Opinión
¿Vos no estás en ninguna lista?
Quizá como al descuido, ya los vecinos olavarrienses, irán observando en los medios los posibles oferentes a cargos legislativos que se postularán de cara a las PASO del 13 del octavo mes de este año en curso.
En ciertos casos, los apellidos que han comenzado a sonar con estridencia, hablan de una apuesta fuerte y congruente, en aras de hilvanar buenos guarismos.
En el rincón oficialista, por citar un espacio específico para esta columna, mis amigos, la elaboración de la nómina se está haciendo en base, sin lugar a dudas, a consolidar el Frente y a posicionarse dentro de dos ámbitos fundamentales: el Congreso y el HCD.
Luego de los aconteceres de dominio público, con la visita del “Indio” Solari y las derivaciones que aún continúan, las cosas se han espesado en los estamentos de mando vernáculo.
Coletazos han sucedido y sucederán todavía más. Tratar de recomponer un estándar de poder, no es tarea sencilla para el círculo gallista, con incluso, una “mesa chica” trastocada.
El punto de mira, no obstante, habría que dividirlo en dos continentes distintos, a mi modesto parecer. Por una vertiente marcha la consideración política, con las intervenciones de funcionarios provinciales, los cambios de Gabinete ya ejecutados, la Comisión Investigadora de los ediles, con sus garras afiladas y la injerencia de la Justicia. Y en otro andarivel, hemos de ubicar a los ciudadanos comunes, a aquellos que la pelean día a día en la geografía de nuestro Distrito cementero.
Por tal motivo, lectores del alma, permítanme preguntarles a ustedes mismos, por favor: ¿Creen que a la hora de votar, recordarán los chispazos del show y sus anexos? O, en todo su esplendor, lo puesto en balance, ¿correrá por otra cinta transportadora?
Una encuestadora de renombre ha sugerido o afirmado, de acuerdo a cómo quiera uno interpretar conceptos, que habrá tres condimentos de peso a medir para los electores en general: la corrupción, la inseguridad y las tempestades económicas que tuercen la voluntad de los bolsillos de los argentinos.
Bajando a nuestro terruño, ¿qué creen que se evaluará? ¿Acaso las obras prometidas por don Ezequiel? ¿O el trato diario con la gente? ¿O se pensará hacia arriba, poniendo el énfasis en la panorámica provincial y nacional?
Si se cumple lo que me sentenció hace poco un referente político de lujo, la óptica se pondrá en lo NACIONAL, y de ahí, irá descendiendo hasta arribar al destino nativo.
Sea como fuese, no hay que descuidarse ni un minutito. Si eso ocurre en estas instancias, el “otro” ocupa ese sitio en blanco.
El doctor Ezequiel Galli es consciente de lo malo y de lo bueno que le ha ido tocando en suerte. Aunque la cruzada por el “Indio” no resultó consistente y hay todavía que abonar el precio, insisto.
Con estos considerandos en la mesa de probabilidades, el señor Bruno Cenizo es hoy el candidato “top” de “Cambiemos”, exhibido en actos oficiales y en timbreos. La idea sería llevarlo al principio de la boleta de ediles. Su perfil destacado en Regularización Dominial, lo ha catapultado sin sombras de titubeos.
Mirando hacia los costados, la eyección de don Jorge Larreche, le quitó a la coalición gobernante la “pata” peronista que éste pergeñaba con sutileza de cirujano.
Ahora las barajas están en la diestra del Intendente y éste deberá hurgar en el arcón, para atraer hacia sí a algún personero seductor para el electorado. Y ¿se notaría tal vez, alguna cercanía con independientes que se sienten a gusto con el Gobierno del joven abogado?
Claro que se intuye por estos tiempos un rumor de aguas: ¿Qué dirán los “de arriba”? Pequeño detalle. ¿Moverán la birome o será EXCLUSIVO EL ARMADO DESDE AQUÍ? En breve tendremos la contestación saliente.
Lo cierto es que el oficialismo necesita conquistar campamentos por sobre los escollos. Eso implica que ya tendrían que ir apareciendo en el horizonte otros nombres. ¿Al Senado iría Dalton Jáuregui, recientemente incorporado al equipo, con Hilario Galli, otro funcionario que camina los barrios y charla con instituciones y vecinos?
¿Y cuál será el rol de los radicales? ¿Y la Coalición Cívica, meterá el pico? Y por último, ¿verá Unión por la Libertad, la bandera a cuadros, integrándose o quedará fuera del foco iluminador? Inquietantes campanadas que resuenan en los oídos de los actores.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-