Las tres
“La Historia me absolverá”
Murió Fidel Castro. El viernes 25, a las 22:29, hora de Cuba, dejó este mundo el “Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias” de su país. Gobernó la paradisíaca isla casi cincuenta años. Controversial y enérgico, se ha ido uno de los más discutidos, amados u odiados, políticos de los últimos tiempos.
Tenía 90 años de edad. Y una trayectoria impresionante, sobreviviendo incluso a varios mandatarios estadounidenses, a cientos de intentos de silenciarlo y a promesas incumplidas de dar elecciones libres, con más de un partido en su tierra.
Había dejado el poder central en 2.006 a cargo de su hermano Raúl Castro, a raíz de su delicado estado de salud. Fidel nació allá por el 13 de agosto de 1.926 en Birán. Era hijo de inmigrantes.
Mientras estudiaba de abogado, empezó a concentrar ideas de carácter “nacionalistas” y se abrió camino entre los jóvenes de su época. Detestaba la dictadura de Fulgencio Batista y como su nación, se hallaba convertida en un “cabaret de los yanquis”.
Entonces con 130 temerarios, intentó copar el cuartel de Moncada, en la ciudad de Santiago. Dicha “hazaña” tempestuosa culminó mal para los revolucionarios y Fidel fue a dar a prisión.
En un proceso donde él mismo tomó su defensa, expresó el concepto: “La Historia me absolverá”. Lo mandaron a una cárcel por quince largos años, aunque salió mucho antes, indultado.
A kilómetros de su hábitat, en México, pergeñó un ataque más elaborado contra el régimen y así las cosas, en 1.959, disfrutó las mieles del triunfo.
Una nueva etapa se abría para Cuba. Los rasgos revolucionarios se aceptaron por la gran mayoría de la sojuzgada población. Se marchaba, al parecer, a un cambio espléndido y promisorio.
Concitó tras de su figura todo un despliegue y viró con decisión hacia el marxismo – leninismo, y se acercó a la URSS. Se originó de a poco el mito, con el Partido Comunista como único oferente y con un entramado muy particular en cada rincón del suelo cubano.
Dotó a la gente de un sistema de salud increíble. Al poco andar, se cortó toda relación con el “Gigante del Norte”, quien lo quiso derribar en reiteradas ocasiones, a veces abierta, otras oportunidades, veladamente.
En diversos rubros, el país se estancó. Se lo acusó miles de veces de torturas a disidentes, de cerrar las bocas de opositores y de no dar apertura a la prometida democracia.
Figura muy querida por cientos y también denigrada, fue atacado por los norteamericanos en 1.961, en Bahía de Cochinos. A los preparados yanquis, les tocó irse con el rabo entre las piernas. El poder castrista se consolidaba.
Luego vendría la archi conocida “Crisis de los Misiles”. El acuerdo posterior entre las potencias dio oxígeno al domino revolucionario de Fidel.
Y de allí en más, ha ido sucediendo de todo: desde acciones de premeditado envenenamiento para el veterano líder, hasta financiamiento de los exilados en Miami por parte de Washington.
No han sido pocos los izquierdistas argentinos que, tras visitar la isla, quedaban perplejos y anhelaban un Gobierno similar por estos pagos criollos. Aunque los más sinceros, también mencionaban las carencias de un pueblo afable y habituado al turista.
Con el agotamiento de la URSS y los vientos que soplaron después, las miradas se ampliaron. Era visible que ya las noveles generaciones, respetaban lo acaecido antes, pero eran conscientes de que no se bancarían continuar en la senda del castrismo a ultranza.
Sin embargo, con pro y contras, con un malévolo embargo impuesto por el imperio yanqui, con las fronteras cerradas y un desfile de autos de otra época, la consistencia del mandato se mantuvo. Hasta ahora.
Quedará por resolver el futuro inmediato, luego del acercamiento con Obama y antes de Donald Trump.
Murió Castro. Dejando la sensación de que hay, para algunos, dictadores malos y dictadores buenos.
Murió Fidel, veremos que suscribe de él la Historia.
Por Mario Delgado.-
Las tres
Paradigma de desprolijidad
Las puertas de la Sociedad de Fomento “12 de Octubre” permanecieron abiertas durante toda la reunión la noche de este miércoles 8. Todo un símbolo, si se quiere buscar ejemplificar, porque también se abrieron las alas de las discusiones, de los contrapuntos y de las genuinas desprolijidades a la hora de definir con precisión, cómo encarar el acto comicial para reemplazar a la actual conducción federativa.
Se dio pie, resultó evidente, al más auténtico espíritu de libertad de expresión, aunque ningún referente abrió la boca para señalarse a sí mismo, cual sugerente candidato a suceder a la señora Élida Saizar, que dijo llevarse “lindos recuerdos” de su paso por la Presidencia de Federación, aunque tiempo más tarde, se permitió no obstante acusar a ciertos colegas, a los que no citó textualmente, de “no haberle permitido trabajar con comodidad”, para entre otras cosas, “cambiar el Estatuto”.
La líder se irá sin lograr algo que anheló con ahínco: la unidad del universo fomentista. Utopía si las hay, mis amigos del alma, ya que al menos, se rumorea que serían tres o cuatro inclusive, los postulantes al cetro de la entidad cumbre del fomentismo local.
Las voces se iban incorporando al debate sin pausa, agitando la nocturnidad. Ante una proposición, se dictaminaba un sí discutido o un rotundo marco de oposición. Con pases de factura incorporados.
Como las entidades de bien público reconocidas son limitadas, se bifurcaron los senderos de acceso al voto. Y como otros vericuetos reglamentarios, opacaban a algunas instituciones socias, sobre todo nóveles, se fue corriendo el velo para facilitarles la visión más promisoria.
Se habló con furia de los “que no vienen nunca pero sin embargo, pagan las cuotas y votan como si tal cosa”. Entonces otra vez la zaranda, separando opiniones y los minutos que demarcaban un espacio de chicanas y búsquedas infructuosas por momentos, de consensos que se yuxtaponían casi a pleno y al unísono.
Hasta se dibujó la parábola sentida de la diferencia existente “entre la letra y el espíritu del Estatuto de la Federación”. Se mencionó en otro tramo a las “concesiones que siempre hemos hecho en esta gestión” para alcanzar medianos objetivos.
Algunos dirigentes sorbían su recelo. Otros no disimulaban su encono. Los más mesurados, iban por el carril de resolver la cuestión antes de que avanzase aún más la noche.
El 15 vencerá el plazo para regularizar instituciones. Cada Junta Vecinal o Sociedad de Fomento, pondrá dos Delegados; uno de los cuales sufragará, el segundo, no. El 27 será el día para presentar listas con once miembros cada una. Cuarenta y ocho horas después, se aprobarán o impugnarán las nóminas. Y el 30 a las 20 horas, habrá una reunión de carácter informativa, dónde se espera, los oferentes cuenten sus planes. El 4 de diciembre, se votará en Yrigoyen y Calle 13 desde las 20:30 horas.
La reunión picante terminó abruptamente luego de que el representante de “Mariano Moreno”, pusiese ante sus pares su filosofía más frontal: “Todo esto tiene su razón de ser porque no han podido distinguir un candidato único. Por eso es este lío. No hay puntos claros, no se dice que carajo quieren hacer con Federación”. José Veyrand sin anestesia, arrojó otra dosis de vacuna contundente: “Juegan a ver quien la tiene más larga”. Acto seguido, se levantó todo el mundo y en la praxis, culminó la formal reunión.
Para Walter “Pano” Vega, que posteriormente habló con este cronista, la disyuntiva no es materia nueva: “Hace tres años que yo vengo proponiendo el cambio de Estatuto y no lo hacen”. Y remachó el clavo sin piedad: “Hacen los encuentros mensuales los días en que yo no puedo ir porque cuido a mi hija”.
Otros dirigentes se han mostrado atónitos y desean que “ojalá no haya una nulidad total o parcial de lo que se actúe, porque la desprolijidad es inmensa”. Temerosos se encuentran de que la “Municipalidad puede quebrantar lo aprobado y el modus operandi elegido porque no se basó el método seleccionado en lo que expresa la letra estatutaria”.
Los cortinados apenas bailan a sazón del viento. Recién se anotó el prólogo. El libro todavía está en pañales.
Por Mario Delgado.-
Las tres
¿El condimento justo?
Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.
Se disponen movimientos intensos y replicados en distintos barrios del partido de Olavarría. Se trata particularmente de una sincronización de solicitudes al Estado: que resuelva cuanto antes, la malsana problemática de la inseguridad.
Es curioso, no obstante, pero al mismo tiempo alentador, el conglomerado vecinal levantado en torno al asunto, sin importar distancias.
Venciendo temores lógicos, por lo tenebroso del tópico, sobreponiéndose a perplejidades, haciendo espacio para establecer reuniones y pensando en una agenda que sobresale también del punto especial que los convoca.
Da la impresión, mis amigos, que la delincuencia ha tensado en demasía la cuerda y la gente ya no quiere vivir penando por cuenta y orden de unas pocas almas descarriadas.
Los robos y hurtos se han multiplicado por estos días primaverales en varios sitios lugareños. De modo tal que la impaciencia cundió y devino en la inmediata salida del closet de pacíficos hombres y mujeres que se aúnan con un criterio común: peticionar mayor presencia policial en sus zonas.
El barrio “CECO”, el “Bancario” y el tradicional “San Vicente”, son apenitas algunas expresiones de esta visibilización de todo el pueblo oprimido por las cuitas que les imponen los fuera de la ley. O parte de él… Porque, convengamos, que todavía falta más por ver.
Ante el avance despectivo y despiadado de personas dedicadas a sustraer lo que es de otros (En la mayoría de los casos, hay menores involucrados en los sucesos tétricos), y frente a una carencia real de respuestas rápidas y efectivas, los vecinos se han colocado el overol, impulsados por la necesidad de ser oídos y atendidos con prontitud sus anhelos.
En algunos casos, la inactividad de las entidades barriales existentes, ha prácticamente obligado a los habitantes a salir presurosos a la calle.
Si el supuesto referente institucional no actúa, o directamente brilla por su ausencia, no quedarán opciones diversas; al contrario, las manifestaciones “autoconvocadas”, tomarán la posta convenientemente y atraerán hacia sí a la Policía y a la Municipalidad, para en principio conozcan de primera mano la temática y luego, demandar de ellos un auténtico compromiso.
Los diagnósticos ya huelgan. Es tan común elaborarlos. Es instante de dar soluciones sin titubeos. La basura no puede ponerse sobre la mesa. Si esta ecuación muta, las consecuencias son denigrantes.
Es verdad que la ciudad que habitamos ha crecido. En tal sentido, es comprensible intuir que cada vez aumenta más, el trabajo de los uniformados. Y, en ciertos aspectos, tienen razón aquellos que sostienen que “los servidores del orden se ven desbordados dos por tres”.
No obstante, y con tal marco de fondo, es interesante subrayar que los Jefes policiales y los encargados comunales de la seguridad pública, no esquivan la responsabilidad y se mantienen acordes con las circunstancias tan cruciales.
Más policías patrullando por las cuadras, mayor transitar de los móviles y el anexo de las motos, son medidas tomadas en concreto y con la velocidad solicitada.
El cambio de guardia de la Policía Local, trajo dramas en un barrio. Corregir ese intérvalo de soledad, ha sido otra acción dispuesta. Lo que habrá que acotar en este contexto, es sencillo: la vecindad quiere que todo este andamiaje colocado en aras de atacar a los impíos, permanezca en vigencia, que no sea una excelsa medida… pero esporádica.
Los métodos de los “cacos” se van modernizando, utilizando toda una batería de estrategias para lograr operar sin incomodidades imprevistas, haciendo laburos previos de inteligencia, con señales, pintadas y todo tipo de recursos.
Será menester confrontarlos con el definitivo destierro del concepto neurálgico tan usual en épocas obscuras del país. Habrá que prescindir del cruento “No te metás” y ser guardianes de la cuadra, avisando enseguida ante el mínimo desplazamiento extraño. Que nadie se sienta excluido de esta cruzada pro vida. Y que tampoco nadie salte a la yugular con ínfulas estridentes de garantismos estériles que nos han llevado a la cima del dolor.
Por Mario Delgado.-