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Espontaneidad cero
Opinión por Mario Delgado | Todo se perfiló luego del discurso del señor Presidente de la Nación. Las redes sociales, WhatsApp y Facebook primordialmente, habrían tomado una dinámica muy particular con una incitación anónima determinada: salir a sustraer mercadería de algunos supermercados.
En Ciudadela un “Día” vio la llegada de personas que se llevaron artículos varios, entre comestibles y también electrodomésticos. Replique interesante tuvo esta iniciativa en la ciudad de Olavarría, allá por el barrio Alberdi.
La idea era, al parecer, arreciar con varios comercios de la zona, pero se centró el drama en la Avenida Alberdi y Necochea, sede de un mercado chino. Allí, una treintena de irascibles irrumpió pero la intervención policial no se hizo esperar, a raíz de insistentes llamados.
Fue sofocado el intento, no sin antes arrojar piedras a los móviles algunos de los presentes y de sacudir los uniformados balas de goma y conseguir aprehender a ciertos protagonistas del dislate.
A raíz de tal situación conflictiva, muchos negocios optaron por bajar prontamente las persianas y dejar de atender al público. El clima se obnubiló de golpe.
Las investigaciones deberán darse en un marco de absoluta brevedad. La seriedad del tema lo requiere. Por estos momentos, se ha redoblado la seguridad en los mercados locales.
A todo esto, el Intendente admite que hay necesidades en su pueblo. Sincera convicción, habida cuenta de innumerables comedores abiertos en distintos barrios y acciones directas de organizaciones sociales.
Una cosa es veraz: hay un clamor popular que no se puede ocultar más. El dinero no alcanza y la peste inflacionaria carcome los hilos de los bolsillos de los que menos tienen en sus alforjas.
Pero una cosa no tendría tampoco que tapar la otra. Porque los movimientos de la víspera, a prima facie, se sospecha que carecieron de autenticidad, de espontaneidad. Ya había una orden ministerial desde hacía una semana para prevenir.
Sobre todo si se advierte, entre otras circunstancias, que los manifestantes hubieron de ser convocados incluso casa por casa, naciendo en el barrio Dorrego el llamado insurreccional. Y no se debe perder de vista que en varios casos, los partícipes cuentan con antecedentes penales. Y, por otra parte, la mayoría de estos individuos revoltosos recibe mes a mes, un Plan Social.
Orquestar este desmadre no es tan difícil. Ni tampoco suponer quienes pueden aguardar detrás de bambalinas, fogoneando cobardes. Ha sucedido ya antes. Lo trágico es no saber jamás cómo pueden terminar estos atracos tan drásticos e impulsivos.
Hoy se precisan líderes responsables, no títeres al servicio del caos por el caos mismo. En aras de una escalada política que, ellos presienten, los iría a posicionar en puestos “entrables” el año que viene. O, peor aún, imaginando solamente la caída del Gobierno y el establecimiento de un tiempo de transición.
Los saqueos no son la puerta de salida convincente. Y menos si tales ajetreos no son espontáneos, auténticamente por hambre, como señalan hoy algunas publicaciones proclives a los líos aislados o en masa.
Que nadie nos apabulle. Es concreto creer que existen políticos y pseudo políticos, muy alterados y por ende, interesados en derribar la poca credibilidad de las almas en este sistema. De varios lados del charco: que cada quien hurgue en la mente y que la señora Justicia actúe rápida, así se despejan fantasmas.
Una cosa es el hambre y otra la catarata oportunista de los imbéciles de siempre. O políticos o delincuentes.
Los investigadores han de dilucidar el funcionamiento práctico de esta actitud: o fueron coordinados por malandras o por agitadores en busca de consenso entre quienes se dejan influenciar.
Gritar: “¡Tenemos hambre!” es un arma de doble filo. El Estado es el eje protector ante las falencias. Y además las entidades sociales que apuntalan a los carenciados. ¿Acaso alguien interpreta que el hambre se vence robando en los negocios?
Por Mario Delgado.-
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Citan a declarar a los amigos de los jóvenes fallecidos en 2018 en Parque Sur
A dos años de la muerte de Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, la Fiscal Beytía tomará declaración a los dos amigos por el delito de omisión de auxilio.
El 4 de marzo venidero deberán presentarse ante la Fiscal Doctora Viviana Beytía, Alejo Eseberri y Loana Cabrera para sostener la temática compleja de lo acaecido aquel 2 de enero de 2018 en la intersección de Avenida Avellaneda y el puente, en pleno Parque Sur, donde se ahogaron dentro de un vehículo que cayó al Tapalqué Alan Falatovich y Katherine Rodríguez, ambos de 20 años de edad.
Se percibe una vuelta de tuerca en esta causa, que de acuerdo a lo investigado hasta aquí, le permite conjeturar a la señora Fiscal que entiende en este luctuoso acontecer, que, al menos, hubo “omisión de auxilio”, por parte de los sobrevivientes de este episodio triste y doloroso. Según el artículo 108 del Código Penal, reiteramos, la letrada los ha imputado por considerarlos “coautores penalmente responsables del delito de omisión de auxilio”.
Recordemos brevemente que todo este calvario inició su curso en la tarde noche soleada de aquel segundo día de enero, cuando Alejo en una VW Suran, propiedad de su padre, fue a buscar a Alan a su casa, la 1.006 del barrio CECO y de allí se dirigieron a un pub céntrico.
En ese local se encuentran con dos chicas: Loana Cabrera y Victoria Katherine Rodríguez que se movilizaban en un Ford Fiesta. Luego de un rato, se van hacia Parque Sur y allí se produce un hecho significativo: el auto del papá de Alejo se despeña y cae a las aguas con Victoria Katherine y Alan dentro.
Esto habría ocurrido cerca de las 4:30 de la madrugada de ese dos de enero. Y tal cosa sería producto de una maniobra intempestiva llevada a cabo sin querer por el muchacho, dado que habían ingresado a este auto a tratar de solucionar un problema en el equipo de sonido. Para colmo, Alan no sabía manejar, aunque sí “era un excelente nadador”, asevera Diana, hermana del joven muerto.
“A Alan recién me lo entregaron muy tarde, muchas horas después”, refiere una vez más a este diario, Diana Falatovich. “Tenía golpes y moretones en diversas partes de su anatomía que no condecían con la caída”, sostiene firme como desde aquella primera oportunidad en que Diana habló para este medio.
“La autopsia no reveló cosas que yo ví”, continúa, y añade “nada nos cuadraba en esos instantes tan dramáticos”. En este contexto de incertidumbre, “nos permanece bien adentro la pregunta si en rigor de verdad no hubo alguien más en la escena, en ese sitio sin luz ni seguridad en ese momento”.
El punto más crucial se dio con el correr de las horas, dado que “a nosotros nos avisa la Policía. Ninguno de los dos acompañantes de Katherine o de Alan, dio aviso a nadie. Al contrario, fueron y se acostaron a dormir. Alejo estuvo en el velorio de mi hermano unos minutos y se lo advertía nervioso. Sostuvo que él trató con efusividad de abrir la trabada puerta de la Suran pero sin éxito. Él era penitenciario y sabía bien que hacer y los dejaron solos, librados a su destino a Katherine y a Alan. No hay ningún elemento que grafique con certeza que Alejo quiso auxiliarlos. Por otro lado, ¿no se les ocurrió ni siquiera llamar a Bomberos Voluntarios o la Policía?”, subraya Diana.
Para la familia Eseberri fue un penoso accidente y avalan los dichos de su hijo. Ahora entonces, habrá que aguardar los nuevos pasos que se avecinan.
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Un hombre está grave tras el incendio de su vivienda
El siniestro ocurrió en la madrugada del lunes en Necochea y Mendoza de nuestra ciudad.
Un importante incendio tuvo lugar en una vivienda durante la madrugada del lunes.
Por razones que son materia de investigación, una casa ubicada en Necochea y Mendoza se incendió y provocó heridas de gravedad a su morador, un hombre de 73 años de edad.
La víctima fue trasladada al Hospital Municipal donde se constataron la gravedad de las heridas y donde quedó internado en terapia intensiva con pronóstico reservado.
El parte médico emitido desde el Hospital indica que el paciente tiene el 40% del cuerpo con quemaduras y compromiso de vía aérea.
El incendio se produjo en la madrugada de hoy lunes y requirió el arduo trabajo de Bomberos Voluntarios, Comisaría Segunda y personal del SAME.
FOTO. Infoeme