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Opinión

La resistencia a la Resolución 1.736 /18 en el Concejo Deliberante

El Proyecto de discrepancia con el análisis oficial, tenía la firma de todos los actores de la oposición y también fue expuesta dicha divergencia por varios concejales en la sala de Rivadavia 3038. Por Mario Delgado.

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Palidecía la tarde de este jueves 28 de junio cuando una nutrida cantidad de docentes y estudiantes, se colocaron en el espacio de la barra del HCD local para seguir atentos los pasos del debate legislativo por la Resolución 1.736 /18 erigida hace pocos días por la Dirección de Escuelas y que ostenta, desde su misma génesis, un auténtico desplante por parte del universo educativo a raíz de poner en manos del Distrito, a los Equipos de Orientación, léase asistentes sociales, pscicopedagogos y orientadores escolares.
De modo tal que las alocuciones de los ediles nativos fueron aplaudidas a rabiar, viniendo del tándem opositor, o abucheadas, cuando el bloque oficialista optó por el uso del inalámbrico.
El tópico es álgido, cabe consignar a manera de simple introducción, mis amigos, puesto que el 25 de este mes, hubo una movilización muy convocante frente a las puertas del Consejo Escolar olavarriense.
El Proyecto de discrepancia con el análisis oficial, tenía la firma de todos los actores de la oposición y también fue expuesta dicha divergencia por varios concejales en la sala de Rivadavia 3038.
Carteles y banderas daban un marco especial a los discursos. La gente vibraba ante cada frase legislativa. Propicio momento, obvio, para dejar mal parado al sector oficialista. Las balas discursivas silbaban desde los distintos bloques de la vereda de enfrente.
Gabriela Delía, Radicales Convergentes, fue la iniciadora de la batería anti Resolución con un sentido agradecimiento a los presentes y señaló sin demora que “los equipos orientadores trabajan en escuelas complejas”. Marcelo Latorre, Frente Renovador, puso primera apelando a los sentimientos: “Nos pone mal esta situación”, sintetizó y anexó sin titubeos que: “Las prioridades del Gobierno no están en la educación”. Radicó varias críticas contra los tres niveles del estamento gubernamental por el tema en cuestión. Mencionó que es también intención de los que mandan, ir atacando a la Educación Técnica y sostener una capacitación de carácter voluntario, en días de las vacaciones invernales. Significó la tarea de los orientadores que calificó de “solidaria” y muy necesaria. “Ellos ayudan a las otras ramas de la educación”, sopesó y dijo que “conocen a la perfección la realidad de los pibes y sus familias”. Echó luz sobre la polémica de la edad jubilatoria de los educadores y tiró una bomba interesante, a manera de cierre: “Más del 70 % de los docentes, votó a “Cambiemos” en busca de un cambio que no ha aparecido todavía”.
Continuó la edil Alicia Almada, “Unidad Ciudadana” que trazó una metáfora futbolera: “Los maestros hace dos años que están atajando penales de todo tipo”. Reseñó que los Equipos Orientadores fueron creados allá por 1.949, con la actividad pedagógica como eje y pensando claramente en los alumnos. Destacó ciertos aspectos de la realidad social de los chicos, como problemas de estrés, adicciones y patologías varias que se insertan en las escuelas y han de ser observadas por estos actores. Luego dejo sentada una frase directa: “Siento que esto es una trompada al corazón de la educación”. Los impulsó a los orientadores al sitial de “imprescindibles” y se disgustó con el propósito gubernamental de “tener un solo orientador por escuela. Sería un desplante increíble”, sentenció la concejal. Terminó su turno dialéctico aconsejando a los oficialistas de hoy, para que “tomen el camino inverso de lo que hacen”.
Juan Sánchez, “Bloque de los Trabajadores”, fustigó a su vez estas “medidas que excluyen a los trabajadores” y que por ende, son “elitistas”. Aprovechó para subrayar su “profundo rechazo a la represión a los docentes en la Provincia de Chubut”. Einar Iguerategui, “Cuidemos Olavarría”, miró hacia su derecha e ironizó: “Esperábamos las explicaciones de “Cambiemos” y ahí nomás lanzó un certero misil contra la UGDE, la cual “no se reúne desde febrero”. Afirmó con soltura y elevando la voz que “se le produce un daño al derecho social de la educación” y, como si tal concepto fuese poco contundente, estipuló que “van en contra del sentido común”. Y cerró sus palabras con un pedido para que el “oficialismo local cuente lo que acaece aquí a sus amigos de Provincia y Nación”.
Entonces fue el momento del caos. Porque tomó el micrófono el concejal Martín Lastape, de “Cambiemos” justamente, y se desató la tormenta de silbidos de la tribuna que no aceptó ningún párrafo de su lectura de la decisión tan controversial. Como un anzuelo, como un llamado de atención, se alzó sobre la tumultuosa barra y puntualizó: “No se debiera hacer demagogia con este asunto”.
Latorre presentó una moción para agregar cuatro artículos más al Proyecto de rechazo de origen que contaba con cinco postulados.
El ítem polémico se iba agotando subrepticiamente pero aún faltaba el mensaje de Federico Aguilera, “Unidad Ciudadana”, que denostó a su par Lastape: “Fue una tomada de pelo lo que dijo el oficialismo. Un insulto”. Iguerategui sí concluyó con una descripción de los números actuales de quienes conforman los equipos orientadores y se adhirió al grito “tribunero” previo.
Sin otro particular, se votó por mayoría este pleno rechazo a la candente Resolución 1.376 /18.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho