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Opinión

Desprolijidades

Que hubo desprolijidades a la hora de poner en marcha el motor de la Asamblea en la sede de la legendaria Sociedad de Fomento “Hipólito Yrigoyen”, es un hecho auténtico y demostrable.

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Que hubo desprolijidades a la hora de poner en marcha el motor de la Asamblea en la sede de la legendaria Sociedad de Fomento “Hipólito Yrigoyen”, es un hecho auténtico y demostrable.

Baste con considerar apenas, mis amigos, los ingredientes que se fueron compactando, que se homogeneizaron, para terminar impidiendo la normal consecución de dicho acto social.

Estuvimos desde el principio. Así que no es “grupo”, lo que iremos trasladando hacia ustedes en esta nota y en las que puedan sucederle, con un mismo hilo conductivo.

Lo primordial es señalar que se nos comentó, o mejor dicho, se nos AFIRMÓ de entrada nomás, o sea antes de las 18 horas de este viernes 18, que la Municipalidad había abierto el juego para que fuesen dos listas las participantes de la contienda electiva, luego de la lectura de la Memoria y Balance.

Se planteaba aquí un dilema de cierto peso: en ambas nóminas, se podían advertir irregularidades, según los referentes de las propias listas.

En una, el principal oferente, no reside actualmente en el barrio, aunque sí su documento, reza con domicilio en el sector. Y en la vertiente opositora, había personas que aspiraban a conducir el barrio, sin ser socios de la entidad fomentista.

¿Cómo es factible que alguien haya guiado los pasos de ésta lista, la “Celeste”, liderada por Jorge Iglesias, a tamaño instante, sin respetar la noción estatutaria?

Cuando se fue enterando el público de esta “traba” constitutiva (que sólo los socios podían postularse y sufragar, repetimos), ardió Troya. Y “agarrate catalina”, pues.

No fue peor, por un pelito. Primó al final la cordura, pero la cuestión bien pudo desmadrarse, porque los cien asistentes corearon la frase “queremos votar”. Y a eso habían ido en la tarde calurosa del viernes.

Llevados de la mano de un engaño. De los socios, mejor ni hablar: de un total de 120, había 49 permitidos a votar. Mas en la sala de la calle Estrada al 4100, solamente se ubicaron 9. Con tal numerito, no era posible avanzar.

Pero la votación, no se daba y era lo que anhelaba la concurrencia. Una arenga aquí y otra más allá, gritos, desmanes, insultos, acusaciones de mentiras y la mirada compungida de aquellos que, de verdad, aman el fomentismo.

¿Se quiere acaso, proponer la anarquía del “vale tutti”? ¿Para qué corno se escriben los reglamentos? ¿En aras de qué fenómeno, se lo pretende anular o despreciar tan notoriamente?

Facundo Galanti, candidato de la “Blanca – Unión”, Julio Castañares, actual Presidente, Jorge Iglesias, la Federación y la Comuna, se reunieron en un aparte y se decidió la triste intervención de la casa iturreguista.

Por seis meses estará intervenida la Sociedad de Fomento. Habrá que hacerse socio. Habrá que buscar consensos que en la víspera, no existían. Y habrá que observar, sobre todo, qué acaece en este plazo estipulado.

Todo mundo se retiró impotente. Cansado. Infeliz. Y manoseados unos cuantos.

Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho