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Opinión

Nuevos imperialismos

[quote]En este mundo globalizado moderno, Brasil y República Popular China, han comenzado a reemplazar o a emular a Estados Unidos en su función imperialista. ¿Cómo se ve, desde los ámbitos políticos, tal incursión? Y, sobre todo ¿cuál es la posición de la izquierda, la que se supone, debe ser antiimperialista? Por Mario Delgado.[/quote]

 

China Popular ya no es tan sólo un Estado maoísta por excelencia: hoy es también capitalista. Es el país más poblado del mundo. Según un censo de 2013, cuenta con 1.350.695.000 de habitantes. Habría más de 20 millones de ricos y 500 millones de personas de clase media.

Es una nación soberana de Asia Oriental. Posee su territorio vastísimo 22 provincias, 5 regiones autónomas, 4 municipios de jurisdicción central y además 2 regiones administrativas especiales. A su vez, reclaman por Taiwán a quien consideran una parte del país.

La Guerra Civil triunfante el 1° de octubre de 1949, le otorgó carácter de República unipartidista con el Partido Comunista Chino (PCCH) a la cabeza de todas las acciones políticas. Sin embargo, ya en 1978, se concretaron reformas económicas que fueron flexibilizando la férrea economía dispuesta, y hace 10 años atrás se abrió otra gran puerta, permitiendo a los capitalistas el ingreso al PCCH.

Tal es así que en la actualidad, se contabilizan 30.000.000 de empresas privadas operando dentro y fuera del Estado asiático. La balanza se ha inclinado tanto a favor que China Popular es, por estos días, la mayor potencia económica del globo terráqueo. Casi nada, pues.

Su coordinación y proyección es imparable: invierte en 184 países diferentes, sin importarle bajo ningún concepto, el Gobierno de turno de esas naciones, que pueden ser presidentes democráticos, reyes o títeres autoritarios dependientes.

No contento con su caminar incesante desde el punto de vista comercial, le dedica tiempo a su vez a las escaladas militares y a la fabricación de armas. Y participa en conflictos bélicos regionales. De paso, domina el Tibet y otras comarcas.

Este escueto cuadro de situación, queridos lectores, nos hace ya presuponer que de la vieja escuela del PC, no queda mucho resto. Pero, continuando con la línea imperialista, los chinos de Mao, o ex chinos de Mao, acumulan en el presente, una imponente reserva en oro.

Forman, también con Rusia y Brasil, entre otros aliados, una poderosa unión denominada BRICS, la cual guarda en sus arsenales armas nucleares. Y comienzan lentamente a desplazar del centro de la escena a la otrora indetenible NATO, de los yanquis y Europa.

Siguiendo este contexto, los líderes argentinos, tanto del oficialismo como de la vereda de enfrente, se han ido pronunciando. En su gran amplitud, cabe consignar amigos míos, con extrema timidez y liviandad, como al descuido más bien.

Mirando el planisferio, algunos han echado a correr la voz simplona de “preferible son los  brasileños. Cerremos entonces el círculo en torno a ellos”. Sergio Massa y Mauricio Macri desde divergentes tribunas han coincidido en ésta postura. Fernando “Pino” Solanas, a su turno, no tardó en salir en auxilio de los cariocas, en detrimento del resto.

El contexto resulta tan efusivo que solamente el Nuevo MAS, desde la órbita izquierdista, visualiza a China y a su amigo Brasil, como imperialistas noveles, que salen a la caza de incautas presas. Esto es llamativo no exclusivamente aquí, puesto que en el propio Brasil, los partidos zurdos no alcanzan aún a dimensionar la gravedad de los senderos por los que transita el país de los carnavales.

El kirchnerismo primero y el cristinismo luego, han fluctuado entre los dos lobos disfrazados de cordero. Primero abrazaron a Brasil y ahora “se casan” con China Popular. Para congraciarse con los “ojos rasgados”, Balcarce 50, en un gesto impulsivo e infantil, le ha entregado chapa de inmunidad a cualquier tipo de operatoria del Banco Central de Pekín dentro de las fronteras argentinas.

Nadie dice que nuestros hermanos chinos sean tontos o torpes. Y la práctica desmiente, de todos modos, cualquier duda que hubiere al respecto. Y son tan vivos en su proceder que, insistimos, gran porción de la izquierda vernácula, no comprende con certeza de qué lado del rio colocarse.

Dándole otra vuelta de tuerca a las actitudes de los políticos nativos, convengamos que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, revuelve con insistencia el estofado, mas al instante preciso de responder se queda con un cómodo: “somos anti – yanquis”.

Se deduce que semejante afirmación conceptual (archi sabida por otra parte), hace tambalear la desvencijada estantería. Con esa postulación tibia, le dejan la llave en la diestra a los “brazucas” y a los chinos, a quienes, es triste reconocer, todavía “no palpan de armas”. No los sienten como imperialistas al acecho.

En el mientras tanto, China Popular abre surcos en Latino América con extrema facilidad.

Desde la órbita de Casa Rosada se emiten consignas, tales como: “Patria sí, Colonia no”. O la más reciente: “Patria o Buitres”. Quizá debieran estas palabras altisonantes atraer la atención sobre el dilema existencial de fondo, que se nos está poniendo en análisis.

Porque si se observa, si se captan las imágenes con un solo ojo, no se obtiene de ninguna manera, un paneo general del lugar, de la realidad que nos circunda. Es lamentable abrir y cerrar el libro de las versiones de los demócratas nuestros, y no captar, a excepción de honrosas figuras, una convicción avasalladora en cuánto a este tópico de vital interés para la pretendida independencia tan pregonada por cristinistas e izquierdistas.

Falta conocimiento o huelgan las ideas. Muy poquitos hasta este minuto han proclamado la verdad, pese a la burla o el escarnio, aún de sus propios pares. Poquitos han elevado la voz y las pancartas para esbozar: “cuidado con Brasil y China Popular. Cuidado con los nuevos imperialistas”.

Por Mario Delgado.-

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