Opinión
De las 39 casas del UOCRA
A las 20 horas del jueves 17, en el domicilio que hace las veces de anfitrión del barrio, Juan XXIII y Aguilar, en el UOCRA, se nucleó un gran número de vecinos, incluidos 21 adjudicatarios de las 39 paralizadas casas que quedaron expectantes, en medio de una tratativa burocrática que aún no ve la luz.
Bajo el paraguas de la Junta Vecinal, se dio cita también allí el ex Sub Administrador del Instituto Provincial de la Vivienda, el abogado José González Hueso y la concejal del Frente Cambiemos, Carolina Espinoza.
En primera instancia, amigos lectores, prendió el fuego temático el Presidente barrial Jorge Salías, quien ofreció ciertos aspectos del estado actual de la situación, tomando como marco de referencia, el drama de la gesta inconclusa de las casi 40 casas.
Expuso con crudeza clara el ítem de la inseguridad que se genera a raíz de los altos pastizales circundantes, y de la posibilidad latente de usurpación de alguna propiedad. Por supuesto abrió la puerta para que cada quien contemple en la entidad fomentista, un puntal de auxilio y de natural apoyo, en relación a éstas y otras cuestiones.
A su turno, José González Hueso, trazó un mapa exponencial de los procedimientos ya concretados en su órbita y culpó directamente a Nación por el no destrabe de los papeles.
Explicó que Provincia y Municipio cumplieron en su momento con los requisitos y que, cual medida anexa, La Plata iba a disponer fondos para completar los montos necesarios para la vuelta a la obra, ya que Casa Rosada solo ponía una porción de dinero, con un desfasaje de presupuesto.
Elogió el funcionario actual del Intendente de Azul, los denodados criterios de la conducción local del gremio constructor, y de la Jefa del Instituto de la Vivienda de los Trabajadores, Cristina Nieto.
Con tal panorama, y ante la parsimonia de Balcarce 50, los movimientos del tablero no obstante, amigos, se han cristalizado por estos lares. El alcalde Ezequiel Galli y el propio Hueso, se han reunido y el Jefe Comunal ha instruido a la edil antes citada para ocuparse “a full” del tema e ir avanzando en lo posible, contando ahora con una ventaja no menor: el mismo color político existe en los tres niveles y eso es un incentivo. Ojalá resulte.
Luego del informe, varios vecinos arrimaron sus cuitas: desde la impotencia por el tiempo perdido, hasta la pregunta puntual de una señora que está ya divorciada de quien figura como dueño de esa casa aún no inaugurada. Desde los respaldos por lo ejecutado hasta hoy, hasta la desazón impresa en el rostro de un señor que en realidad, no ve la luminosidad en el fondo del túnel.
Cada pregunta era una reflexión. Una visualización de problemas existenciales, como tener que continuar abonando un alquiler oneroso, mientras los años se diluyen sin el “nido” techado y listo para habitar.
Claro que estamos ante un tapiz ya observado en otras ocasiones y en otros barrios. ¿Cuál es el origen de la tragedia? ¿Cómo puede ser redundante el mal? Algo en el camino no soportó el peso y el andamio cedió. Y las consecuencias son tristes y ponen en el centro de la escena del dolor a quienes más debieran ser atendidos. El viejo y detestable truco de jugar con la gente. Porque un responsable final tiene que haber. Estas cosas no suceden porque sí nomás.
Pero bueno, gracias a hombres y mujeres “de buena voluntad”, la reversión del caso, llegará. Y esa fue la premisa que quedó instalada en el ambiente. Buscar entre todos los funcionarios, la salida de emergencia y conseguir el trofeo antes de que sea tarde, lógico.
Después habrá que ordenar el sorteo de las casas, la seguridad del obrador, los elementos colaterales. La conclusión fue, entonces, que en una próxima visita al lugar, los adelantos, las gestiones “canten” una fecha de censo de las viviendas, en aras de anotar el auténtico estado de cada una, y lo que será recibido sin dudas cual “Maná” del cielo: la fecha de retome de las actividades por parte de los muchachos albañiles.
De 39 adjudicatarios, 21 oyeron los pormenores, los pro y los contra. Si alguien que lee esta crónica, es también adjudicatario y no logró asistir, puede a través de la red Facebook, contactar con la Junta Vecinal del UOCRA e interiorizarse.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Lo bueno de tener prioridades
Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.
Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar.
Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego.
A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa.
Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera.
Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas.
Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido.
El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría.
Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad.
Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?
Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora.
Por Mario Delgado.-
Opinión
Te acostumbrás
Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera.
“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo.
La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos.
Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto.
Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros.
No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.
En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino.
Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes.
Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales.
Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre.
Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás.
Por Mario Delgado.-