Opinión
Visión local
Se sustancian por estos días diversas ideas y propuestas para seducir al electorado olavarriense. El “caballo del comisario”, no obstante, corre con ventajas. Tres “palitos” diarios para hacer algo por la ciudadanía, y además, la concienzuda capacidad para discernir la idiosincrasia lugareña. Puesto que la personalidad, en general claro, del vecino es proclive a mantener un “status quo”, pese a las falencias y reclamos que se hacen, y que bien vale poner en la órbita de las cuestiones a solucionar.
Por tal motivo, el doctor José María Eseverri, si optase por fin por postularse a continuar en el sillón de don Amparo Castro, cosa que es altamente probable, tiene más de “un as en la manga”. Ya viene gobernando este terruño y dispone del consenso necesario como para obtener un resultado acorde a las expectativas.
Olavarría es conservadora y no debe extrañar pues, mis amigos, que se alce con un nuevo galardón electivo. Hay quienes prefieren quedarse con el que ya está, en lugar de incursionar en noveles horizontes. Y no es fácil tampoco competir con un aparato ya armado, con un bastión en marcha.
Eseverri posee plata en las arcas de Rivadavia y San Martín y ha hecho obras. Cuestionables o no, eso dependerá de la óptica de cada uno. Mas, en rigor de verdad, tan solo su nombre, inquieta al resto del plantel de oferentes. Sin embargo no es invencible. Pero hay que luchar contra feroces olas, con demasiado ingenio y carisma, como para romper la férrea barrera impuesta por los años de gestión. En el otro lado del ring, ha de instalarse alguien, o algunos, con decisión, con auténtica voluntad de presidir el Ejecutivo local. Que ponga todo su talento al servicio de la patriada.
Las zonas grises saltan a la palestra. El punto es saber contemplar los detalles. Hay un caudal de ítems interesantes, por donde iniciar un proceso, por donde abrir un paso elemental y acercarse el candidato opositor, o los candidatos opositores, al público.
Hay barrios que claman sin ser oídos. Hay localidades desamparadas. Hay gastos que se efectivizan, errando “el vizcachazo” de las urgencias populares. Hay controles que brillan por su ausencia. Hay una realidad que nos corroe a todos y que todavía el oficialismo, no anhela divisar.
Pero el Jefe Comunal es vivo. Entonces ofrece en bandeja lo que la vecindad quiere: fiestas, parques, grandilocuentes convenciones con emprendimientos impensados lustros atrás. Y cuenta el eseverrismo con un plus, lectores míos: los críticos que despotrican contra el alcalde, pero a la sacrosanta hora de votar, lo avalan sin dilaciones ni objeciones.
Contradicciones muy recurrentes en nuestra comarca. “Sacan el cuero” por doquier bastante número de individuos, pero luego, no se anima una buena porción de esa multitud a ningún tipo de variante, prefiriendo el continuismo al cambio. Típica acción local.
Por tales situaciones, no es tarea dócil de la muchachada de la vereda de enfrente, tratar de quitar de su “trono” al líder político vernáculo. Deberán hurgar, caminar, recorrer y charlar con todo el mundo. Meterse en las calles relucientes y en las que estén cubiertas de “cráteres lunares”. Tomar mates con el desocupado y con el ama de casa que no cuenta con una mínima protección en su cuadra, pasadas las ocho de la noche. Ojalá se interioricen todos los políticos de los “delíveris” de droga que pululan, desgarrando a los incautos. Quiera el cielo que hablen con los olvidados de siempre y elaboren plataformas actualizadas y ponderables.
Titánica pelea por conseguir un triunfo se avecina. Ojalá valga la pena. Ojalá sirva de algo.
Por Mario Delgado.-

