La Región
El Intendente Gustavo Cocconi entregó las viviendas a las familias propietarias de “Hogar en casa”
12 familias de Tapalqué recibieron las llaves de sus viviendas, construidas a través de un proyecto con fondos 100% municipales.
El acto de entrega se realizó con única presencia de los núcleos familiares que habitarán cada vivienda y bajo estrictos protocolos sanitarios y de distanciamiento. Participaron el intendente Gustavo Cocconi y el secretario de Gobierno Nacho Madinabeitia junto al secretario de Obras Públicas Roberto Rivademar.
En el desarrollo del programa Hogar en Casa, la gestión municipal se planteó el objetivo de dar solución a las necesidades habitacionales de la comunidad a partir de una vinculación directa entre el Municipio y los vecinos de Tapalqué.
Para tal fin, el Municipio ejecutó un fondo surgido del ahorro en obras públicas que se tradujo en un retorno hacia la comunidad en las 12 viviendas que hoy fueron entregadas a sus propietarios.
“Este es el resultado de un trabajo de gran compromiso del Estado. Soñamos con un Tapalqué que crece con más inclusión cada día, donde los jóvenes se comprometan en la solución de los problemas sociales”, manifestó el Intendente. Gustavo Cocconi agregó: “Estamos en un Pueblo que se cuida y quiere seguir creciendo, y estamos a disposición como gestión para seguir buscando soluciones para Tapalqué”.
El secretario de Gobierno Nacho Madinabeitia expresó ante las familias que recibieron las llaves de su casa que “Cuando hablamos de que vamos hacia la ciudad que soñamos no sólo hablamos de planificar obras, sino de cumplir sueños que son muy importantes para muchas familias de Tapalqué”.
ACERCA DEL PROGRAMA HOGAR EN CASA: Para la puesta en marcha de este proyecto, el Municipio puso en venta los lotes para la construcción de las viviendas a un 50% del valor del mercado, permitiendo de esta manera el acceso a la tierra. En segunda instancia, se llevó a cabo la construcción de las viviendas con mano de obra local y se adquirieron los materiales a proveedores de mayoría local. El compromiso de los propietarios en el pago de las cuotas es el principal motor para impulsar el programa Hogar en Casa 2, fortaleciendo el carácter solidario que caracteriza a la comunidad.
Por iniciativa del intendente Gustavo Cocconi y tarea de funcionarios y trabajadores municipales, se desarrolló el proyecto tomando como referencia un plan implementado en el distrito de Pehuajó por el intendente Pablo Zurro, partiendo desde la comprensión de la responsabilidad del Estado enfocada en que cada familia de la población pueda acceder a bienes fundamentales como lo es la vivienda. El hecho de que la construcción fuera realizada por mano de obra local es un nuevo lazo tendido dentro de la comunidad de Tapalqué, y es un nuevo punto de encuentro para vecinas y vecinos.
HOGAR EN CASA EN NÚMEROS: Familias alcanzadas de manera directa en el primer tramo del proyect: 12. Tamaño de las viviendas: 60 m2. Están compuestas por cocina, estar-comedor, 2 dormitorios, baño y lavadero semicubierto. Cada unidad está preparada para una futura ampliación. Puestos de trabajo generados en la construcción: 80 puestos de empleo directo en los rubros de albañilería, yesería, carpintería, instaladores sanitarios y eléctricos, pintores, etc.
Retorno al circuito económico local: la curva de inversiones proyectada fue de 1 millón de pesos mensuales. En general los primeros días de cada mes el impacto en los negocios de Tapalqué se hizo notable, ya que los trabajadores de Hogar en Casa reinvierten su ingreso en consumo generando ingresos en carnicerías, verdulerías, panaderías, farmacias, del mercado local y se redistribuye en negocios, corralones, ferreterías, como también algunos rubros privados como los contadores, bancos, seguros, etc.
La Región
Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca
Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.
A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.
Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.
En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.
“Una descarga descomunal”
Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.
Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.
Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.
En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.
Perseguida
Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.
Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.
Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.
Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM
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Un poco más solos
Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.
Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.
Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.
El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.
El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.
Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.
Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.
La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.