Opinión
Olavarría: Lo que trae enero 2018
El revalúo fiscal y la Tasa correspondiente. El incremento local, con Estacionamiento Medido y Transporte Público incluidos, reclamo de seguridad sierrabayense, la comida del Hospital y las obras en los barrios. Algunas apostillas de este enero presente.
1.- El revalúo fiscal.- La señora Gobernadora María Vidal ha impulsado un combo de leyes tendientes a bajar Ingresos Brutos, revaluar propiedades y campos, sacar cargos políticos, y eliminar jubilaciones de privilegio. El plan abarca un tijeretazo de $ 2.500.000 pesos para ir combatiendo con firmeza el déficit fiscal.
El pulso hacia arriba del Impuesto Inmobiliario será entonces de un 75 %. Campos y propiedades lógicamente aumentarán su valor en el territorio bonaerense. El tope actual en la zona urbana es de 56 % y lo máximo es de un 75 %. El programa gubernamental planifica un empuje del 40 % por mes a una de cada dos propiedades. El tope a las propiedades rurales estará en un 50 % de suba.
El aumento máximo será de un 61 % para la mitad de los campos. Quedan eximidos los espacios de menos de 50 hectáreas y los inundados. Hoy se abona $ 11 por metro cuadrado de tierra.
Naturalmente tal ajuste repercutirá de manera directa sobre las Tasas Generales de Servicios Urbanos, de modo tal que el Municipio local evalúa números y aguarda respuestas desde La Plata para corregir cifras en las boletas.
2.- Otras Tasas.- El 27 de diciembre del año que nos dejó, temblaron las paredes de la Sociedad Española, donde sesiona el HCD. Una batería ruidosa de incrementos de Tasas se dio a conocer y se aprobó por mayoría.
La zonificación definida, ha dado resultados interesantes que se irán observando con el devenir de las semanas. Un ejemplo clarificador lo ofrece la Zona 3: de $ 175 se fue a $ 400.
Se había ese día pronosticado una movilización que no fue, en aras de defender el bolsillo de la gente.
Entidades barriales, sociales y políticas vieron claudicar sus anhelos frente a la escasez manifiesta de concurrentes a la Sesión Extraordinaria.
3.- Estacionamiento Medido y boletos.- La hora del Estacionamiento Medido viró de $ 7 a $ 16. El grito en el cielo de algunos propietarios de distintos rodados, ha pretendido ser disminuido con el aval a ese retoque que ha mencionado la Asociación de Bomberos, ente administrador del asunto.
Al buen entendedor, le sirven pocas y precisas frases. La veintena de trabajadores tarjeteros, tiene el régimen de empleados de comercio, lo cual haría muy dificultosa la continuidad del sistema tal como está, en manos de los Voluntarios. “No están dando los balances”, han repetido sendas ocasiones los responsables del cobro. El incremento paliará la realidad dura para ellos, aún a costo de inquietud profunda de los usuarios. En el medio de todo, el tema de la anunciada modernización del sistema que todavía no llega.
Por otro rincón, marcha el aumento del boleto para “Nuevo Bus” y “Ola Bus” respectivamente, de un 33 y un 34 %.
Sin mayores aprestos, se les da la mano a los empresarios. El servicio es siempre igual; no mejora nada, empero se les cree a los concesionarios que han obtenido cifras multimillonarias con su lloriqueo constante.
Los coches se rompen como si eso fuese algo normal. Se sacaron unidades para las colonias vacacionales y para el transporte de obreros en fábricas. Se les obliga a los choferes a hacer horas extras y se les recortan los francos. Y la calidad del traslado de personas no muta para bien.
Subsidios estatales y condescendencias sin titubeos. No es posible tanta codicia, mas está a la vista el resultado. Y el público viajero, soporta estoico demoras, impuntualidades y triviales excusas.
4.- Sierras Bayas bajo fuego.- Los vecinos de la localidad se han vuelto a poner el overol, solicitando móviles, policías en acción y ser cuidados como amerita la vida en comunidad.
¡Oh, sorpresa! ¡Calcada petición de hace un año atrás! O sea, los discursos prometedores de la panacea, no se hicieron cosa concreta.
Da pena mirar aunque sea de soslayo los móviles de la Sub Comisaria de la calle San Martín al 2.160. Da vergüenza ajena. Sin embargo las quejas no sólo van para el lado de los patrulleros; también hay para exponer de los efectivos. Llamados sin contestar y falta de voluntad a la hora de poner blanco sobre negro.
Robos, asaltos y ruidos de impertinentes. Una visión de tranquilidad que ya no es y un Delegado que reconoce poder ultra limitado.
5.- Por las obras los conocerás.- Existe una enorme expectativa en barrios olavarrienses por la necesidad imperiosa que consideran tiene su reducto, de que el Municipio les de obras lo más pronto posible. Cloacas, agua o cordón cuneta, cuando no asfalto, encabezan la nómina de pedidos expresos.
Ya incluso algunas voces se han alzado por sobre el resto. Entre advertencias y amenazas vedadas de movilizarse en pro de ser oídos.
Ha fortalecido la idea, el hecho tangible de lo realizado hasta aquí por la gestión Galli en lugares que nadie hubo de atender. Creció en el inconsciente barrial o al menos dirigencial, una envidia imposible de ocultar. ¿Por qué al otro sí y a mí no?
6.- Fiestas y Cultura.- La impronta eseverriana por la Cultura en Olavarría, fue harto ponderada. Los puntos de mira del Gobierno actual con respecto a tal tópico, han girado 180 grados. La implosión cultural hoy no es idéntica a la de ayer.
Se marcan ciertos descontentos y murmullos de personeros del arte. Espacios muy trascendentes otrora, ahorita mismo han perdido brillo. Se fijó la pauta de apuntalar a los artistas vernáculos y tal no acaece, según interpretan los mismos involucrados.
Hay otra instancia, es evidente, en esta materia que todavía no logra enchufarse en la sociedad.
7.- A comer de ha dicho.- Resulta un desagrado grande comer en el nosocomio, luego de las denuncias de alimentos servidos en pésimo estado de higiene.
Sustancias inadecuadas, han hecho su aparición indeseada, en porciones de almuerzos y cenas, las cuales son para pacientes internados y médicos de guardia.
Falta de control a la hora de iniciar el proceso. Nutricionistas, personal habilitado en la cocina, y autoridades pertinentes, ¿habrán de responder? Algunos ediles, del bloque “Cuidemos Olavarría” precisamente, han elaborado un pedido de informes.
Nada novedoso bajo los rayos del astro rey. Un paraguas avizor que no capta imágenes como se presupone. ¿Y en las recorridas normales, los amigos sindicalistas, no divisaron nada anómalo?
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-