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Mirá vos

Empleados de peaje no quieren trabajar por miedo a los fantasmas

Son varias las historias que se replican y aseguran que se escuchan ruidos extraños y una luz blanca que rodea la silueta de una mujer que deambula por la autopista Rosario Santa Fe.

Noche pesada y oscura, dos hombres arriba de un auto. El viaje se había iniciado en Rosario y nada trascendía lo normal. Las estrellas se reflejaban en los campos contiguos, sólo podían verse en el horizonte las luces de algunas precarias viviendas y algunas industrias, apenas podía percibirse en el aire el olor del basural de Ricardone. La charla entre los ocupantes –dos reconocidos médicos de la región- se interrumpió de golpe al pasar exactamente por el kilómetro 17 de la autopista, sobre el puente que se emerge frente al cementerio de San Lorenzo. “¿Viste eso?”, se animó a preguntar uno de ellos. “Sí, pensé que lo había visto sólo yo”, respondió el otro.
La escena transcurrió en los últimos días y tras la historia, como si alguien estuviese esperando para no ser el primero en hablar, empezaron a conocerse otras.
“Tenemos el pedido de varios empleados que no quieren hacer el turno de la noche porque están cansados o asustados por lo que se escucha, por lo que se ve”, confirmó a SL24 Gabriel Berardo, secretario adjunto del Sindicato de Trabajadores de Concesiones Viales y Afines (SUTRACOVI). Los trabajadores se quejaron reiterados ruidos que se escuchan en la zona, pero no sólo aquellos “normales” que son propios de la noche y de un área transitada. Metales, cadenas arrastradas, gemidos en lugares donde no parece haber nadie.
A eso se suman algunos hechos de difícil explicación. “Muchas veces las puertas quedan abiertas, para agilizar el movimiento entre las cabinas o por simple descuido. Esas puertas abiertas siempre aparecen cerradas”, comentó un trabajador peajista. “A la noche se escucha de todo y podemos asegurar que no hay nadie”, dice otro.
Buscando testimonios, SL24 pudo recabar más historias. Un lector que prefirió que su nombre no trascienda contó: “Una vez venía andando con el auto, a la noche muy tarde de madrugada y hacía mucho frío. Iba sobre el km 11 más o menos (altura puente Fray Luis Beltrán) y de golpe vi en el espejo retrovisor que una persona me corría de atrás y se acercaba. Era imposible, si yo iba a más de 100 Km/h. De golpe vi que una luz me pasó y el corredor iba delante de mí hasta que se perdió en la noche. No sabía qué hacer, me quedé helado y casi me despisto porque por unos segundos lateramente dejé de manejar”.
“Me pasó cuando estaba amaneciendo, un mañana de invierno, de esas que hay mucha escarcha y niebla”, dijo otro lector, que narró: “Venía de Rosario y estaba por bajar en el acceso centro de San Lorenzo cuando ví a una persona agitando los brazos y saltando, como pidiendo ayuda. Estaba parada en la banquina y señalaba hacia la zanja, donde se veía el reflejo de una luz fuerte. Pensé que había despistado o algo así o que había fuego. Lo pasé bajando la velocidad y decidí parar a los pocos metros, para ver mejor y pedir ayuda. Cuando retrocedí hasta el lugar que estaba la persona ya no estaba más y la luz había desaparecido”.
Las historias se replican y los testimonios son muchos. La cercanía al cementario parece ser la principal “explicación” de los fenómenos, aunque nadie lo puede confirmar.

 

Fuente: sl24.com.ar

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