Connect with us

Opinión

El cimbronazo

Published

on

Llegamos al cierre de año y creo que es oportuno el momento para poner, una vez más en consideración de ustedes, fieles lectores, un caso conmovedor que bien podríamos tildar, sin temor a equivocaciones, de “auténtico cimbronazo”. Me refiero el aún no resuelto tema de la muerte del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman.

Tengamos presente que en la noche del domingo 18 de enero, nos topábamos de golpe, con un notición: en el edificio “Le Parc”, en pleno Puerto Madero, hallaban con un tiro en la cabeza, dentro de su baño, a un hombre designado por el ex Presidente Néstor Kirchner, para echar luz sobre el atentado más tétrico que sufriese la República nuestra.

Pero no solo eso; hete aquí, amigos, que el lunes 19 por la tarde, inmerso en el calor veraniego, don Nisman iría al Congreso a disparar sendos misiles incriminatorios y a, según él, aportar pruebas y datos fehacientes que salpicaban con barro putrefacto a la entonces Jefa de Estado, al señor Canciller Héctor Timerman y a otros “pinches” más del Gobierno Nacional.

¿El origen de la cuestión? El archidiscutido “Memo” con Irán. La teoría del letrado encuadraba la cosa en estos pasos: los ex persas nos mandaban su energía (acá escaseaba) y desde aquí partían alimentos y granos. Pero había un pequeño obstáculo: la acusación formal contra determinados iraníes por el atentado, cuyas cabezas tienen precio internacional y pedido de captura.

Ante tal disyuntiva, sostenía Nisman, Cristina Fernández, puso en marcha un mecanismo perverso y de alta traición a la patria, actuando con un equipo reducido de colaboradores en aras de desmantelar el problema existente y concibe el “pacto” que instrumenta el destrabe de las dicotomías entre ambos estados.

Y la voz no resonó en el Parlamento porque murió antes del “día clave”, don Alberto. Claro que toda la circunstancia ha permanecido envuelta en complejas preguntas, con infinitas dudas y poquísimas contestaciones creíbles y certeras.

O suicidio. O suicidio inducido. O tétrico crimen. Las probabilidades a estudiar son esas tres y, pese a ello, no tenemos todavía un cuadro claro. Bah, en realidad, es sumamente factible inclinar la balanza hacia una hipótesis y descartar las otras dos. Los indicios, las pericias y análisis imparciales y desprovistos de fanatismos o apasionamientos, dan por casi sentada la idea de que el fiscal tenía mucho por dar, mucho por hacer como para liquidarse así nomás.

Además la causa posee aristas tenebrosas, contradicciones y absurdas declaraciones de varios actores. Un súper Berni, por ejemplo, da las condolencias a la madre del finado, cuando, en teoría, no se conocía quién era el individuo adentro del baño.

Y las imperfecciones investigativas brillan por sus connotaciones de puerilidad e infantilismo sospechoso. Hoy ya ha quedado comprobado el movimiento hecho al cuerpo, los “arreglos” compaginados para hacer creer lo inviable.

Y un tipo que dice haberle prestado un arma, para protección. Y el buen samaritano ahí anda todavía suelto. Lagomarsino sabe más que otros y no es tan ingenuo. Y la “guerra de agentes de inteligencia”. Y las elucubraciones que permitieron declaraciones poco afortunadas de Aníbal Fernández o de la propia fiscal Fein que lamentó públicamente no haber hallado pólvora en la diestra del occiso. Un escándalo internacional, un bochorno que nos plantea un cuestionario amplio, pero con una pregunta inicial ¿por qué?

Entonces los ríos desbordan y nos sorprende el hilo conductor del registro del homicidio. O magnicidio de caracteres siniestros, con barnices de impunidad y sadismo irreconocible para simples mortales que vivimos un día a día de laburo y televisión.

A don Alberto Nisman lo silenciaron, da la impresión, porque a alguien de muy arriba no le convenía que abriese su “bocota”. Porque el caldero iba a arder y nadie después lograría tapar las filtraciones tampoco.

No es un ítem menor. Los contrarios quisieron ridiculizar su persona, o distraernos con idioteces de cuarta, cuando el punto gris es la estrepitosa muerte de un tipo con proyectos y planes muy firmes y decidido a todo.

Que la jueza Palmaghini se haga cargo ahora directamente es otra muestra interesante. Aunque debió tomar el control de esta nave a la deriva un tiempito antes. No obstante, es una señal directa al corazón de los escépticos que han bastardeado la imagen y el trabajo de un funcionario público de alta consistencia.

El apartamiento de Viviana Fein y el pase a disponibilidad de los dos custodios de Alberto en esa jornada, Armando Niz y Luis Miño, se encasilla desde luego, en tal dirección: tratar de poner blanco sobre negro en un asunto “peliagudo” que nos mantiene en vilo por la ausencia de Justicia.

Por Mario Delgado.-

Advertisement

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

Published

on

Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

Continue Reading

Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

Published

on

“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho