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Los reclamos en la Escuela 2 “Cayrú Maipú”

Las nociones del deterioro evidente en la querida Escuela 2 de Sierra Chica, se han puesto en la primera plana de la escena pública.

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Las nociones del deterioro evidente en la querida Escuela 2 de Sierra Chica, que tiene nombre mapuche “Cayrú Maypú” (CampoVerde), se han puesto en la primera plana de la escena pública, a raíz de las suspensiones de las clases en las instalaciones de Pedro Iriart Legorburu 1623.

El cúmulo del alumnado, 147 para ser precisos, fueron dispuestos con el cuerpo docente y directivo, en el vecino Club “Sierra Chica”, a una cuadra exacta de la edificación escolar.

La precaria, o provisoria solución, no ha redundado en satisfacciones, sino en nuevas demandas. Es que la realidad es concisa: por mejor voluntad que se tenga, el salón del club no es un ámbito específico y hay que adecuar las aulas, dividiéndolas con mampostería. Una salida de emergencia a un problema ineludible.

Las promesas certeras de la Municipalidad y del Consejo Escolar de reconstruir la escuelita tan veterana, prácticamente de reinventarla, ha quedado flotando en el aire picapedrero con ansias. Empero las mamás (como ocurre en otras cosas, son las mujeres las más aguerridas y van al frente de los reclamos), quieren ver las cristalizaciones de lo prometido. Quieren hechos y no palabras. Y en tal caso, que las palabras estén documentadas y rubricadas.

Cae un telón oscuro después de varias reuniones y los funcionarios han dado la cara, poniendo el pecho para la crítica y asumiendo costos políticos ante un panorama preocupante. No es fácil y no cualquiera lo hace. Aunque no sea más que su deber.  

El punto es álgido porque la casa escolar, tan viejita y con tantas historias de purretes que han transitado sus aulas, está en terapia intensiva (permítanme los doctores la comparación). Con sólo revisarla y radiografiarla, se han detectado males por doquier: desde el techo irrecuperable, hasta las paredes vertiendo humedad peligrosa por la electricidad, pasando a su vez por hormigueros devastadores y roedores y una catarata de etcéteras muy tristes.

Negar que se aproxima un laburo titánico desde el atalaya de los albañiles, sería necio de toda necedad. El interrogante aún abierto, cual herida, es muy puntilloso: ¿Cuánto tiempo le insumirá a los trabajadores de la empresa adjudicada, el desafío laboral en ciernes que tienen ante sí?

Absolutamente nadie puede fijar postura fehaciente. Dependerá de diversos factores, principalmente climáticos y, de la forma en que se encare el horario de trabajo diario.

Pero no hay que asustarse tampoco. Lo importante se ha puesto en camino, o sea la obra ya casi comienza. Será quizá incluso un atractivo, un encuentro turístico de papás y vecinos que irán a ver los movimientos. Porque la rueda ha girado bastante y no es cuestión de abandonar ahora.

Alguna mamá lagrimeará, por qué no, cuando observe el cambio de techo. Otra querrá saber algo y preguntará al encargado o capataz. Otra tomará fotos para enviar al grupo, avisando los detalles. Y todas, a coro, soltarán la alegría contenida por la presión de los álgidos momentos previos. Por los meses de espera.

Ojalá los pronósticos optimistas se den en la práctica y las clases larguen su carrera, el 6 de marzo del 2019, en la remozada Escuela 2. Quiera el cielo y la buena ventura. Si tal así no ocurriese, también se planteó la idea de contar con un lugar más acorde, hasta tanto el día del regreso triunfal brille, feliz para niños, maestras y progenitores.

Una mirada contemplativa, un gesto de esperanza se clava en el corazón de los “picapedreros”. Después de todo, la Escuela 2, es la Escuela 2, ¡qué va!

Claro que sin ánimo de desentonar con la urgencia del instante, y sin aspiraciones de ser polémicos, ni entrar en terrenos partidarios, cabe una reflexión ante el pocillo de café o el mate compartido, bajo las nubes sierrachiquenses. Y la meditación filosófica redunda en inquirir, cual martillo que golpea el yunque: ¿Qué se hizo en los años previos por mejorar la calidad edilicia de un establecimiento que veían venirse al suelo?

Una mamá responde con voz de trueno, despejando dudas, desde lo profundo de sus sentimientos: “Solamente hicieron una rampa para una chica, una alumna, que venía a la escuela y usaba silla de ruedas. Jamás se hizo otra cosa, otra mejora”.

“Más claro, echale agua”, diría mi madre que ya pisa los noventa años… Por Mario Delgado.-

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Citan a declarar a los amigos de los jóvenes fallecidos en 2018 en Parque Sur

A dos años de la muerte de Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, la Fiscal Beytía tomará declaración a los dos amigos por el delito de omisión de auxilio.

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El 4 de marzo venidero deberán presentarse ante la Fiscal Doctora Viviana Beytía, Alejo Eseberri y Loana Cabrera para sostener la temática compleja de lo acaecido aquel 2 de enero de 2018 en la intersección de Avenida Avellaneda y el puente, en pleno Parque Sur, donde se ahogaron dentro de un vehículo que cayó al Tapalqué Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, ambos de 20 años de edad. 

Se percibe una vuelta de tuerca en esta causa, que de acuerdo a lo investigado hasta aquí, le permite conjeturar a la señora Fiscal que entiende en este luctuoso acontecer, que, al menos, hubo “omisión de auxilio”, por parte de los sobrevivientes de este episodio triste y doloroso. Según el artículo 108 del Código Penal, reiteramos, la letrada los ha imputado por considerarlos “coautores penalmente responsables del delito de omisión de auxilio”.

Recordemos brevemente que todo este calvario inició su curso en la tarde noche soleada de aquel segundo día de enero, cuando Alejo en una VW Suran, propiedad de su padre, fue a buscar a Alan a su casa, la 1.006 del barrio CECO y de allí se dirigieron a un pub céntrico. 

En ese local se encuentran con dos chicas: Loana Cabrera y Victoria Katherine Rodríguez que se movilizaban en un Ford Fiesta. Luego de un rato, se van hacia Parque Sur y allí se produce un hecho significativo: el auto del papá de Alejo se despeña y cae a las aguas con Victoria Katherine y Alan dentro. 

Esto habría ocurrido cerca de las 4:30 de la madrugada de ese dos de enero. Y tal cosa sería producto de una maniobra intempestiva llevada a cabo sin querer por el muchacho, dado que habían ingresado a este auto a tratar de solucionar un problema en el equipo de sonido. Para colmo, Alan no sabía manejar, aunque sí “era un excelente nadador”, asevera Diana, hermana del joven muerto. 

“A Alan recién me lo entregaron muy tarde, muchas horas después”, refiere una vez más a este diario,  Diana Falatovich. “Tenía golpes y moretones en diversas partes de su anatomía que no condecían con la caída”, sostiene firme como desde aquella primera oportunidad en que Diana habló para este medio. 

“La autopsia no reveló cosas que yo ví”, continúa, y añade “nada nos cuadraba en esos instantes tan dramáticos”. En este contexto de incertidumbre, “nos permanece bien adentro la pregunta si en rigor de verdad no hubo alguien más en la escena, en ese sitio sin luz ni seguridad en ese momento”. 

El punto más crucial se dio con el correr de las horas, dado que “a nosotros nos avisa la Policía. Ninguno de los dos acompañantes de Katherine o de Alan, dio aviso a nadie. Al contrario, fueron y se acostaron a dormir. Alejo estuvo en el velorio de mi hermano unos minutos y se lo advertía nervioso. Sostuvo que él trató con efusividad de abrir la trabada puerta de la Suran pero sin éxito. Él era penitenciario y sabía bien que hacer y los dejaron solos, librados a su destino a Katherine y a Alan. No hay ningún elemento que grafique con certeza que Alejo quiso auxiliarlos. Por otro lado, ¿no se les ocurrió ni siquiera llamar a Bomberos Voluntarios o la Policía?”, subraya Diana. 

Para la familia Eseberri fue un penoso accidente y avalan los dichos de su hijo. Ahora entonces, habrá que aguardar los nuevos pasos que se avecinan.

 

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Un hombre está grave tras el incendio de su vivienda

El siniestro ocurrió en la madrugada del lunes en Necochea y Mendoza de nuestra ciudad.

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Un importante incendio tuvo lugar en una vivienda durante la madrugada del lunes.

Por razones que son materia de investigación, una casa ubicada en Necochea y Mendoza se incendió y provocó heridas de gravedad a su morador, un hombre de 73 años de edad.

La víctima fue trasladada al Hospital Municipal donde se constataron la gravedad de las heridas y donde quedó internado en terapia intensiva con pronóstico reservado.

El parte médico emitido desde el Hospital indica que el paciente tiene el 40% del cuerpo con quemaduras y compromiso de vía aérea.

El incendio se produjo en la madrugada de hoy lunes y requirió el arduo trabajo de Bomberos Voluntarios, Comisaría Segunda y personal del SAME.

FOTO. Infoeme

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho