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Opinión

13 a 7 = Eduardo Rodríguez

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A barra llena y con un ambiente de conciliábulos, se puso en movimiento en la noche de viernes, el novel Concejo Deliberante local. Por esas cosas del destino, de una cuota de tacto que faltó y de negociaciones que se perdieron en la bruma, el resultado de la votación fue de 13 a 7 a favor entonces de la continuidad al frente del Cuerpo de don Eduardo Rodríguez.

Todo el mundo es consciente que en esta etapa de reacondicionamiento, el manejo del Deliberativo es un punto importante, un bastión a considerar.

Como un hito en la historia nuestra, el espacio contará con una autoridad máxima de distinto color, de otro “palo”, disímil al Ejecutivo. Un antecedente cercano lo señala el período comandado por el edil Franco Cominotto, entre los años 2009 y 2011.

Tiempo tuvieron de cualquier manera, mis lectores del alma, el abogado Ezequiel Galli y su entorno, para compatibilizar un apellido que reuniese las pertinentes condiciones para subir al estrado aceptado sin dilaciones por sus colegas.

Hete aquí que el árbol se empezó a mover con el viento y no se advirtió con precisión desde el sector galicista, la perlita que se les ofrecía.

“Cambiemos” posee 7 concejales: 4 del radicalismo y 3 del PRO. Pese a los diálogos presurosos y los concejos, primó la carencia de cintura política y de tacto práctico. Por tal motivo, se empecinó el futuro cercano oficialismo en levantar su propio estandarte, o sea el nombre del doctor Alejandro Gregorini.

Al resto del bloque, léase a los 4 radicales, no les quedó más opción, muy a su pesar desde luego, que apuntalar al ex hombre del conservadurismo vernáculo. Claro que con un detallecito no menor, amigos míos: a ningún otro representante del pueblo, le sedujo el buen señor, así que violín en bolsa y llegamos al recinto con tal propuesta, respaldada sólo por “Cambiemos”.

Cabe consignar aquí que el universo eseverriano y alguna otra bancada, no hubiesen objetado por ejemplo, al experimentado arquitecto don “Gato” Ernesto Cladera para suceder en la órbita de mando al ex Secretario de Desarrollo Social.

Sin embargo, los “prosistas” especularon con dos “jugadas maestras” que a la postre fracasaron no obstante. Por un lado una presupuesta abstención de Adriana Capuano (PJ FpV) que terminó fundamentando en breves minutos su aval a Eduardo y los dos concejales del FR que habrían dicho reconocer a Gregorini, aunque a la hora de “cantar” su voto, prefirieron la impronta “rodriguista”.

Es verdad que si hacemos cálculos rápidos, tampoco hubiese dado la cuenta para envestir a Alejandro. Los números eran particularmente propicios a la movida eseverrista, acompañada por el peronismo y por los massistas.

José María Eseverri estuvo en el recinto de la calle Rivadavia 3038; no así su continuador. El rostro alegre del intendente saliente, era descriptivo al máximo. Expresaba lo suyo también el adusto y perplejo semblante de Cladera, que ni siquiera atinó a tomar el micrófono cada vez que habló o votó. A buen entendedor, pocas palabras bastan, ¿o no?

De aquí en más se vendrá como por un tubo, un Concejo que requerirá esencialmente de consensos para ir en aras de aprobar proyectos de Rivadavia 2801. Un puente de diálogo entre ambos poderes que no debiera decaer jamás, de lo contrario, las situaciones se convertirán en impredecibles.

Ezequiel cuenta en su alforja con 3 concejales de su riñón. Desde su atalaya, no haber comprendido, no haber puesto una dosis de generosidad en pro de Cladera, le ha costado caro, le ha redundado en su primera derrota. Porque quedarse sin la Presidencia del HCD es un “descuido” que puede revelar varias aristas.

No es el fin del combate ni por asomo. Mas deja aparecer aspectos a pulir con rapidez de docentes, para no reincidir en breve lapso. Por último, consideremos también la factibilidad de un Concejo venidero con variopintas alternativas, que ojalá y sobre todo, logre arribar a una cúspide prominente: estar al lado de la gente.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho