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Opinión

Opinión: Firmá acá

La vivienda ubicada en San Juan 2829 se fue poblando de siluetas vecinales y de varios dirigentes de Agrupación “La Chispa” y del Partido Obrero. Hacía frío en la tarde del miércoles 2 de septiembre, a eso de las 18 horas.

La convocatoria se perfiló desde las charlas previas, con comentarios que se poblaban de recuerdos y anécdotas de quienes son pertenecientes a ese sector de la Olavarría nuestra, allá por los barrios Villa Magdalena y Villa Aurora.
Cálidos los mates. Vienen perfectos, mientras aguardamos la conferencia con los medios locales. El humo de las cubiertas llameantes que otrora cubriera el cielo de la San Martín y Eva Perón, se nota reemplazado ahora por el de los cigarrillos. Hay un cierto grado de nerviosismo, quizá apenas perceptible, detrás de los rostros curtidos por la acción de los días sin contar con las comodidades requeridas.
Claro, es entendible, mis lectores del alma: son gente sencilla, de las que no escriben sus memorias. De las de vocabulario restringido e instrucción corta. O cortada por la obligatoriedad de salir a laburar desde chicos.

Pero seres ansiosos de que alguien los atienda. Y los entienda. Cuando se dispuso, nos acomodamos en la sala que hace de comedor comunitario. Cuatro mujeres sentadas a la mesa, flanqueadas por planillas. Las damas suelen hallarse al comando de las protestas y reclamos, con espíritu aguerrido y de lucha.

Hablaron de tres centenares y fracción de rúbricas obtenidas en ambos márgenes, en los dos complejos habitacionales. Un trabajo de hormiga, recorriendo hogar por hogar, explicando los objetivos del petitorio en cuestión: alumbrado conveniente, cordón cuneta y la bendición del asfalto.
De tales asuntos versan las hojas, decoradas con las firmas, con nombres de los avaladores de la medida. La idea no es novedosa. Se inscribe dentro de los cánones habituales, o sea, llevar las firmas ante Mesa de Entradas de la Comuna y a partir de ese instante, aguardar respuestas. O resultados prácticos.

Revolotean, cual moscas molestas, ciertos pases de factura. Se cita un idéntico proceso, expuesto hace dos años atrás. Por unanimidad destacan que jamás fueron contempladas sus súplicas barriales. Dicen por el contrario, sentirse opacados por otros sitios, por otras obras comunales. Sobrevuelan al mismo tiempo, remembranzas de una visita rauda no muy lejana de un señor del oficialismo, que no habría vuelto.
Una puerta abierta da a un patio. Se cuela el frío y un trío de niños interroga al fotógrafo. Un señor vecino se suma al coloquio, disparando una catapulta cargada de críticas. Se menciona también la citación testimonial a la señora Miriam, aunque se trata de no ahondar en ese tópico más de la cuenta.

Una de las damas mira a la cámara y enmarca la situación: deja bien definido, subraya que todo lo hecho y lo que se haga, es totalmente por fuera de las entidades vecinalistas existentes. No se encuentran adheridos a las posturas fomentistas, ni quieren saber nada con los que están hoy.
Son Autoconvocados, a secas. Sin otro rótulo. Y quisieran calmar la sed de búsqueda de mejorar la calidad de vida.

Por Mario Delgado.-

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