Opinión
Nueva reunión mensual de Federación
En la sede de Villa Aurora, Los Gladiolos 2475, se dio
cita la reunión formal de la entidad madre del
fomentismo. Con la presencia de la Coordinadora
Municipal de instituciones intermedias, Laura
Sequeira y con una treintena de referentes, se
trataron diversos asuntos, en medio de propuestas,
dudas sobre el funcionamiento interno y ciertas
divergencias con el manejo del actual oficialismo.
Aunque también se pudo divisar un ominoso silencio
de algunas personas que, a priori, se podía llegar a
suponer iban a cobrar un protagonismo dinámico.
En principio, Daniel Torrisi anunció la visita el 15 de
septiembre, en el Salón Rivadavia, de un firme
candidato a ocupar la Defensoría del Pueblo de la
Nación, el doctor Alejandro Nató que dictará talleres y
charlas sobre “Mediación comunitaria”, instancia muy
atrayente para los dirigentes barriales.
Inmediatamente después la presidente Petty Mapis,
dio curso a un pequeño resumen de las últimas tareas
federativas: la presencia en la renovación de Comisión
del Facundo Quiroga II, una reunión en la Dirección de
Deportes de la Comuna por las “Olimpíadas” que
pretende realizar la cúpula de la Federación y además
notificó a sus pares de haber ido al Gabinete
Itinerante que se efectivizó en el SUM de la Capilla
Medalla Milagrosa días atrás. También se mencionó la
cantidad de dinero que hay en depósito bancario.
Acto seguido Laura González, del Trabajadores, abrió
el juego con una nota donde figuraban los nombres
de las dos nuevas personas que oficiarán de
Delegados ante la Federación. Allí se prendió una
mecha que tomó enseguida, por ejemplo, José
Calderón, desde Facundo Quiroga II. Quiso saber
algún aspecto reglamentario y se caldeó
momentáneamente el ámbito hasta que José Luis
Veyrand, de Mariano Moreno, arengó con palabras
precisas y entregó un resumen conciso de lo que es el
rol fomentista activo. “Se vota y se gana”, explicó,
agregando: “La Municipalidad audita y acompaña” y
remató su alocución con un paño frío para
entendidos: “No hay que ir a la confrontación”.
Fabio Pais, Escuela 6, agradeció lo expuesto por
Veyrand y solicitó, a su vez, que Federación tramite
un encuentro con el funcionario de Obras públicas
arquitecto Julio Ferraro, dada la incomodidad de
transitar a diario por las calles de su zona. “Fueron
arregladas, pero tienen que volver ahora de nuevo”,
entendió Pais y se mostró preocupado por otro ítem
barrial: la escasez de luminarias, la falta de respuestas
cuando se los llama por lámparas rotas o quemadas, y
la no concreción de una charla con “Coopelectric”, la
cual se debiera ya haber cristalizado hace meses por
intermediación de la Federación, a través del señor
Morán.
Luego Nelba Porcel, CECO II, tomó nota de quienes se
quisieran sumar para la pronta ubicación de
bebederos en sus espacios verdes. A su tiempo, José
Aranzo, anfitrión anoche, esbozó lo costoso que está
resultando para su barrio, abonar la factura de luz. “Al
no haber gas natural, muchos utilizan artefactos
eléctricos para calefaccionarse”, subrayó el
fomentista.
Como frutilla del postre, se movilizó la catapulta de
Jorge Salías, UOCRA, que, luego de invitar a sus pares
a la Fiesta del Día del Niño, este domingo 4, arrojó sin
anestesia la piedra candente: “Habría que replantear
la Comisión Directiva de la Federación”, pontificó y sin
pausa deseó una “Asamblea Extraordinaria” a tal
efecto. Sin dar respiro, tiró un misil: “No estoy de
acuerdo con las Olimpíadas”, exclamó rotundo y
anexó que bien podría auxiliarse a alguna entidad con
los fondos en caja.
Entre Petty Mapis y Veyrand, repararon en
contestarle. “Hay cosas que se hacen y no se
publican”, fue una frase. “Que haya más
comunicación”, fue otra.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-