Connect with us

Opinión

El mal menor

Published

on

Se puede hacer política con convicciones y con denuedo a flor de piel, o buscando en todo caso, un acomodaticio pasar en ocasión de triunfar, de alcanzar la meta propuesta.

Es también considerable que no para todos en general, las aspiraciones son idénticas, por más que se presenten como opción electoral.

Algunos referentes son plenamente conscientes de lo que ofrecen, de sus ideales por un lado, y de, a su vez, las reales limitaciones que los barnizan. Otros suelen recurrir al denominado “pragmatismo”, o como diría alguna abuela, “se van instalando mirando hacia dónde calienta el sol”.

Ahora bien, el gran dilema que devora las mentes de los sesudos estrategas y asesores es, en rigor de verdad, cómo plantarse frente al elector, con qué armas y argumentos dignos de devoción. La sola seducción de la imagen, parece no ser todo, después de tantas contiendas disputadas, al menos desde el ´83 para acá.

A veces los candidatos observan el panorama y contemplan con antelación el semblante del votante. O, expresado de forma más literal: “el humor social”. No falta la oportunidad en la cual elaboran su tesis, en aras del “mal menor”.

Es una notable proposición, arribista y banal, pero bien efectiva. Consiste en procurar adrede que el sujeto ingrese enojado al cuarto oscuro y elija teniendo en cuenta a quien represente un peligro menos riesgoso que el otro, que está agazapado esperando.

“Para que no gane fulano, voto a mengano”, se dirá pues a la salida de la escuela. A un costado queda, anonadado, cualquier prolijo andamiaje de plataforma electoral, en ese preciso momento. Con poquita adherencia nomás, trepa la hiedra.

“El mal menor es una excusa barata, un gran engaño”, expresa el padre Custodio Ballester. Sin embargo, los vientos partidistas suelen cambiar de dirección, “aggiornándose” a las circunstancias. Aunque habrá partidos que continuarán en sus trece, sin desviarse un ápice, pese a los números que reciban en compensación, en cantidades de votantes.

Un ejemplo de coherencia que viene a mi mente, amigos, para ilustrar esta encrucijada, lo aporta el “Frente de Izquierda y de los Trabajadores” (“FIT”).

Nacieron en 2.011, de la mano del “Partido Obrero”, el “Partido de los Trabajadores Socialistas” e “Izquierda Socialista” y se han mantenido unidos más allá de sus críticas intestinas o de sus trapitos secados al calor de sus propios medios de comunicación impresos u on line.

Fíjense ustedes que, a nivel local, esencialmente el “PO” (ya desde antes de esa fecha) se ha hecho eco de cuánta protesta social, estudiantil e incluso de género se haya manifestado. Desde hace unos años, han aparecido también militantes del “PTS” para reforzar el tablero.

Se podrá o no asimilar las consideraciones del trotkismo refrendado por estas personas, no obstante son poseedores de un valor o de una tozudez, irreductible: dirán idénticamente cada concepto, pese a que transcurran las agujas del reloj o las páginas de los almanaques.

Se balancearán los gobiernos y el “FIT” NO se tomará un respiro. El punto es definir, hoy por hoy, si tal actitud no debiera devenir, en cierto minuto no distante, en una autocrítica profunda, a raíz del espaldarazo que reciben en las urnas, que no termina siendo el óptimo, el anhelado.

Porque pelean escaños, pero no son aún una opción de poder. No figuran en el imaginario colectivo como un eje o un trampolín que conduzca a los miembros de esa visibilizada fuerza, a Casa Rosada.

Los integrantes de este tándem insisten en sentarse aquí en Olavarría, en una banca de edil. Es decir, parten desde la génesis, de un proyecto clave y claro pero también más humilde (o más sincero dada la estructura) que el de partidos colegas que ansían el sillón de don Amparo Castro.

¿Es una desventaja o una sensatez? Lo clarificador del grado de aceptación del que dispensan, lo da sin dobleces el conteo de los “porotos”. Veamos, amigos, entonces:

PASO del 9 de agosto de 2.015: El “FIT” mantuvo una interna a nivel de nuestro distrito: Lista de Clara Andrés (“Renovar y fortalecer): 512 votos, o sea 0,8 %. Lista de Carlos Gil (“Unidad”): 1.704 votantes, lo que refiere un 2,65 %. Total en porcentaje: 2,73 %, en votos: 2.216.

El 25 de octubre de ese año, en las generales, el “FIT” fue apuntalado por 3.201 electores, o sea el 4,63 %.

El termómetro vuelve a bajar la fiebre: para las PASO del 13 de agosto del 2.017 el Frente no va a internas y saca con Yasmín Almeida: 1.818 votos a favor, lo cual significa un 2,65 %. La matemática o la calculadora, expone 398 votos menos en estas Primarias, comparando con la de dos años atrás.

El intríngulis a descifrar es indudablemente, la elección próxima y como escalar la montaña. El sueño de un sitial de concejal, pareciera esfumarse para el cálculo frío, pero no así el optimismo de la tropa, primordialmente joven.

La teoría del “mal menor” queda automáticamente desenchufada del foco de acción de los émulos de León Trotsky en Olavarría. No tuercen su estandarte, no se adecúan a los vapuleos exteriores. Quizá sea para aplaudir tal convicción. Sin perjuicio de sus arraigos filosofales e ideológicos, no caería tan desagradable en la opinión pública, una introspección, un análisis hacia dentro de las venas mismas del pensamiento de la “zurda vernácula”.

Por Mario Delgado.-

Advertisement

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

Published

on

Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

Continue Reading

Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

Published

on

“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho