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Opinión

El que no se prepare…

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Falta algo así como 19 meses para que los argentinos volvamos a las urnas. En esta ocasión con un cariz muy especial porque se jugarán distintos modelos de país y se pondrá a prueba la gestión oficial de “Cambiemos”, que tendrá una oportunidad de acceder a la clásica reelección, si la mayoría del pueblo sufragante considera viable esta vertiente.
Los encuestadores dicen dos cosas hoy por hoy, mis amigos: una, que la campaña ya se largó, puesto que el oficialismo ha dispuesto que el ingeniero Presidente se postule nuevamente a la más alta jerarquía política nacional. Y dos, que Macri está en condiciones de triunfar. El denominado “círculo rojo” del Primer Mandatario, o lo que también podríamos titular “la mesa chica”, quiere la prosecución del macrismo en Casa Rosada por otro período, eso ya no es novedad para nadie desde hace meses.
O sea, la irrupción de la candidatura es interesante porque ya se han conocido ciertas intenciones de voto que le son ampliamente favorables al ex hombre fuerte de Boca Juniors.
La cuestión económica, con los “tarifazos” a la orden del día, la inflación que no cae y los salarios a la baja, en la práctica, es la piedra más prominente en el zapato del líder del PRO. No obstante, el aire parece seguir fresco puesto que, aún ante las dificultades del bolsillo de la gente, sobre todo de la población de clase media, no habría en el horizonte ningún contrincante de peso pesado para truncar el sueño de la reelección de don Mauricio.
Los errores que se han cometido, como el cambio en el sistema de cálculo de las jubilaciones, han tratado en la mayoría de las veces, de enmendarlos retrocediendo cuando fue preciso, sin insistencias estériles.
“No es un signo de debilidad sino de apertura”, advierten expertos, quienes rescatan por otra parte, el diálogo que mantiene Macri con periodistas que antes “veían pasar” la figura presidencial sin darles entrevistas.
Los mecanismos aceitados de buena relación con la Gobernadora bonaerense son otra carta a mencionar para el haber de Balcarce 50. Y el punto más álgido lo pone sobre el tapete la oposición, por el lado fundamentalmente del fragmentado peronismo, que no logra un equilibrio justo sobre la balanza.
El justicialismo se debate entre diversas aguas, con Cristina Fernández en el medio del puente a cruzar. Entonces se oyen diversas voces. Para algún referente, ella continúa siendo “manual de consulta” y no debiera estar fuera de la discusión de cargos y listas.
Otro sector propicia su presencia pero en carácter más “testimonial”, si cabe el término. Es decir, que la señora sea una figura más decorativa que efectiva de frente al 2019.
Un tercer bloque la anhela candidata sí o sí, derribando murallas y basándose en los yerros del actual Gobierno Central. Sin perjuicio de estas ideas previas, un cuarto tándem no la quiere ni ver cerca a la ex Presidente y desea su silencio de radio, en aras de una “auténtica renovación interna”.
El problema acuciante de los émulos de Perón y Evita, transita empero por la necesidad urgente de conquistar o inventar en todo caso, un liderazgo seductor y carismático que englobe el total del terruño. Y eso es harto complejo, luego del fracaso massista y randazista. Urtubey se erige un tanto por sobre la colina, mas con mucho desconocimiento por parte de las gentes de varias provincias.
Titánica tarea le asigna el destino al mundo peronista, visto el tapiz de esta manera. ¿Qué referente puede ganarle a Macri, ya sea en primera o en segunda vuelta? La respuesta por estos minutos, no se escucha nítida aún.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho