con respaldo y lo cubre intempestivamente el cupo de aportantes al Estado, que apenas si alcanza a las 9 millones de personas. 

En todo este campo minado, las expectativas son por estas horas de salir del barro y dejar atrás el aislamiento obligado, sea por orden de Balcarce 50, sea por decantación o por motus propio de la inmensa mayoría del territorio asolado. 

Los enfermos igual están. Y se propaga el mal. Las novedades de contagios trascienden pese al férreo control impuesto que, bien vale citar, ha resultado más parecido a un campo nazi que ha medidas de una supuesta nación democrática. Los ruidos de la caída del telón se oyen en Ushuaia y en La Quiaca. Un desastre padre. 

Sin embargo una treintena de dirigentes, entre políticos, gremialistas y referentes sociales, que todavía creen en Alberto, se reunieron en la víspera, vía zoom para abrir el surco hacia un futuro sin virus coronado, pero con Fernández proyectándose. 

Estas movidas excluyen a Cristina y a Sergio Massa. No obstante nadie las tilda de encuentros para formar el “albertismo” para no colisionar de golpe con los tanques del “cristinismo” a ultranza. 

Claudio Ferreño, legislador porteño, viejo amigo del Jefe de Estado; Gabriel Fucks y Fernando “Chino” Navarro son algunos artífices de la novel asamblea plurifuncional. 

No se ha llamado a gobernadores ni ministros para no despertar sospechas de que pueda tratarse de algo muy contrapuesto con la vertiente kirchnerista pura. 

Se mencionaron en la quietud de la virtualidad, materias a tener en mente, visiones concretas de qué ir haciendo políticamente en el porvenir cercano. 

Una carta a considerar pasa por revestir al señor Presidente de una personalidad directamente ligada con la impronta de reconvertir la crispación en júbilo. Hacerlo ver como el héroe que nos salvó y nos traerá de vuelta al suelo firme y seguro, más allá de las tácticas erróneas ya dispuestas. 

Un discurso demagógico y retardatario que tenderá en su todo o en parte, a sostener la investidura del primer mandatario. Habrá que aguardar repercusiones y adhesiones.

Por Mario Delgado.-   

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