Opinión
Animarse a más
La sapiencia de un buen profesor está en la pasión dispuesta en enseñar y en el respectivo conocimiento que ha de tener de la personalidad de sus alumnos, para interpretar sus tiempos y despejar dudas a la hora impactante de presentarse ante un público expectante.
Y tales atributos pedagógicos se reúnen en una persona que viene trabajando duro desde hace varios años: Damián Peredo. Y cada ocasión que abre su colorido arcón de música y sueños, sucede idéntica reacción, descolgando del cielo de las ilusiones, aplausos y “vivas” que demuestran en estado práctico que sus consejos y dedicación a ultranza son válidos. Porque cada quien, sin interesar edad o condición social, ha de entender el mensaje subliminal: todos pueden, todos tienen que animarse a más. Siempre.
Y en este caso en particular, mis amigos, hemos de recalar como por arte de extraordinaria magia, en la noche imponente del domingo 6. Hete aquí que en el coqueto salón institucional del Grupo Solidario “Juntemos las Manos”, o sea en Independencia 2601, se desarrolló con éxito la gran “Cena Show de Damián Peredo y sus Alumnos”, donde también desbordaron músicos y bailarines invitados.
La oportunidad sirvió y mucho para que un grupo de personas de diversa edad, cantase y/o tocase la guitarra en medio del aroma exquisito de las pizzas y empanadas.
Así fue entonces, mis lectores del alma, que Nicolás, Hilda, Renzo, Milagros, Yamil, Rodrigo y Germán, alumnos “peredianos”, recibieron los últimos reconocimientos de la gente por este 2015. Pasando por diversos ritmos, desde el folklore al rock, los noveles artistas, conquistaron los corazones de la concurrencia.
Por supuesto, Damián a su turno, mostró su estilo con invitados: su hijo Lautaro en teclados, que ya se perfila como un potencial sucesor de su padre en el ámbito en cuestión; un saxofonista de ley: Franco, que permitió que las melodías se iluminasen de pronto y Fredy, un batero que realmente se las trajo. Un correcto ensamble que hizo vibrar las paredes y latir los pechos.
Pero, por si alguien deseaba un poco más, un “bonus track” de élite, el “Grupo Elum” posó su maravillosa danza folklórica revitalizando otra vez que contiene un especial magnetismo y un don que converge en admiración por parte del numeroso auditorio.
Sin embargo, esto no fue todo, puesto que le llegó el espacio al tango por un lado, y a los melódicos por otro, con la voz y la idiosincrasia ponderable de un hombre que se planta con autoridad escénica y extrae suspiros de la platea femenina: Daniel Ottino.
El postre helado y luego el brindis final, con el anhelo de un porvenir feliz para todos y cada uno, se dieron cita ya transcurridas las primeras horas éste lunes feriado puente.
La visible alegría en los rostros al retirarse, hizo pensar a los organizadores que el esfuerzo de esta instancia, no fue en vano. La receptividad de las almas asistentes, lo corrobora y exhibe un amplio cartel: “Damián, profe y amigo: gracias por motivarnos, hoy y cada día, a ser mejores músicos y por sobre todo, lindas personas, sin temores ni dudas”.
Por Mario Delgado.-




