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Opinión

Reforma Previsional: ¿desmadre intencionado?

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La búsqueda ¿caprichosa? de Balcarce 50 de sancionar la Ley de Reforma Previsional vía Cámara de Diputados, ha sido por ahora una significativa derrota para las huestes oficiales, con todo lo que ello implica.

En un clima político y social convulsionado, con desmanes dentro y fuera del recinto deliberativo, la propuesta no prosperó tal como esperaba con ansias el sesgo macrista.

Fue, sin lugar a dubitaciones, un momento muy álgido y de tensiones al por mayor, con agresiones y desmadres que se contaron por cientos.

El Gobierno Central en el interín calculó mal los números, puesto que un par de referentes de fuste, habían dicho sueltos de cuerpo, que les daría espacio suficiente para sesionar y aprobar.

No hubo quórum, sin embargo, y sí empellones y hasta un golpe de puño que casi da en el blanco, por parte de Emilio Monzó, Presidente del Cuerpo Deliberativo, a Leopoldo Moreau, devenido con el tiempo en defensor a ultranza del kirchnerismo. ¿La disputa en sí? Nada menos que el micrófono…

No es un dato menor este revés de Mauricio Macri y su equipo económico. No cayó gracioso el levantamiento de la Sesión en Casa Rosada.

Hubo otros episodios para el olvido este año. Allá por el hoy lejano 16 de febrero, el mismísimo ingeniero Jefe de Estado, tuvo que decirle al pueblo que no pagaría la Nación una deuda a “Correo Argentino S.A”. La vinculación familiar con esa empresa postal, era archi sabida.

Pero hubo más: bajó a Jorge Macri de una candidatura a Diputado Provincial promisoria y apartó a otro pariente, Ángelo Calcaterra de la escena pública, haciéndole vender la Compañía “IECSA”.

La contracara llegó para aliviar la gestión con las PASO y el 22 de octubre. Mas ahora el choque es frontal contra las disposiciones que son de pleno conocimiento.

Empero los señores gobernadores están dispuestos a dialogar y dar el aval que necesita “Cambiemos” para culminar venciendo en la pulseada el próximo lunes.

Los mandatarios provinciales aplauden el Pacto Fiscal y de paso se encarama la posibilidad de reubicar el alicaído Fondo del Conurbano.

Claro que los heridos, las balas de goma, las polémicas, las baldosas rotas para arrojarlas a gendarmes y policías, y la ingratitud que conlleva el Proyecto de Ley Previsional, ha superado las estimaciones más ácidas.

Y otra vez se posa la cámara televisiva en Elisa Carrió que perfiló un cierre de las deliberaciones bochornosas que no iniciaban su curso del todo.

¿Conclusión? El oficialismo no ha sabido promover ni defender con habilidad su idea. Más allá de si tiene o no razón. Entonces la catapulta aceitada se posicionó desde la zona del cristinismo, del massismo y de los sectores de izquierda, aliándolos contra el Gobierno.

En un marco de desinformación concreta de qué cornos propone la Ley, más allá de los slogans del Gobierno o de los acérrimos comentarios opositores, la barca naufragó.

Parece que el aumento real que percibirán los jubilados, será de un 4 % menos que la escala utilizada en el 2.009, en el período kirchnerista.

La inversión macrista de 75 mil millones de pesos, hecha en 2.016, para intentar resarcir el 82 % vetado por la ex mandataria Cristina Fernández viuda de Kirchner, ha quedado tapada por semejante “despiplume” actual. El Gobierno reafirmamos ha obviado un detalle fundamental, pues: promover y defender con solidez y claridad. NI UNA COSA NI OTRA HA TENIDO.

Los 8 millones de jubilados que dejó la mandataria anterior, son una cifra impactante. Además con el plus anecdótico de que casi la mitad de ese porcentual, no aportó jamás a Caja alguna. O sea, su dinero de cobro, es absorbido por el propio Estado y surge de otros contribuyentes. No obstante, en el imaginario colectivo popular se ha impreso otra imagen, totalmente oprobiosa para el Ejecutivo de Capital.

La quita de dinero a los argentinos de la tercera edad y el aumento en la edad para acogerse a los beneficios, de quien trabajó una vida, es lo que sobresale, convirtiéndose en la tosca dura en el zapato macrista.

Dilemas sin resolver, una apuesta que requiere otra alternativa, una oposición unida consciente o inconscientemente por la virulencia y la senda hacia la anarquía, el caballo ancestral de la represión que relincha otra vez y un montón de insólitos cuestionamientos para anexar.

En el fondo del salón, como una extraña burla del destino, una frase copiosa de la señora Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional que estremece hasta los tuétanos: “Los ancianos viven demasiado y es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo YA”.

Por Mario Delgado.-

 

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho