La Región
Un drama insólito, la condena y una norma de tránsito para la discusión
Confirman la pena a un hombre que chocó a su sobrino y le causó la muerte. El giro a la izquierda en una calle de doble mano y lo que marca la ley. El caso sucedió en Coronel Suárez.
¿Cuál es la probabilidad de chocar en una esquina con un familiar que va en otro vehículo? Mínima. ¿Y si como resultado de ese accidente uno de los conductores muere? Se podría decir que la chance se limita a un desgraciado designio del destino.
Esto sucedió en Coronel Suárez. Un tío terminó con la vida de su sobrino. Fue hace más de 6 años, aunque ahora la justicia le impone una pena, que seguramente será menor a la que ya carga sobre sus hombros.
Teófilo Ledesma no irá a la cárcel, aunque la Cámara Penal acaba de ratificar la sanción de dos años de prisión en suspenso que le impuso, a fines de 2018, el entonces juez en lo Correccional José Luis Ares. Durante 5 años, además, estará inhabilitado para conducir.
¿De qué lo acusan? de ser imprudente en el manejo de un Renault 4L, la tarde del 31 de octubre de 2013, en el cruce de las avenidas San Martín y Directorio, cuando se produjo el deceso de Carlos Ariel Ledesma (28).
Cómo fue
Sobre las 14.30, Teófilo se movilizaba en su coche negro por San Martín y, al llegar a la otra avenida, intentó girar a la izquierda.
En esa maniobra no advirtió que, también por San Martín, pero en sentido contrario, circulaba la moto Yamaha FZ, de 150 cc., conducida por su sobrino.
Luego de colisionar contra la parte delantera del lateral derecho del coche, Carlos voló por los aires y cayó pesadamente al pavimento. Otra moto que circulaba por el lugar, a cargo de Marcelo Castro, también lo embistió.
Teófilo recién se enteró de que era su sobrino cuando estaba en el hospital, donde finalmente falleció al día siguiente.
“Cuando la moto me impacta, veo que el conductor pasa por arriba del capot de mi vehículo, cuando cae se quiso enderezar y yo bajé del auto y le dije que no se moviera, yo todavía no sabía que el conductor era mi sobrino porque tenía el casco puesto. En ese momento otra moto que venía en la misma dirección impactó contra el cuerpo de Ariel”, declaró Teófilo durante la instrucción del juicio.
El automovilista aludió a que la presencia de carteles y plantas dificultaron su visión a la altura del cruce de avenidas. Que nunca pudo ver la moto.
Sin embargo, para la justicia -tanto en primera como en segunda instancia- su conducta fue negligente, más allá de tomar como atenuante la elevada velocidad del rodado menor.
Giro a la izquierda
En el marco de la tragedia se puede habilitar una discusión interesante sobre lo que permite -o no prohibe- la ley de tránsito 24.449.
El sentido común manda que el giro a la izquierda en una doble vía no semaforizada -como el que realizó Teófilo Ledesma aquella trágica tarde en Coronel Suárez- es indebido.
Sin embargo, no es así. Se puede hacer, pero con los recaudos del caso.
De hecho, en la apelación al fallo, que finalmente confirmó la Sala I de la Cámara Penal, con los votos de los jueces Gustavo Barbieri y Pablo Soumoulou, el defensor oficial de Teófilo, Pablo Radivoy, advirtió que su asistido no había violado ningún deber de cuidado y que no se había acreditado “que se encontrara prohibida la maniobra que realizó”, dado que en el lugar no existe señal que así lo impida.
Los camaristas, de alguna manera, reconocieron como válida esta última posición de la defensa: si no está prohibido por la ley, está permitido.
Ley 24.449
El artículo 44, inciso F, de la normativa prohibe girar a la izquierda en vías de doble mano, salvo señal que lo permita, pero siempre se refiere a las arterias semaforizadas.
Nada regula para esas maniobras en vías de doble mano sin semáforo, como la de la esquina mortal en Suárez.
No obstante, la Cámara remarcó que, si bien no existe un cartel que impide el giro a la izquierda, esa acción “es singularmente riesgosa”.
“No debe llevarse a cabo sin previamente adoptar todos los recaudos necesarios para asegurarse de que no se obstruirá, con el viraje, el tránsito normal de quienes circulan en forma contraria. Esa pauta de diligencia surge del mínimo de atención y cuidado que resulta exigible a quien conduce un automotor”, indicó el fallo al cual accedió La Nueva.
El giro a la izquierda en una calle de doble mano -agregaron los jueces- debe analizarse teniendo en cuenta las posibilidades concretas de paso indemne y sin riesgo para terceros.
El autor de la maniobra debe ceder el paso a quien viene de frente, sin convertirse su detención en un obstáculo para los que vienen por el mismo carril.
Además tiene que activar las señales de giro y valorar si el hecho de colocar su auto en posición transversal puede ser sorteada por el resto sin complicaciones.
Compararon las medidas precautorias con las del sobrepaso tradicional: aquel que invade el carril contrario debe constatar previamente que a su izquierda la vía esté libre en una distancia suficiente para evitar todo riesgo.
Y a su vez, tener en cuenta que ningún otro conductor que le siga lo esté sobrepasando.
“Entiendo que estas reglas son aplicables a supuestos fácticos de giros hacia al izquierda en calles de doble mano”, sostuvieron los camaristas al tener en cuenta el marco normativo.
No tuvo cuidado
Para llegar al extremo condenatorio en el caso de Teófilo Ledesma, la Cámara observó que intentó realizar el giro “sin el debido cuidado y previsión”.
Otra duda planteada por la defensa fue quien originó las lesiones mortales (el auto o la segunda moto), aunque para la justicia tampoco hubo dudas en ese sentido.
“Las lesiones que han provocado el deceso de la víctima son compatibles con el impacto que ha sufrido al colisionar con la moto como consecuencia del actuar del imputado, que interpuso su auto como un obstáculo en la circulación del rodado menor que manejaba el occiso”, dijeron los jueces.
Aún tomando como cierta la hipótesis del acusado, acerca de que su sobrino intentó levantarse luego del primer golpe, “ello no descarta que para ese momento la víctima poseyera ya las lesiones causaron su deceso”.
Y si las lesiones fatales fueran resultado del segundo impacto, tampoco le quita responsabilidad al conductor del 4L, porque existe una conexión entre ese resultado y el “actuar negligente del imputado, que provocó, instantes antes, la caída de la víctima al suelo en medio de la calle y la expuso a ser atropellada por cualquier rodado”.
En definitiva, la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal consideró correcta la decisión del juez en lo Correccional de primera instancia y de esa manera rechazó el recurso de apelación de la defensa y confirmó la sanción contra el automovilista.
A Teófilo Ledesma le impusieron dos años de prisión en suspenso (no irá a la cárcel salvo que incumpla determinadas reglas de conducta) y 5 años de inhabilitación para la conducción de vehículos automotores.
De todas maneras, desde aquella fatídica tarde del 31 de octubre de 2013 ya cumple la peor e inapelable de las condenas: haber provocado el accidente que terminó con la vida de su joven sobrino.
“Es una maniobra tremendamente peligrosa”
“Siempre digo que cuando uno realiza conductas de riesgo en la vía pública no sabe a quién pone en riesgo, y dentro de esto puede estar un familiar. Por eso la seguridad vial debe trabajar en la idea de que en la situación de riesgo estamos todos. Los tuyos, los de ellos y los nuestros”.
La reflexión pertenece al abogado cordobés Horacio Botta Bernaus, especialista en el tema y autor del libro “El ABC de la Seguridad Vial”.
Botta Bernaus describió que el giro a la izquierda en vías de doble circulación “es una de las maniobras más peligrosas en tránsito, por lo cual en muchos lugares se restringe casi totalmente”.
Explicó que “significa atravesar la mano completa del otro vehículo, poniéndole un obstáculo casi imposible de evitar”.
También aclaró que nunca se debe ejecutar en una sola acción, sino que “debo llegar a la esquina, detenerme y tener un control de visual completo para luego recién iniciarla”.
Botta Bernaus opinó que “debería acostumbrarse en la formación de las nuevas generaciones a evitarla y no generar el riesgo”.
Describió que los deberes de cuidado no están expresamente legislados en la ley nacional y aclaró que “en el código de la ciudad de Córdoba pusimos que el giro a la izquierda implica una maniobra de alto riesgo, que genera la presunción de que en caso de accidente la responsabilidad es de quien lo generó”.
“En el tránsito está lo que se llama la cultura del carril, que es mantener la misma trayectoria. Cuando la cambiás e intersectás otras, estás generando el riesgo, por lo cual, aunque no lo diga todo la ley nacional, siempre existe la presunción de que quien genera y no toma suficientes medidas, en principio, responde por la producción del accidente”, agregó.
El profesional también se refirió al uso del giño.
“La gente cree que porque lo pone genera un derecho. Es una obligación, pero de ninguna manera genera que, al cumplirla yo, adquiera un derecho. Solo es para anticipar una maniobra, para que los otros tomen un recaudo, pero jamás me da derecho”.
“No tenemos base formativa de seguridad vial”
Sin formación. Acerca de la forma en que los argentinos conducen, Horacio Botta Bernaus sostuvo que “no tenemos base formativa de seguridad vial. Más del 90% no fue a una formación previa para conducir un vehículo”.
España. “La gran medida de España, por ejemplo, fue la enseñanza profesional de los nuevos conductores. Ese país tiene índices muy buenos de seguridad por múltiples decisiones que tomaron, pero en lo personal creo que es porque a nadie se le ocurriría ir a buscar una licencia sin haber pasado por una autoescuela durante dos o tres meses, en los cuales trabajó mucho sobre diversas cuestiones”.
Lo grave. El abogado remarcó que “en la Argentina hoy una persona se aprende el manual de señales y dos o tres cosas y con eso rinde y aprueba, que es lo más grave”.
Formador y examinador. “Pongo el eje en la formación para obtener la licencia, que no debe correr por cuenta del Estado. Este último no puede ser formador y examinador. Tiene que tener la responsabilidad de examinar y proporcionar posibilidades de formación a través de entes privados con control estatal. La autoescuela tiene que estar regulada, acreditar nivel y profesionalismo, que es lo que logró España”.
La difusión. El letrado también dijo que esta situación implica la necesidad de cambiar la forma en que se difunde el tema.
Conceptos. “No puedo decirle a alguien que cruce con precaución, sino no tengo definido qué es la precaución en el cruce. O decir que se debe manejar con cuidado ante la presencia de neblina, pero no digo también que debo reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad, o detenerse hasta que se disipe. Como no tenemos la formación de base, debemos decir qué es lo aconsejable”.
FUENTE: LA NUEVA de Bahía Blanca
La Región
Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca
Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.
A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.
Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.
En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.
“Una descarga descomunal”
Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.
Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.
Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.
En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.
Perseguida
Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.
Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.
Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.
Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM
La Región
Un poco más solos
Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.
Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.
Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.
El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.
El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.
Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.
Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.
La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.