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Opinión

Fijate en el Estatuto

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No hay un minuto sin que surjan nuevas instancias dentro del universo fomenteril actual, tomando como marco de referencia la entidad cabecera, o sea la “Federación”. Nada es determinante y todo puede variar, a raíz de los distintos capítulos de esta auténtica novela que arrancó en la primera reunión del 29 de enero. O, incluso antes, al decir de algún referente barrial, porque también inscriben dentro de la faceta de esta polémica incesante, aquella pretendida manifestación en contra de los aumentos de tasas, un 27 de diciembre del año anterior. Un vértice del fomentismo dijo “sí”, mas otro se opuso a participar y en la praxis, fue un reducido número de dirigentes los que estuvieron en la custodiada Sesión Extraordinaria del HCD esa mañana crítica.
En consecuencia, en los ditirambos fomenteriles hay que mirar con suma atención y no tocar de oído. Cosa que hacen algunos que jamás pisan una reunión fomentista y luego hablan o escriben sin ningún contexto de autoridad, sólo dejándose guiar por testimonios de terceros, muchas veces interesados en difundir tal o cual versión de los hechos.
Un condimento ácido lo interpreta la puesta en vigencia de las renuncias efectivas a la conducción federativa, que se dieron en el marco de la discusión de fondo que barniza al cuerpo dirigencial desde hace buen rato. La visita de la señora funcionaria Laura Sequeira al salón de Dámaso Arce, abrió la puerta a una tensión y disyuntiva que, es evidente, ya venía de antes y eclosionó aprovechando la situación caótica que se generó de golpe en 25 de Mayo 1119.
Los “unos y los otros” salieron inmediatamente a relucir pues con sus argumentos y argucias, deshojando la margarita del supuesto amiguismo o no con la Comuna local. Las discrepancias intestinas, saltaron al relieve público con rapidez. Lo que los pesimistas creían que podría suceder tiempo después, dada la heterogeneidad de la conducción nueva, se precipitó, dejando al descubierto una partidización política y confrontación entre algunos fomentistas que se han visto involucrados con el dilema intempestivo.
Se contextualizó entonces una rivalidad expresa que no pareciera poseer fin, aunque ya son varios los que tratan de poner paños fríos y arrimar el bochín hacia el punto de unir los cabos sueltos y proseguir, sin guardar viejos o nóveles rencores.
Pero si hasta el Vicepresidente de la entidad madre, Oscar López dimitió en la última convocatoria mensual del 12 de este marzo en curso. Y junto a él, toda una tropa de ofuscados por la resolución del denominado “Caso Martín Roldán”. O por la no resolución hasta acá de ítem tan tensionado, tal cual ellos consideraban se debió actuar, tomando como “violencia de género” la actitud desarrollada por el citado dirigente con la mencionada efectora municipal y sus postreras implicancias, disculpas incluidas.
Miembros titulares y suplentes se impregnaron de renuncia. A excepción de uno que fue pronunciado como posible renunciante, Emmanuel Durante, quien certificó empero su decisión de no dejar la Comisión Directiva así como así.
El resto no cejaría en su intención y el Palacio San Martín en concordancia recibió en la víspera ciertas firmas que avalan tal apartamiento. Si nos atenemos a los datos, salvo la excepción de Durante, los demás concuerdan en su idea primigenia.
Mientras este tapiz se pinta, un grupo de referentes, entre llamados telefónicos y encuentros personales, va manifestando que están perfectamente dispuestos a unir voluntades y centrar fuerzas en no dejar ceder los cimientos federativos.
“Tenemos diferencias pero las dejamos de lado olímpicamente en pos de lograr rearmar la entidad de base. No queremos la intervención de la Municipalidad ni que avasallen nuestra “Federación”, le ha expresado en confianza un dirigente a quien esto suscribe.
Cada acción y reacción requiere no obstante una ojeada al Estatuto creado en 1.985 para no perder el eje de la cuestión. “Fijate en el Estatuto”, suelen esbozar con asiduidad los fomentistas. Los vericuetos legales pueden hacer chocar las estimaciones previas con la realidad.
Lo más sobresaliente del tándem que anhela la “unidad”, por citarla de alguna manera, es su recelo con Rivadavia y San Martín. Aunque no se detiene ahí todo el campo de tareas. Hay más. Demasiado más, si me permiten. Novedades que estarían viniendo raudas en breves horas. Estaríamos hablando de pueriles errores administrativos cometidos por un descuido, que sin quererlo claro, podrían hacer virar todo el tablero por el aire otoñal. Por eso, como lo dijera “Radio Colonia” por tantos años: “Hay más informaciones para este boletín…” O para la próxima nota de este cronista.
Por Mario Delgado.-

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho