Opinión
Pymes: sin el calor del sol

Una pequeña recorrida visual por el mundo de las pymes, nos devuelve un inmenso ardor en el pecho: no se advierte un fuerte pensamiento, una práctica idea de cómo encararán los diversos actores, la senda de la salida de esta pandemia.
Cabe tener a la mano datos previos: ustedes mismos, mis lectores, han sido testigos, desde hace varios años, del desastre que se pergeñaba en el sector y en el comercio también, de paso.
La ausencia real, palpable de poder adquisitivo fue minando bolsillos y, en una economía que no crece desde 2011, cuando menos, con una industria sin aliento concreto desde 2008, es harto difícil sentenciar axiomas barnizados de algún tinte de optimismo.
Un caudal de pymes bajaron las persianas antes del Covid 19 y con la aparición de la obligatoria cuarentena, el telón de fondo se ennegreció aún más.
O sea, hoy por hoy las empresas chicas y medianas, muy dependientes de un movimiento coyuntural ascendente, se ubican en los boxes, sin alternativas alentadoras. Crisis sobre crisis, sin respiro.
El actual Gobierno Nacional buscó un contexto de auxilio a las apuradas, sin ofrecer demasiadas garantías de cómo se daría o se dará esa diestra tendida al sector compungido. Empero al ver el cartel de supuesta ayuda, dos de cada tres pymes buscó alinearse con el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción. ¿Novedades al respecto? Nada.
En este siniestro cuadro de complejidades al por mayor, el fantasma que hace su aparición funesta, para agregar dolores de cabeza, es la cesación de pagos a los acreedores privados en primer término y al propio Estado luego, frente a la imparable carga nociva de impuestos.
Casi como esquivando esquirlas de las poderosas armas, se mueven entre las sombras del devenir triste, los consabidos cheques endosados, quienes más o menos, desmalezan el meollo tan cruento.
Pero, no hay caso: en números redondos el 60 % de las pymes argentinas ha observado impotente caer sus actividades en el transcurso del virus coronado. Sin olvidar, perdonen que sea incisivo, la antesala.
Y, como si tal inclemencia fuese poco, se nota otro drama acosador: alrededor de un 80 % de las empresas de la franja pyme, no está hoy mismo, hoy 25 de abril, en condiciones de abonar ningún sueldo correspondiente a este mes aún en curso. Lógico es deducir que no se divisan luces de neón en el horizonte, de acá al cierre de ejercicio mensual. Caótico.
Sin dudas la incógnita que se planta de firme es: ¿Qué corno hará sinceramente el Estado? El brazo presuntamente protector de la mujer y del hombre que habita suelo patrio, parece decir: “Los protegeremos del virus, pero no de las cargas impositivas, muchachos”.
Entonces, si bien es verdad que se proclaman ruedas de auxilio para esta zona productiva tan vital de la economía del país en su conjunto, en la praxis, a decir de los expertos, todavía no llega el remolque adecuado.
Se prometen medidas excepcionales, como pasar deliberadamente la pelota hasta 180 días para adelante, tomando como inicio el principio de la cuarentena. Mas poco o nada más allá de eso. Algún esbozo tibio de renegociar deudas e impuestos y hasta por allí. ¿El “pague primero y después proteste” de siempre?
Un núcleo de pymes regional, expresó su descontento, o más bien su desazón por la escasez de proyectos de salida de la caída en pendiente presente. No es falta de optimismo; es ausencia de programas veraces y potables.
En el oscilar del mientras tanto, las dagas penden cual espadas sobre las cabezas y los recaudadores públicos y privados se relamen. Puede existir un elemento a considerarse como válido y común: el espíritu de negociación que sin dudas, deberá primar sin atenuantes. Aunque dependiendo eso sí, de la buena voluntad de las partes en juego. Y tomando siempre como referencia sustancial el deseo del pequeño y mediano empresario de seguir trabajando y dando trabajo.
Los bancos no se meten al ruedo con créditos blandos apropiados. Apenas atisbos grises. Prefiere la mayoría de las entidades crediticias, apuntalar al Estado que al productor pyme.
A un mes y fracción de este Aislamiento, se describen dos escenarios: un gran cúmulo de empresas cerradas y un 30 % de las abiertas, laburando extremadamente mal.
Por Mario Delgado.-

