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Las tres

Murales de intolerancia

Se despierta cada día la ciudad absorbida, como el resto del país, en un denso humo de intolerancia que encripta las cuerdas vocales del diálogo franco, constructivo, ese que fluye más allá incluso de las coincidencias o no que se dispongan con el interlocutor de turno. 

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Se despierta cada día la ciudad absorbida, como el resto del país, en un denso humo de intolerancia que encripta las cuerdas vocales del diálogo franco, constructivo, ese que fluye más allá incluso de las coincidencias o no que se dispongan con el interlocutor de turno.

La densa humareda del rencor, de la descalificación hacia el otro, hacia el prójimo en rigor de verdad, es tremenda y se advierte en forma constante, si ustedes echan apenas un vistazo por las queridas redes sociales.

Pero si basta que un usuario “X”, haga uso de sus facultades para opinar en torno a tal o cual ítem, para que enseguidita nomás, se lance sobre el individuo mencionado una jauría de mensajes desalentadores y un mar de puteadas lo catapulte sin misericordia.

No se valora ni se respeta al otro sujeto de derecho que posee las mismas ganas de expresarse que todo el mundo. El centro de atención, la órbita de la nave, pasa exclusivamente por un núcleo candente: de qué lado se está.

De manera tal, mis amigos, que cientos de horas se habla o miles de páginas (impresas o virtuales) se escriben, en varias ocasiones con la sola autoridad que confiere la “libertad de expresión”, sin conocimiento de causa, sin chequear la información o sin dudar de ciertos condimentos que puede traer el suceso que se analiza.

No interesa tanto llegar a la cresta de la ola, o descubrir las raíces, sino más bien posicionar un dictamen, considerando una única meta: o adherís o disentís, dependiendo de qué postura política o ideológica sostengas.

A pocos les importa abrazar el auténtico conocimiento; es una cuestión sin dimensiones salientes ésa. Lo trascendente será, por el contrario, aplaudir o vilipendiar sin miramientos, para profundizar aún más la separación entre un sector y el de enfrente.

El llamado “Caso Santiago Maldonado”, es una prueba irrebatible de ello, lectores del alma. ¿Cuántos personajes se atribuyeron hipótesis, se rasgaron las vestiduras, o hasta lloraron ante cámaras, pontificando a diestra y siniestra, nombrando culpables y señalando teorías conspirativas de altísimo voltaje?

¿Acaso no oyeron ustedes el grito desaforado de la multitud, arrastrada por la vehemencia de éstos expertos en elucubrar ideas, sin presentar desde luego ellos, ningún argumento debajo del brazo?

La división se palpa en las arterias de la comarca en la que habitamos. En las veredas, en los cruces de calles, en las charlas de amigos y hasta en el seno familiar. Discusiones arbitrarias son generadas, en más de una ocasión, por no observar del mismo modo, una noticia o un suceso equis.

El problema se agudiza, pese a los diagnósticos. El medicamento súper eficaz es la conversación. Mas se la repliega en pos de gestos o de golpes o de actitudes simplemente viles y cobardes.

Lo concreto es que, volviendo al ícono de la discordia, al joven Santiago Maldonado lo sacudieron por todos los rincones posibles, lo subieron o bajaron, lo amaron u odiaron, la gran mayoría sin conocerlo un ápice, y finalmente se lo hace prevalecer, post morten, con panfletos o murales.

Dos de esas creaciones artísticas se cristalizaron aquí. Una en Azopardo y Muñoz y la segunda en Amparo Castro y Avenida Del Valle. Fueron dispuestos los dibujos y letras por la “Juventud Guevarista” en un caso, y por el “Partido Obrero” en el otro.

Imaginen la tradicional “vaquita” que se “paseo” entre los militantes de ambas agrupaciones para adquirir los elementos necesarios para cumplimentar la obra. Y el tiempo que les insumió.

Y la alegría del final del trabajo. Lo cual no significa estar ciento por cien de acuerdo con ellos o con su cosmovisión. Sí referencia la tolerancia y el respeto hacia una voz distinta, que consentimos o no.

Sin embargo los embates de vaya uno a saber quiénes (¿Lo determinará la Justicia?), empañó las paredes dónde reposaban los cuadros callejeros y le dio pie a la crispación más resentida.

La superficie pintada fue mancillada con otro tono de pintura: el del inconsciente burlador de libertades conseguidas con sudor y lágrimas.

Como quien defeca con desprecio irracional encima de un símbolo o de un objeto querible, realizaron su tarea con apuro y nerviosismo. Pero sintiéndose amparados por negros pensamientos. Entre la “joda” y el daño. Una labor pobre hecha por orden de la intransigencia que no podemos desterrar.

Podemos asimilar a Maldonado o no. Lo que no debiéramos permitirnos es consensuar con las manos violentas o barnizadas de hipocresía.

Por Mario Delgado.-

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Las tres

Paradigma de desprolijidad

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Las puertas de la Sociedad de Fomento “12 de Octubre” permanecieron abiertas durante toda la reunión la noche de este miércoles 8. Todo un símbolo, si se quiere buscar ejemplificar, porque también se abrieron las alas de las discusiones, de los contrapuntos y de las genuinas desprolijidades a la hora de definir con precisión, cómo encarar el acto comicial para reemplazar a la actual conducción federativa.

Se dio pie, resultó evidente, al más auténtico espíritu de libertad de expresión, aunque ningún referente abrió la boca para señalarse a sí mismo, cual sugerente candidato a suceder a la señora Élida Saizar, que dijo llevarse “lindos recuerdos” de su paso por la Presidencia de Federación, aunque tiempo más tarde, se permitió no obstante acusar a ciertos colegas, a los que no citó textualmente, de “no haberle permitido trabajar con comodidad”, para entre otras cosas, “cambiar el Estatuto”.

La líder se irá sin lograr algo que anheló con ahínco: la unidad del universo fomentista. Utopía si las hay, mis amigos del alma, ya que al menos, se rumorea que serían tres o cuatro inclusive, los postulantes al cetro de la entidad cumbre del fomentismo local.

Las voces se iban incorporando al debate sin pausa, agitando la nocturnidad. Ante una proposición, se dictaminaba un sí discutido o un rotundo marco de oposición. Con pases de factura incorporados.

Como las entidades de bien público reconocidas son limitadas, se bifurcaron los senderos de acceso al voto. Y como otros vericuetos reglamentarios, opacaban a algunas instituciones socias, sobre todo nóveles, se fue corriendo el velo para facilitarles la visión más promisoria.

Se habló con furia de los “que no vienen nunca pero sin embargo, pagan las cuotas y votan como si tal cosa”. Entonces otra vez la zaranda, separando opiniones y los minutos que demarcaban un espacio de chicanas y búsquedas infructuosas por momentos, de consensos que se yuxtaponían casi a pleno y al unísono.

Hasta se dibujó la parábola sentida de la diferencia existente “entre la letra y el espíritu del Estatuto de la Federación”. Se mencionó en otro tramo a las “concesiones que siempre hemos hecho en esta gestión” para alcanzar medianos objetivos.

Algunos dirigentes sorbían su recelo. Otros no disimulaban su encono. Los más mesurados, iban por el carril de resolver la cuestión antes de que avanzase aún más la noche.

El 15 vencerá el plazo para regularizar instituciones. Cada Junta Vecinal o Sociedad de Fomento, pondrá dos Delegados; uno de los cuales sufragará, el segundo, no. El 27 será el día para presentar listas con once miembros cada una. Cuarenta y ocho horas después, se aprobarán o impugnarán las nóminas. Y el 30 a las 20 horas, habrá una reunión de carácter informativa, dónde se espera, los oferentes cuenten sus planes. El 4 de diciembre, se votará en Yrigoyen y Calle 13 desde las 20:30 horas.

La reunión picante terminó abruptamente luego de que el representante de “Mariano Moreno”, pusiese ante sus pares su filosofía más frontal: “Todo esto tiene su razón de ser porque no han podido distinguir un candidato único. Por eso es este lío. No hay puntos claros, no se dice que carajo quieren hacer con Federación”. José Veyrand sin anestesia, arrojó otra dosis de vacuna contundente: “Juegan a ver quien la tiene más larga”. Acto seguido, se levantó todo el mundo y en la praxis, culminó la formal reunión.

Para Walter “Pano” Vega, que posteriormente habló con este cronista, la disyuntiva no es materia nueva: “Hace tres años que yo vengo proponiendo el cambio de Estatuto y no lo hacen”. Y remachó el clavo sin piedad: “Hacen los encuentros mensuales los días en que yo no puedo ir porque cuido a mi hija”.

Otros dirigentes se han mostrado atónitos y desean que “ojalá no haya una nulidad total o parcial de lo que se actúe, porque la desprolijidad es inmensa”. Temerosos se encuentran de que la “Municipalidad puede quebrantar lo aprobado y el modus operandi elegido porque no se basó el método seleccionado en lo que expresa la letra estatutaria”.

Los cortinados apenas bailan a sazón del viento. Recién se anotó el prólogo. El libro todavía está en pañales.

Por Mario Delgado.-

 

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Las tres

¿El condimento justo?

Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.

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Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.

Es curioso, no obstante, pero al mismo tiempo alentador, el conglomerado vecinal levantado en torno al asunto, sin importar distancias.

Venciendo temores lógicos, por lo tenebroso del tópico, sobreponiéndose a perplejidades, haciendo espacio para establecer reuniones y pensando en una agenda que sobresale también del punto especial que los convoca.

Da la impresión, mis amigos, que la delincuencia ha tensado en demasía la cuerda y la gente ya no quiere vivir penando por cuenta y orden de unas pocas almas descarriadas.

Los robos y hurtos se han multiplicado por estos días primaverales en varios sitios lugareños. De modo tal que la impaciencia cundió y devino en la inmediata salida del closet de pacíficos hombres y mujeres que se aúnan con un criterio común: peticionar mayor presencia policial en sus zonas.

El barrio “CECO”, el “Bancario” y el tradicional “San Vicente”, son apenitas algunas expresiones de esta visibilización de todo el pueblo oprimido por las cuitas que les imponen los fuera de la ley. O parte de él… Porque, convengamos, que todavía falta más por ver.

Ante el avance despectivo y despiadado de personas dedicadas a sustraer  lo que es de otros (En la mayoría de los casos, hay menores involucrados en los sucesos tétricos), y frente a una carencia real de respuestas rápidas y efectivas, los vecinos se han colocado el overol, impulsados por la necesidad de ser oídos y atendidos con prontitud sus anhelos.

En algunos casos, la inactividad de las entidades barriales existentes, ha prácticamente obligado a los habitantes a salir presurosos a la calle.

Si el supuesto referente institucional no actúa, o directamente brilla por su ausencia, no quedarán opciones diversas; al contrario, las manifestaciones “autoconvocadas”, tomarán la posta convenientemente y atraerán hacia sí a la Policía y a la Municipalidad, para en principio conozcan de primera mano la temática y luego, demandar de ellos un auténtico compromiso.

Los diagnósticos ya huelgan. Es tan común elaborarlos. Es instante de dar soluciones sin titubeos. La basura no puede ponerse sobre la mesa. Si esta ecuación muta, las consecuencias son denigrantes.

Es verdad que la ciudad que habitamos ha crecido. En tal sentido, es comprensible intuir que cada vez aumenta más, el trabajo de los uniformados. Y, en ciertos aspectos, tienen razón aquellos que sostienen que “los servidores del orden se ven desbordados dos por tres”.

No obstante, y con tal marco de fondo, es interesante subrayar que los Jefes policiales y los encargados comunales de la seguridad pública, no esquivan la responsabilidad y se mantienen acordes con las circunstancias tan cruciales.

Más policías patrullando por las cuadras, mayor transitar de los móviles y el anexo de las motos, son medidas tomadas en concreto y con la velocidad solicitada.

El cambio de guardia de la Policía Local, trajo dramas en un barrio. Corregir ese intérvalo de soledad, ha sido otra acción dispuesta. Lo que habrá que acotar en este contexto, es sencillo: la vecindad quiere que todo este andamiaje colocado en aras de atacar a los impíos, permanezca en vigencia, que no sea una excelsa medida… pero esporádica.

Los métodos de los “cacos” se van modernizando, utilizando toda una batería de estrategias para lograr operar sin incomodidades imprevistas, haciendo laburos previos de inteligencia, con señales, pintadas y todo tipo de recursos.

Será menester confrontarlos con el definitivo destierro del concepto neurálgico tan usual en épocas obscuras del país. Habrá que prescindir del cruento “No te metás” y ser guardianes de la cuadra, avisando enseguida ante el mínimo desplazamiento extraño. Que nadie se sienta excluido de esta cruzada pro vida. Y que tampoco nadie salte a la yugular con ínfulas estridentes de garantismos estériles que nos han llevado a la cima del dolor.

Por Mario Delgado.-




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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho