Opinión
Me han comentado
Me han comentado que cada día, don José María recibe en su oficina a varias personas que lo invitan (o incitan) a volver al ruedo.
El silencio público de Eseverri ha sido notorio en todo este período, luego de perder la Comuna. Salvo contadas excepciones, la voz del ex Senador y ex Alcalde, no se ha oído.
Son momentos de preocupación generalizada, sobre todo por lo económico, y tal situación es propicia a su vez, para que los actores se muevan dentro de los distintos tablero políticos.
El eseverrismo ha sufrido una baja considerable hace días: la salida del bloque de “Cuidemos Olavarría” de Eduardo Rodríguez. La falta de diálogo con José y diferencias con sus compañeros de bancada, signaron el camino del ex Presidente del Concejo Deliberante.
Pero hete aquí que se produce un interesante preludio preelectoral. Porque José María iría a la arena con un partido vecinalista, pero sin dudas, buscando asirse a un recurso nacional. Esto representaría ir como una colectora de tal o cual Frente o ir a una compulsa interna.
Si las elucubraciones se confirmasen, la proyección eseverriana podría pasar por convertirse nuevamente al massismo. Si tal cosa sucediese, se tornaría atrayente el panorama, ya que quedarían al descubierto sendos dirigentes que querrán todos, adjudicarse el primer puesto en la grilla.
Sergio Massa y su gente, intentan ubicarse en un tercer sitial, diferenciándose del oficialismo y del cristinismo. Una posición expectante en una elección que se presume muy polarizada. Por tal motivo el desafío está planteado, torcer el brazo polarizador hacia otra puerta abierta.
El tándem massista en Olavarría está compuesto por la ex Diputada Liliana Schwindt, los concejales Emilio Vitale y Marcelo Latorre y la ex Secretaria del HCD, Telma Cazot, entre otros. Recientemente incorporado don Eduardo Rodríguez, que trabaja solo pero en sintonía con el Frente Renovador.
Y si se da lo que intuimos, aparecería en breve por una curva, Eseverri poniendo más pimienta al asunto ya de por sí, picante.
Eseverri a su vez de ser visitado, visita a referentes de diversos ámbitos, como sindicalistas por ejemplo. Está en camino, es un hecho. Sin embargo la consulta que propios y extraños se hacen es: ¿Quiere ir de postulante a Intendente o a Legislador?
Seguro que mira de reojo la cuestión de las estimaciones que ofrecen las encuestas. Y hoy por hoy el pizarrón no es favorable con sus números a ningún oferente que no sea el mismísimo Intendente en ejercicio, Ezequiel Galli.
Las cuentas a resolver son claras cual agua de manantial. Sin grandilocuencias, sin tamañas obras, sin tocar a las grandes cementeras, Galli, si las elecciones fuesen este domingo, ganaría otra vez.
Y esta es la particularidad a trabajar y a revertir por los candidatos opositores. Chocan de plano con una realidad. Mas falta aún bastante y nadie puede afirmar nada. Ni firmar cheques en blanco a un año de las generales.
La tropa por supuesto ha de alistarse inmediatamente. Y no sorprenderse si en el transcurso de las semanas, algo muta. Porque nada está sellado. Y José es un exponente acabado del tema. Así, pues, habrá novedades en cualquier minuto.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-