Opinión
Opinión: Vivas las queremos
Decir con soltura de cuerpo que en la movilización de este miércoles 19, hubo una “ponchada” de almas, una cantidad imponente de cinco cuadras de adherentes, más los propietarios y empleados de los distintos comercios de la zona de influencia de la marcha, que salían a la puerta de sus locales para aplaudir y darle el aval concreto al sentido convocante de la protesta, es sin espacio a dudas, un hecho muy trascendente en la historia de las salidas a la calle del pueblo de Olavarría.
Es verdad que el motivo de encuentro de mujeres, vestidas de negro en su mayoría, y de hombres, era harto específico y se prestaba para la más profunda reflexión: están minando el campo de chicas y damas asesinadas, como si tal cosa fuese ya algo casi rayano en lo normal.
Y la gente de bien es evidente, mis amigos, no quiere saber nada de que tal actitud cobarde y demencial, continúe su maléfico curso sin poner una alarma en los estamentos estatales que amerite.
En el país y en nuestra comarca, las circunstancias se han puesto “peliagudas” en materia de violencia machista, que deriva tarde o temprano en resonantes casos de golpes o muertes de víctimas femeninas, de toda edad y condición cultural y social.
Los prejuicios ya no cuentan por estos lares. O no debieran existir a esta altura del cotejo. Porque más allá de las condiciones personales de cada quien, la mano impiadosa y cruel de un ser humano, no está autorizada por nada ni nadie, a suprimir derechos, como el esencial incluso, amigos: el derecho a vivir en paz.
Las mujeres están en pie de lucha, conscientes del mal que se ejerce a diario por congéneres que no alcanzan a interpretar las mínimas leyes de convivencia social.
Las pancartas, los carteles, las voces eran directas: “Basta de machismo”, “Ni una menos” y el más elocuente: “Vivas nos queremos”. Y es así. Debe ser de tal forma. Los varones las hemos de querer y amar vivas, respetándolas con sus defectos y virtudes, pero considerándolas sobre todo, personas, no simples objetos de libre uso.
Claro que se ubica todo un telón patriarcal de fondo. Claro que no será tarea fácil, vencer pudores y malos juicios previos. Mas ¿no es momento acaso de iniciar el recambio de visión?
Y que también sirva la muchedumbre pisando el centro para infundir aliento al Estado. Y a los señores jueces y legisladores. Se precisan voluntades decididas para ir actuando con firmeza desde el vamos, desde la prevención. Darle crédito a la víctima, sea menor o mayor, rica o pobre.
Llenar las arterias de personas con compromiso es altamente loable. Ahora es el minuto de corregir errores y doblegar detalles, mirando al futuro. De lo contrario, las criminales sañas seguirán y dentro de meses estaremos otra vez, copando el “protestódromo” vernáculo en aras de una respuesta sin titubeos.
Por Mario Delgado.-
Foto: Miguel Ferreyra.

