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Opinión

A treinta días

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1) Como quien no quiere la cosa, se van yendo ya los primeros treinta días de gobierno de la nueva administración gallicista. Si bien no han sido demasiados los tópicos analizados, hay no obstante, un cúmulo de ítems que bien han bastado a la imperiosa hora de desglosar polémicas y divergencias de criterio.
Tomaremos en esta columna, varios asuntos y, por supuesto, dejamos a libre opinión de ustedes, caros lectores, la inclusión quizá de otras cuestiones referenciales dignas de subrayar.
2) Un capítulo entero lo podríamos dedicar, sin ánimo de ser pesados, a la puntual confección de la fundamental herramienta del Ejecutivo, a saber, el Presupuesto de Recursos y Gastos estimados a priori para el ejercicio 2016.
La punta del ovillo se desenmarañó con inquietantes prosas de ambos lados de la vereda política, cuando se trató el proyecto sobre los pupitres y los números, más allá de ciertas modificaciones o correcciones, no distaban mucho trecho, o nada inclusive en varios apartados, de lo presentado el 31 de octubre por el ex Jefe Comunal.
Los 900 millones de pesos, cifra global que posee el Presupuesto, fue respetada, como también una serie de obras dispuestas para este año por Eseverri y Compañía. Este procedimiento sirvió para que la catapulta opositora, arrojase las piedras con furor. Que no tenía el nuevo equipo un proceder acorde y que carecía de una actitud esperada en quien pretende regir los destinos de un partido como el nuestro, en este caso, fueron apenitas dos grageas.
Los émulos de José María se burlaron de supuestas improvisaciones oficialistas y se quejaron, de paso, de un presunto aumento en la planta de gente que bancamos ustedes y nosotros. Que ahora existen 67 Directores. Que eran antes 58 y cifras por el estilo.
3) Y achacaron, en otro orden, por el lado de presuntas promesas incumplidas, para que no quedasen sitios obscuros sin transitar. Sobre todo por la no inclusión todavía al menos, de los descuentos en las tasas urbanas para los vecinos jubilados o pensionados con los haberes mínimos.
Hicieron una lista extensiva y la pegaron en las retinas del pueblo. El contragolpe de Rivadavia 2801 no se notó tanto. Esbozaron la idea de una continuidad que no debía ser considerada negativa y anticiparon una impronta propia que iría asomando con el correr de las semanas. Además, adujeron desde el vamos el argumento del corto lapso, del escaso tiempo para reinstalar un “librazo” enorme cual es el Presupuesto.
4) Tal vez el elemento saliente de esta novel formación lo esté dando el llamado “Gabinete Itinerante” que se reunió el 18 de diciembre en AOMA y este sábado 9 lo hará en el Club Santa Luisa, en un episodio inédito de diálogo cara a cara con la vecindad.
5) Un párrafo merece la disminución de 14 pesos en las boletas urbanas por la eliminación del mal citado “Impuesto a los combustibles”, colocado en un momento de gloria massista. Aunque, en un tropel de incrementos de diverso tipo que hay, culmine no distinguiéndose con premura.
6) Quedan en carpeta, luego del mes, variopintas situaciones a atender: reclamos justamente barriales que se multiplicarán en ventanilla, habida cuenta de las necesidades postergadas de miles de olavarrienses que anhelan ciertos servicios hoy ya elementales para configurar su calidad de vida.
“Queremos cordón cuneta y asfalto”, resonará tal música en los oídos de los funcionarios, desde aquellos complejos habitacionales más necesitados. Muchos se preguntan a esta altura del partido, qué será de aquél famoso concepto eseverrista tan utilizado: el “cierre de anillos”, excusa esgrimida en oportunidades álgidas para advertir que se harían las cosas, sí, pero respetando un plan concreto.
7) Y ¿qué decir, amigos míos, de la seguridad, o mejor expresado, de la ausencia de tal señora? En distintos ángulos de la planta urbana y en las zonas rurales, la actividad delincuencial se mantiene, irrumpiendo en oleadas malditas y peligrosas, con ataques detestables a las víctimas en reiterados sucesos.
Una apuesta de fuste se hizo, en pro de solucionar la vida de la gente en tal sentido, en la campaña electiva. Hasta ahorita, “naninga”, de beneficios prácticos pese a que hay movimiento uniformado de toda índole. El Estado vernáculo deberá asumir un mayor rol en esta materia y ponerse a la cabeza de los pedidos auténticos de terminar con la plaga.
8) Y otro detallecito para considerar con espíritu decidido es el incremento del menudeo de compra y venta de sustancias ilícitas en arterias y barrios de la ciudad del trabajo. El poder político local no puede mirar absorto hacia otro lado, cuando son cada vez más las criaturas que caen en la telaraña que, al envolverlas, no las soltará sin antes exprimirlas a placer.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho