Connect with us

La Región

Sigue la investigación al director de la DDI Azul por acoso sexual y laboral

Se trata del comisario Mayor Víctor Mario Estevena. La causa penal se está sustanciando a través de la UFIE, que está a cargo del fiscal José Ignacio Calonje.

Published

on

Desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia afirmaron estar al tanto de la situación, aunque el funcionario policial todavía sigue desempeñando tareas. Si bien se sospecha que podría haber más casos, en sede judicial figuran incorporados al sumario que se está tramitando los testimonios de tres oficiales mujeres y presuntas víctimas. Todas ellas afirman que el actual Director de la DDI Azul las acosaba y que, a cambio de mejorar sus condiciones laborales, les pedía favores sexuales.

Voceros de prensa del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires con sede en La Plata señalaron que están al tanto de la situación y que ya está “trabajando” en el caso la Auditoría de Asuntos Internos.

La situación en cuestión involucra al actual titular de la DDI Azul: el comisario Mayor Víctor Mario Estevena. Específicamente, se relaciona con denuncias que policías que trabajaron con él, todas mujeres, han radicado y que actualmente le dan forma a una causa penal que se está sustanciando desde la Unidad Funcional de Investigaciones Especiales que conduce el fiscal José Ignacio Calonje.

Los testimonios de las presuntas víctimas aluden a situaciones donde el funcionario policial denunciado las acosaba. Hechos durante los cuales, además, el Comisario Mayor les pedía favores sexuales a cambio de mejorar sus condiciones laborales.

Un correo electrónico

El origen de esta investigación penal que ahora se está llevando adelante desde la fiscalía a cargo en Azul de José Ignacio Calonje se remonta a una denuncia anónima que en noviembre del año pasado, vía correo electrónico, se recibió en el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, por entonces a cargo todavía de Cristian Ritondo.

“Llego a esta situación ya que se hace cada vez más difícil concurrir a mi ámbito laboral. Tanto a mí como a muchas de mis compañeras que sufrieron o sufren hostigaciones de índole sexual por parte del jefe de la DDI Azul comisario Mayor Víctor Estevena, quien continuamente nos hace subir a su privado por temas laborales para posteriormente arrojar indirectas de contenido sexual (pretendiendo obviamente encuentros o citas para mantener sexo), las cuales no sólo nos incomodan sino que nos parecen desubicadas teniendo en cuenta la función de conducción que cumple, situación de poder en la cual obviamente se apoya para coaccionarnos”, decía uno de los párrafos de ese mail que fuera remitido al Ministerio de Seguridad bonaerense con asiento en La Plata.

La misma nota señalaba, además, que ante las negativas de las oficiales a los requerimientos del Comisario Mayor, las consecuencias para ellas eran traslados a otros lugares o cambios de funciones. También, que en uno de los casos citados el actual titular de la DDI Azul “se sobrepasó” con una teniente, a la que había querido abrazar y trató de besar por la fuerza.

“Muchas no se animan a denunciarlo por miedo a represalias laborales, pero les puedo asegurar que si se cita de manera privada al personal femenino de la DDI Azul… y se les pregunta sobre el comportamiento de Estevena muchas van a decir la verdad sobre el mal ambiente laboral que se vive producto de esto”, decía también ese escrito.

Una causa penal

Aquel correo electrónico remitido de manera anónima en noviembre pasado al Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos, posteriormente, había sido reenviado a Azul, donde funcionarios judiciales fueron informados de lo que estaba pasando y se dio inicio a esa causa penal que todavía es materia de instrucción desde la UFIE con sede en la casona de la calle Colón de esta ciudad.

De manera anónima, días atrás, un correo electrónico de similares características llegó a varios medios periodísticos de Azul y ciudades de la zona, poniendo en evidencia esta situación que involucra al actual Director de la DDI local.

A fines de junio del año pasado el comisario Mayor Víctor Mario Estevena fue designado como el titular de la DDI Azul, la dependencia perteneciente al Área de Investigaciones de la Policía de la Provincia que está ubicada en Belgrano 219 de este medio. En aquel entonces, reemplazó como director de esa seccional al comisario Mayor Carlos Pérez. Estevena asumió el día 24 de junio, proveniente de la DDI Zárate-Campana, la cual también dirigía. 

Tenía conocimiento de la zona centro de la provincia de Buenos Aires, ya que con anterioridad a ser destinado a Zárate-Campana había estado al frente de la Sub DDI con asiento en la vecina ciudad de Tandil, dependencia de seguridad donde habría protagonizado también uno de los hechos por los que está siendo investigado. 

Por el momento no se ha dispuesto el procesamiento del funcionario policial, que tiene 54 años de edad, es nacido en la Capital Federal y figura con actual domicilio en la ciudad de Luján. Dado el contenido de las denuncias que lo involucran, de prosperar una eventual imputación para él esos hechos que -de acuerdo con las versiones de las presuntas víctimas- habría cometido podrían estar enmarcados en delitos tales como coacción o incumplimiento de los deberes de funcionario público. 

Desde el Ministerio de Seguridad, si bien admitieron estar al tanto de la situación, los voceros consultados por este diario no informaron que por el momento el Comisario Mayor haya sido apartado preventivamente de sus funciones, tal como habitualmente sucede cuando son denunciados por presuntas irregularidades.

De todas maneras, por estos días Estevena no está en Azul, ya que se encuentra de vacaciones; aunque es una incógnita saber si regresará a trabajar a la DDI local teniendo en cuenta estas graves acusaciones que pesan sobre él.

FUENTE: Diario El Tiempo de Azul

Advertisement

La Región

Abandonaron una camioneta con cuatro cadáveres electrocutados en el hospital de Bahía Blanca

Según las primeras investigaciones, se trata de los cuerpos de cuatro personas que intentaron robar cables de una línea de media tensión en cercanías de la ciudad, y recibieron una descarga de 33.000 voltios. Además de los muertos, había un herido, que sobrevivió.

Published

on

A última hora de anoche, una camioneta sorprendió al personal del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Porque en su interior había cuatro cadáveres y un herido, y el conductor trató de huir luego de dejar el vehículo estacionado, aunque fue detenido. Los fallecidos y el herido habían sufrido una descarga eléctrica mientras intentaban robar cables.

Las primeras informaciones, según La Nueva Provincia, aseguran que todos se hallaban robando cables en un campo del kilómetro 57 de la ruta nacional 33 -pasando el paraje García del Río- y sufrieron una descarga eléctrica de 33 mil voltios. El incidente ocurrió después de las 23 del lunes.

En esas circunstancias, las víctimas fueron trasladadas por un sexto hombre a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, patente NUD 310, que quedó estacionada en la puerta del centro asistencial.

“Una descarga descomunal”

Si bien el conductor se dio a la fuga, horas después fue capturado tras un allanamiento en una vivienda de La Pinta 377. El detenido fue identificado como Ángel Daniel Gallardo, de 66 años.

Los fallecidos, según la Policía, eran Facundo Uribe (32), Joaquín Acosta (18), Fernando Gallardo (25) y Federico Strick (28). También ingresó con quemaduras por descarga Emanuel Chamorro Sepúlveda (20), pero se encuentra consciente.

Los ladrones recibieron una “descarga eléctrica descomunal”, señalaron desde la empresa distribuidora EDES a La Brújula 24, en referencia a los cables de medita tensión que estaban manipulando.

En el vehículo ocupado por los cuatro fallecidos, a su vez, se secuestró un handy con la frecuencia policial, elemento que ahora está siendo sometido a una investigación.

Perseguida

Al filo de la medianoche, la llegada de la camioneta provocó un revuelo en el Hospital, donde arribaron de inmediato el superintendente de la ciudad, Gonzalo Bezos, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Federico Montero, y el jefe policial Gonzalo Sandoval.

Se supo que la Amarok venía siendo perseguida por un móvil policial de la Patrulla Rural, que había advertido su presencia sospechosa en un campo de aquel distrito, que ya había sido blanco de delitos similares.

Los policías, al parecer, habrían perdido el rastro de la Amarok al ingresar a Bahía, pero con la ayuda del Centro Único de Monitoreo (CEUM), se pudieron determinar su llegada a la guardia del Municipal.

Para este martes se harán peritajes con el personal de EDES en la zona, ubicada a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. (DIB) MM

Continue Reading

La Región

Un poco más solos

Published

on

Y entonces sabíamos que iba a pasar, que algún día esa suerte de ausencia larga a la que lo había llevado la vejez y el extravío de la enfermedad se iba a convertir en un hueco definitivo. Eso al fin hace la muerte: reduce el último vestigio de lo cognoscible. Pero -y aquí el adversativo funciona a favor- queda el resto, la intensa y perenne memoria de lo que hizo, de lo que dijo (hizo mucho más de lo que dijo), de lo que fue, desde que silenciosamente llegó a la ciudad que lo abrigó.

Ha devuelto largamente esa manta que lo contuvo cuando llegó a Tandil, allá por 1988, cuando empezó a cifrar su sello en la Parroquia de Begoña y el definitivo, en la Parroquia del Santísimo Sacramento, allí donde siempre -rompiendo una tradición católica de más de un siglo- había imperado una visión católica integrista, muy lejos -o en antítesis- al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que él participó, surgido en la década del 60.

Secuestrado por la Triple A en plena dictadura militar -estuvo detenido de 1976 a 1981 en La Plata, bajo la órbita del torturador Etchecolaz- un obispo literalmente lo rescató y le salvó la vida. Fue Emilio Bianchi di Cárcano, que le dio cobijo en Azul. Su próximo paso fue Tandil y de aquí no se fue más. Si hay algo tan inobjetable como su labor pastoral fue la intuición que tuvo Raúl Troncoso para entender la matriz idiosincrática de la sociedad lugareña, y vale aquí incorporar el oxímoron ideológico del conservadorismo que hace.

El sacerdote detectó enseguida cómo funcionaba nuestra comunidad y, sobre todo, el círculo de poder. Y actuó en consecuencia: fue el hombre que durante más de treinta años supo hilar con tacto e inteligencia una malla de contención entre los más pobres y los más ricos. Ese puente sólo pudo tenderlo Raúl y está hecho de gestos mínimos, de política, de guiños y sobreentendidos.

El estallido social de 2001 encontró en su figura una suerte de liderazgo ecuménico, silencioso y eficiente para evitar males mayores a la hora de aquellos saqueos que aquí no se produjeron.

Fue el cura que menos habló políticamente en sus sermones pero que más hizo por los que peor estaban. Esta opción -que seguramente le valió algunos reproches de quienes esperaban algo más desde el púlpito- fue el acto más pragmático de su vida: en el púlpito que había sido de Actis y de Mosse, el primero un cura popular visceralmente anticomunista y el segundo un sacerdote abiertamente cerrado y aristocrático- tomó por el atajo del bajo perfil, la apertura de la Iglesia y las obras como prioridad; también de la real politik (el teléfono de Troncoso fue un ícono del poder en los más altos niveles y sus charlas a solas eran memorables) para la construcción de su gran misión a través de la Iglesia, como la labor de Cáritas, las Casas de la Esperanza, y su compromiso con el patrimonio serrano y los derechos humanos.

Por eso mismo nunca dejó de estar donde debía y si hay una imagen que revela este compromiso, fue cuando a principios de los 90 lideró la desoladora marcha de un puñado de personas que pedía justicia por el asesinato de Gilda Mansilla, una doméstica cuyo crimen aún hoy permanece impune. O en lo que tal vez sea la marcha de silencio más dolorosa y terrible que recuerde la historia de Tandil, que sucedió tras la explosión de un horno en Metalúrgica Tandil y la muerte de tres jóvenes trabajadores.

La muerte de Raúl Troncoso, justamente en estos días tan difíciles, no sólo duele por el vacío que abruma, por su pérdida irremediable, y por el largo adiós que acaba de comenzar. Nos duele también, a muchos, porque sin duda hoy estamos un poco más solos que ayer.

Por Elías El Hage

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho