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El camión de la discordia
El gran vehículo estaba manejado por una mujer y provenía de la República Federativa del Brasil y vino a Olavarría a cargar alpiste.

Una oleada de comentarios y controversias fueron generando las dos notas exclusivas de este diario en relación a la inusitada presencia de un portentoso camión marca “Iveco”, estacionado frente a una conocida cerealera en Avenida Saavedra al 3000, barrio Luján.
El gran vehículo estaba manejado por una mujer y provenía de la República Federativa del Brasil y vino aquí a cargar alpiste.
El martes en la noche este cronista fue informado por vecinos de la auténtica alarma que se iba gestando en torno al camión y su procedencia. Y, hete ahí, mis amigos, es donde comienzan también las contradicciones en tanto y en cuanto al desarrollo real de los hechos.
En primer lugar, nunca dijimos que fuese un camión cerealero; sí que venía por su carga de alpiste. Para varios testigos, la chofer solicitó un remis y se alejó luego del sitio en cuestión, avisada de que no podrían cargarle el mismo martes. Habría llegado a eso de las 15:30 horas de este martes 5.
En sentido contrario, empero, ven las cosas otros vecinos que sostienen que la conductora permaneció en el rodado. Estas personas incluso aseguran haberse acercado a dialogar con la dama que “llevaba diez días viajando”.
El temor se apoderó de la zona por la instancia por todos sabida de la cuarentena. “¿Cómo es posible que ingrese un camión justamente de Brasil?”, se preguntaba un señor muy consternado.
Para una señora que vive a apenas metros del comercio agrícola, “no resulta novedad esto. La semana pasada arribó un camión similar”.
Entre enojos y sugestiones, el clima se enrarecía sin llegar a un acuerdo, a una versión unánime. Y, para ser sinceros, en rigor de verdad, no hay una idea concienzuda aprobada por la totalidad.
Consultada una alta fuente confiable del área de Seguridad del Municipio, se nos dijo, luego de las pertinentes averiguaciones, que “el camión pasó los requerimientos al entrar a Olavarría y fue escoltado por personal de Control Urbano. Además le consiguieron alimentos a la chofer que se quedó en su habitáculo toda la noche, pernoctando en su camión. La policía fue varias veces y la encontraba durmiendo”, sostuvo este funcionario. Consignemos que fue requerida la Comisaría Segunda a través de un llamado vecinal.
Averiguamos además, que se ubica vigente un acuerdo internacional entre Chile, Brasil y nuestra nación para el libre viaje de camiones, cumpliendo por supuesto con los protocolos habituales en estas semanas de virus coronado.
Ante estas circunstancias, se nos detalló a su vez que la empresa cerealera produce alimentos balanceados y allí surgió otra polémica certera, puesto que algunos vecinos aprovecharon para plantear los dramas que, según señalaron, entrega la permanencia de tal comercio en el ejido urbano. “Los roedores caminan por los cables de la electricidad desde hace años. Hemos reclamado y hasta hoy, sin respuestas. Cuando ventean el cereal, es insoportable el olor y el polvillo que se levanta. Esta planta no puede estar en pie todavía acá, en medio de la ciudad”, sintetizó un señor de campera gris que recordó el caso de “la cerealera tradicional que estaba emplazada en la Avenida Pringles casi Avenida de los Trabajadores y que fue desmantelada por las quejas vecinales y por haber quedado inserta dentro del casco urbano”.
El Miércoles por la mañana, la carga se efectivizó y el “Iveco” partió dejando una particular estela de rumores y murmuraciones.
Por Mario Delgado.-

