Opinión
Volante por izquierda
Se estiman ya los primeros movimientos, aunque tal vez todavía no se visibilicen, de los referentes políticos que comienzan de este modo a ubicarse en el mapa de los preparativos hacia las inminentes PASO de agosto.
En esta presente columna nos hemos de centrar en los aprestos de una porción de la “zurda” vernácula, concretamente el FIT.
El “Frente de Izquierda y de los Trabajadores”, viene dando batalla desde el 2.011, si bien es cierto que previamente ya los dignatarios del Partido Obrero (PO), realizaban un arduo laburo “de base”, luchando contra varias adversidades y en soledad, más de una ocasión.
Ese esfuerzo, ese permanente acompañamiento de los conflictos obreros, de las manifestaciones populares, ese volantear constante en fábricas y colegios, esa coherencia ideológica que, discutible o no, les ha servido, es indiscutible.
Julio Cortés abrió el camino. Carlos Gil continuó la obra y la profundizó, arribando a un estrato imponderable, elección tras elección.
Pero se fueron sumando personas, adherentes y militantes, algunos incluso, desencantados de otras opciones partidarias. Y, entre reuniones “comiteriles” y difusión mediante del periódico “Prensa Obrera”, entre adiestramiento teórico y mesas colocadas en el centro, la tropa multiplicó nombres y adeptos a la causa.
Con Jorge Altamira como máximo líder. Con Néstor Pitrola y Daniel Rapanelli, secundando al vozarrón de Altamira, veterano de cien comicios. A propósito y sólo para nostálgicos: ¿Qué será de la vida de Gregorio Flores, el taxista que fue candidato a Presidente por el PO en 1.983?
Guillermo Casas y Nora Bagio en la Provincia, dándoles siempre una mano. Los malos días, de sequía de votantes, parecen haber culminado. Prueba de ello es la creciente cantidad de votos de las recientes contiendas y, por otro lado, amigos lectores, también hay que subrayar un aspecto que reconocen los mismos integrantes del PO local: el contar con los medios de comunicación “al toque”, cuando la situación así lo requiere. (Ojalá esos mismos partidarios, reconozcan algún día, a los que estuvimos cuando otros no estaban).
El Frente citado está compuesto, como ustedes ya saben, por tres fuerzas distintas y que, a veces inclusive, colisionan en sus respetivos diarios, utilizando duras críticas contra uno de los aliados. Las tres opciones son: Izquierda Socialista, Partido de los Trabajadores Socialistas y el ya mencionado con antelación, PO.
En la compulsa de 2.015, subrepticiamente apareció el fantasma de la interna en Olavarría. Con una representante poco extendida en el conocimiento público y con una conferencia donde bajó desde Capital Christian Castillo, el PTS puso sus fichas en juego.
La intentona nativa les fue muy adversa; no así a nivel nacional donde posicionaron a su postulante, Nicolás Del Caño. Lo cierto es que, más allá de ese mecanismo de voto intestino, el FIT casi toca el cielo olavarriense con la hija de Julio, Antí Cortés a la cabeza de un grupo de candidatos que vibraron muy entusiasmados – casi envalentonados – con la posibilidad latente de llegar a conseguir una banca dentro del poder Legislativo nuestro.
La cifra obtenida no fue la requerida, mas quedó flotando en el aire la conceptual premisa de que el FIT está muy bien ubicado en la tabla y que, sin dudas, es una voz potente en el espectro territorial de Olavarría, aunque todavía no cubra ese anhelo de tener un edil, al menos uno.
Carlos Gil ha transitado tantos caminos. Hoy se lo haya más enfocado a sus actividades de estudio, sin perjuicio de ello, claro, sigue siendo un estandarte. Los simpatizantes y la gente en general, no obstante, pueden por estos tiempos pre competitivos, advertir otros dirigentes en la marquesina: Yésica Almeida, Agustín Mestralet y la mismísima Antí Cortés, evolucionan favorablemente en un armado previo.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-