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Opinión

Tres adentro

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En horas del mediodía de este miércoles 22, en Azopardo y Rivadavia, mientras iba a bordo de una moto, fue aprehendido un joven de 26 años, sindicado como un participante de una familia con un peculiar “oficio”: dedicarse a usurpar departamentos del barrio Independencia y luego negociar su venta o alquiler, como si fuesen sus legítimos dueños.

Se trata de Guillermo Arce. Ahora resulta que junto a sus hermanos Mario Daniel y Natalia, tuvieron mucho que ver con los tremendos hechos de copar apartamentos del Independencia y montar así una auténtica red de “cazadores de incautos”.

La fiscal de la UFI Número 4, doctora Paula Serrano, que interviene en causa tan trascendente, ha sintetizado las culpas por ahora, de la manera siguiente: Natalia Arce: “Usurpación de inmueble” y “Amenaza agravada por uso de arma”. Mario Daniel Arce: “Usurpación”, y Guillermo Arce: “Asociación ilícita” y “Usurpación”.

Para muchos quizá, las cosas empiecen a tomar un color más claro, tornándose más entendible lo que ha venido acaeciendo en la zona de influencia barrial, al sur de la ciudad, con aprietes, con gente que fue obligada a dejar sus pertenencias, apenas minutos después de iniciar un proceso de mudanza, con escrituras apócrifas y con ilusiones truncas. La locura y la maldad, no han tenido límites por estos meses.

Un pequeño respiro se toman los vecinos de buena voluntad. Sólo una porción se advierte, no obstante, amigos lectores, del verdadero clima que debiera existir.

Porque, ya lo hemos manifestado a través de columnas precedentes, la cuestión no está culminada, ni debe tampoco detenerse la etapa investigativa exclusivamente en los referidos hermanos Arce. La “organización” es más amplia aún, es más grande. Cuidado pues; que nadie caiga en la trampa de pensar que ya está listo el problemón que asistió y que todavía tiene vigencia en el sector citado.

Los allanamientos dieron que hablar. Fueron impresionantes y lograron objetivos parciales. Mas, la realidad nos presenta una objeción de fuste: un Monoblock, o para mejor expresar, un departamento específico, ni siquiera fue revisado, ni sus ocupantes molestados. Y… ¡Qué horror!, mis amigos, porque ahí estaría, de acuerdo a lo investigado por quien esto escribe, una punta del iceberg que valdría oro analizar con minucioso detenimiento por los servidores del orden y de la justicia.

Por tal motivo, es alentador lo nuevo, lo que se ha cristalizado, la intención de blanquear la situación de los habitantes del “cuarentón” Independencia. Sin perjuicio de ello, déjenme sugerirles que resta aún por hacer, por cavar, por bucear en las fuentes de la verdad.

La inquietud es: ¿no sabe o no quiere saber la mano protectora del Estado esto que les transcribo? Por el momento, la ola del mar no brama con tanto ímpetu. Pero los tentáculos del monstruo, no han sido cortados en plenitud, por lo que podríamos percibir que los movimientos espasmódicos del krakén, podrían aparecer de improviso.

Es un tramo del árbol lo que han podado. La raíz diabólica, continúa en pie, la cabeza continúa riéndose maliciosamente. ¿Tendrá acaso, esta persona, un aval muy poderoso para que no toquen sus dominios de perversión y obscurantismo?

Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho