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Opinión

Testimonios barriales

La dimensión de lo experimentado en el barrio “4 de Octubre”, con motivo de la convocatoria a Asamblea y todos los sucesos que se concatenaron allí, resonarán por varios días, sin dudas, en las mentes de quienes formaron parte, de alguna forma, de esa tarde – noche bien ajetreada. 

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La nueva Comisión Directiva se tuvo que oficializar de modo intempestivo. Con aristas por pulir, con interrogantes aún por resolver. Y con la conclusión primaria de que todo el ambiente fomenteril debiera hacer, lo antes que les sea viable, una introspección sincera de por qué se llega a tamaña instancia.

En tal contexto, y siguiendo con nuestra saga de entrevistas obtenidas in situ, ponemos para ustedes, queridos lectores, los conceptos de dos integrantes de la barriada en cuestión.  

Sandra Roldán es vecina y posee experiencia ya que ella estuvo en los albores de la entidad. ¿Cuál es tu impresión de lo vivido aquí? “Me duele mucho toda esta situación porque yo fui una de las fundadoras. Desde los 15 años participé aquí. Cuando empezó esta política nueva, nos sacaron a nosotros, sin lista, sin nada, como si fuésemos vacas, digamos. Hoy quiero participar en esta reunión y seguir trabajando en el barrio porque me he dado cuenta que hay mucha necesidad y queremos entre todos, sin bandera política por supuesto, desde mi parte, como siempre lo hice, porque fui presidente 18 años, acompañada de tres o cuatro. Hoy me quedo admirada de toda la gente que vino. Ojalá nos podamos unir para poder continuar ayudando a la gente en esta instalación que tanto costó”. 

¿Cómo considerás la gestión del señor López? “La verdad que no tengo nada que decir porque nunca participé. Nunca me enteré que estaba abierta la ocasión de hacerse socio o votar. Nunca me enteré tampoco de la presentación de listas. Ahora me fueron a buscar varios vecinos sabiendo que yo estuve muchos años acá y les dije que yo, desde afuera, quiero seguir colaborando. Estuvimos trabajando con distintas administraciones en otras épocas. Hace algunos pocos años, a mí me sacaron sin avisarme, sin nada. Y ahora la Municipalidad rechazó una nómina de candidatos presentadas hoy (por el jueves 29)”. 

Yo interpreto que vos no tenías conocimiento de que la sede estaba abierta, que funcionaba. ¿Esa es la idea? “Sí, sabía que presidía el señor López, vecino de años de acá, pero nunca participé ni me invitó a participar. No tengo nada que decir de él; sí me agradaría que se abra para que todos los vecinos utilicen libremente las instalaciones, porque esto es parte de la comunidad”. 

¿Qué pensás del hecho de que las personas que querían ingresar, no pudieron hacerlo por no ser socias? “Lamentable. Muy lamentable porque somos vecinos adultos y todos podemos conversar, más allá de ser socios. Lo que queremos es sumarnos y no competir”.

La última inquietud que te planteo apunta a que menciones tres o cuatro cosas prioritarias que, a tu criterio, habría que hacer en este barrio. “Tienen que darle mucha contención a los niños, porque hay gente, padres de familia, sin trabajo. Por eso hay que contener a los niños, para ayudarles en los deberes, darles una taza de leche, permitirles que practiquen deportes los fines de semana”, resumió la entrevistada.

A su turno, otra vecina, la señora Noelia, se sintió desolada: “La verdad que no tenemos suerte porque no podemos ingresar a la reunión, tampoco pudimos asociarnos. Queremos ser socios para poder elegir, no importa si es para entrar a una Junta dentro de seis meses o dentro de dos años. Pero queremos hacer las cosas bien, por derecha”. 

¿En algún momento se hizo una campaña de socios? “No. La Junta Vecinal tiene Facebook y por ahí lo podía notificar. Nunca se avisó de campaña de socios”. 

El señor López dijo que este día de la Asamblea, no era ocasión de asociarse. ¿Vos que pensás? “Al contrario: se debió aprovechar para asociar”. 

Para terminár, ¿qué le falta a tu barrio? “Yo como mamá de adolescentes, creo que lo que más se necesita acá es movimiento policial, no sólo por la inseguridad, sino por el tema de las drogas”. 

La venidera nota de esta serie, nos ofrecerá la voz, la visión del presidente Oscar López en exclusiva. 

Por Mario Delgado.-     

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho