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Opinión

Previsiones electorales

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El 25 de octubre del año próximo se votará en la República Argentina. Luego de las PASO de agosto y muy probablemente antes de la segunda vuelta o ballotage electoral, dado que las presunciones apuntan a una contienda sin una mayoría absorbente y superadora del 41 % de los sufragios válidos. Por Mario Delgado.

Tendremos entonces, de confirmarse en la praxis tal circunstancia, tres incursiones por “los cuartos obscuros” en 107 días. Hecho que será histórico para la democracia nativa, puesto que desde la vigencia del ballotage, allá por 1994, nunca se ha utilizado aún este sistema.

Además de los postulantes a presidir la nación, se deberá decidir por gobernadores e intendentes en más de la mitad de las provincias. O sea que nos sumergiremos en una jornada preponderante y con diversas aristas para analizar y debatir muy intensamente.

En el campo de las especulaciones, las cosas por ahora están dadas para la gran batalla entre tres oferentes a quedarse con el sillón de don Rivadavia: Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri. Más atrás se sitúa UNEN con una catarata de precandidatos que no logra romper la barrera de popularidad necesaria para “copar la cancha”. La izquierda por su parte, mis amigos, está presentando un par de fórmulas dentro del FIT: una liderada por el actual diputado nacional del PTS, Nicolás Del Caño, y otra con el inamovible Jorge Altamira del PO.

Si bien la unción desde Casa Rosada no roza magistralmente a ningún precandidato del FpV, las tendencias a priori, e insistimos hasta este minuto, marcan al ex motonauta como un potable referente. El punto radica claro en determinar si el hombre es en rigor de verdad, un auténtico exponente “K”. Sabido es de antemano que el ex Vicepresidente continua siendo resistido por los cristinistas puros. Aunque desde ya, a nadie deberá asombrar cuando alaben y coreen su nombre si el perfil lo avala y termina marchando a las urnas como un sucesor de la hoy Primera Dama.

El tigrense Massa se preocupa a su turno por “amojonar” su partido en distintos ángulos del interior del país y además, cual padre protector se mete en la vida privada de sus dirigentes, corrigiendo conductas. Ejemplo clave: caso Martín Redrado.

Después de moverse en la cuerda floja, Insaurralde optó por don Daniel, revelación indubitable de lo que muestra el “placard” ahorita mismo. Scioli viene moviendo el tablero y el renovador ex Jefe de la Anses, no suma adhesiones como lo hiciese otrora. Se ha estancado o detenido. No simboliza esto un percance grave pero sí un signo de interrogación en base a los venideros meses.

Macri sí multiplica en las encuestas. Mas con el eterno dilema de sortear la trampa de cruzar exitoso la Avenida General Paz. Apela a las redes sociales para ganar adeptos y a los diálogos constantes con otros políticos de extracciones diversas, para incluir los en su proyecto de índole supuestamente “superadora”.

UNEN tira sin puntería al arco y se desparrama, no conjugando una historia coherente y compacta que contarle a la gente. El senador Sanz sueña con presidir a los argentinos. Visualiza en el horizonte una posible dupla con el boquense Jefe de Gobierno de la CABA. Lilita Carrió moraliza todo lo que toca pero polemiza tanto que asusta y divide aguas, antes de tiempo. Fernando “Pino” Solanas salió disparado cual catapulta a caminar distritos en consonancia con un propósito: abrir locales de su fuerza partidaria. De fondo, oye el llamado a “bajarse” de la precandidatura y allanar el camino de los otros.

Julio Cobos y Hermes Binner parecen agazaparse en sus puestos y ver cómo se desarrolla el match. El santafesino es la voz del socialismo y el mendocino es fuerte en su distrito y reúne una porción basta del radicalismo. Pesa sobre él el estigma de haber compartido “la mesa” del kirchnerismo. Los “ultra” no se lo perdonarán así nomás.

Más allá de lo que se esboce, amigos, coincidamos en algo particular: UNEN tiene que preocuparse porque no seduce tanto como era de prever y, colateralmente, hay un detallecito molesto para ellos: el vozarrón de Altamira del PO mide más en las planillas que alguno de los frenteamplistas. Cuidado, muchachos pues.

Candidatearse para la Provincia más importante, no es cosa fácil. O mejor expresado, no es fácil posicionarse como si tal cosa. De hecho, los apellidos que resuenan son reiteraciones en varios casos y exponentes que no hacen temblar a nadie en otros casilleros.

Margarita Stolbizer tiene imagen impecable. Pero no acapara adeptos. Giustozzi sonríe pero le pesa los avisos del Mundial. Habrá que observar si la población olvida o no. Posse es resistido por un sector del radicalismo de dónde salió. Felipe Solá quiere la vuelta olímpica con bombos y platillos. Ostenta un cuerpo adelante en experiencia.

María Eugenia Vidal del PRO recorre hablando en pubs con los vecinos y dejando la impronta de una mujer de centro, más que de derecha. Christian Castillo aspira a vencer al oponente del PO que le toque en suerte. Si los zurdos del FIT hacen una elección decente en la Provincia de Buenos Aires, arrimarán votitos a las localidades, estiman los émulos de Marx.

Y en la “conservadora” Olavarría los esquemas se diluyen o confluyen, de acuerdo al color del cristal con que se mire. Porque es un “secreto a voces” la imposibilidad de la vereda de enfrente para derribar el muro. El muro hace obras y tiene plata a montones. El muro es José María. Y él fuma tranquilo detrás de la puerta marrón de su despacho, a sabiendas de los números de las encuestas propias y de los demás exponentes.

¿Por qué Eseverri puede sosegarse? Por una sencilla razón: es consciente de que el esfuerzo deben ejecutarlo los otros aspirantes al sillón en este caso, de don Amparo Castro. Mientras juega dos jueguitos: 1.- No define qué corno hará en el 2015 todavía, generando nervios y cubriendo espacios con esta actitud. Y 2.- Va presentando en sociedad posibles reemplazantes para un porvenir ficcionado pero, quién te dice que no sea posible.

Y la aguja del termómetro oscila: Szelawoski, Rodríguez, Iguerategui, Arregui… Apuesten, señores ustedes. La compra de automóviles, especialmente la Jeep Cherokee, y la carencia de asfalto en algunos barrios, son al día de hoy, mis amigos, dos atrayentes ítems que revolucionan el ambiente. Veremos cuánto dura esa ebullición y como logra capitalizar el arco opositor ambos dilemas.

El peronismo, ese paraguas tan amplio, contabiliza tres nombres de peso con intenciones de imitar al García Blanco que ganó en 1.987: Gonzalo Bagú, José González Hueso y Guillermo Santellán. El primero responde al señor Ministro Randazzo. Sus compañeros siguen a Scioli.

Más allá de las cualidades personales y las propuestas que se irán conociendo, representa un libro abierto, sin epílogo aún escrito, el panorama de los subsiguientes meses. Aunque los más racionales se golpean el pecho con una lamentación que estremece: el justicialismo no ha alcanzado la imprescindible unidad prioritaria para vencer cualquier traba.

Sin la conformación compacta de un solo líder, las diatribas permanecen en pie. Gane quien gane la interna abierta, la incertidumbre rondará. Si la columna fuese sólida y única, entonces otra podría ser la historia. De cualquier forma se vienen horas apasionantes.

Los progresistas han de hallar a la brevedad un aglutinador de votos. La base de los 20 puntos de “rating” debe bloquearse, romperse. Si repiten los candidatos de otrora, los conteos de boletas ya estarán cantados con antelación. Es propicia una novel intervención. Un aire fresco y renovador, un horizonte despejado de brumas. ¿Quién será capaz de reunir tales mínimas condiciones?

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho