Opinión
Opinión: De pisos y techos
Las semanas restantes hasta el 25 de octubre serán intensísimas. Los acercamientos y distanciamientos políticos darán bastante que hablar. Y, como una cuestión harto significativa, las sorpresas podrán abundar.
Quedan abiertos pórticos impensados solo tiempo atrás. Nada está todavía definido, nada se ha cerrado como para no elucubrar sendas posibilidades electorales de fuste. El tema central surge ante la factibilidad de derrotar o no a las huestes oficialistas, tanto en la nación como en la primordial Provincia de Buenos Aires.
El fantasma risueño de la Segunda Vuelta o Balotaje (o Ballotage), ronda inescrupuloso por los búnquers, buscando ávido a quien devorar con sus mensajes controversiales. Y agita las banderas de que todo se puede dar en un sentido o, por el contrario, que todo se ha de revertir con un simple gesto de sabiduría acomodaticia a las específicas circunstancias coyunturales.
Daniel Scioli por su parte, se prueba cada vez con mayor insistencia, su traje de Presidente. Y sueña con el discurso inaugural de su mandato. Sin embargo no debiera confiar en los guarismos recubiertos de dudas. Debiera sentirse más protegido electoralmente hablando, mis amigos. Es que existe un pequeño detallecito molesto para el ex motonauta: la perspectiva cierta que detrás de él asoman otras fuerzas con ímpetu. O sea, nos referimos al ingeniero Mauricio Macri y al ex intendente tigrense Sergio Massa.
Visto desde arriba, desde una toma aérea, diríamos que el ex Vicepresidente no se ubica solito en la grilla de partida, de cara al domingo 25 del décimo mes de éste año. Lo acompañan dos contendientes aguerridos y dispuestos a quitarle la gloria lo antes posible.
El Gobernador bonaerense es consciente de que tiene que arrasar en Primera Vuelta. Si tal situación no acaece, los vientos desfavorables lo podrían hacer tambalear. Buena letra y obras requiere su gestión de aquí a las próximas urnas. Para colmo de males, las aguas bajan turbias y eso no colabora en ninguna medida.
Lo cierto es, amigos, que en medio de negociaciones y apuestas firmes, salta a la arena una jugada de un ajedrecista calculador. Quizá los anuncios confirmatorios de la versión, a lo mejor no lleguen tan fácilmente; mas los rumores ya coparon la cancha por todos los rincones.
Dicen las vecinas chismosas y otras que no lo son tanto, que don Sergio en las últimas horas, autorizó a sus candidatos y más acérrimos leales, a que puedan repartir boletas del PRO, con la expresa candidatura de Mauricio, junto con la propia.
Esto partiría, de ser verídico, de una presunción interesante: el actual Diputado reconocería así su “piso” electoral (obtuvo en las recientes PASO el 14,2 % de los válidos votos). Al mismo instante, Massa observa su “techo” y advierte entonces su imposibilidad de saltar por sobre el ex Presidente de Boca juniors.
Pero no termina ahí el chimento. Prosigue con otra perlita humeante: Macri tendría que adherir al proyecto, bajando a la señora María Vidal de la postulación al sillón de Dardo Rocha. E inmediatamente, su reemplazo habría de ser el ex Jefe Provincial Felipe Solá, hombre del massismo como ya se sabe. Un cambio de figuritas que podría beneficiar a ambos líderes. La referencia pondría a Macri Presidente y a Solá Gobernador en una alianza única e ¿invencible?
El ala peronista no compartiría tal entuerto, por el lado del Frente Renovador. En el campo de juego del PRO, Jorge Macri ha exclamado a viva voz: “Un acuerdo con Sergio Massa es imposible y sería subestimar al electorado”.
En el interín, cada quien expone hacia afuera su plataforma. Habrá que atender a los simbolismos y a los datos de la realidad. Sin dejar, obvio es, de mirar de reojo a lo que vaya ocurriendo entre bambalinas.
Por Mario Delgado.-

