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Opinión

Sionismo hoy: un lavado de cara

El artificial y sionista Estado de Israel, continúa con sus tropelías hacia los palestinos y también hacia la convulsionada Siria, ante la incongruencia de la insípida e inútil ONU, terriblemente obsecuente con los judíos.

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El artificial y sionista Estado de Israel, continúa con sus tropelías hacia los palestinos y también hacia la convulsionada Siria, ante la incongruencia de la insípida e inútil ONU, terriblemente obsecuente con los judíos.

Entre otras correrías, los hebreos han dispuesto un intenso operativo represivo para frenar de cuajo las manifestaciones de familiares y amigos de palestinos arbitrariamente detenidos.

Hay por estos aciagos días una huelga de hambre de 1.800 presos palestinos, la cual ya pasó la barrera de las treinta jornadas. En la Franja de Gaza resultaron heridos de bala once ciudadanos palestinos y en Cisjordania, hirieron los soldados israelíes a veinte protestantes.

Lógicamente ha de interpretarse, mis amigos, que en tal contexto de bronca e insensibilidad, las condiciones de las cárceles hebraicas, no son las óptimas para nadie. Y, justamente, a raíz de ello, es la citada medida de no ingerir alimentos que llevan adelante los apresados.

“Son presidios inhumanos”, sentenció hace apenas horas atrás una mujer palestina de unos treinta años, al salir de una visita a su esposo, incluso limitada en horario.

Como si esto fuese poco, entidades de derechos humanos independientes, van desperdigando la visión crítica de que en los territorios ocupados, no se respeta ni por asomo, la libertad individual ni tampoco la libertad de género. Una temática que se va imponiendo a cuenta gotas, en medio de un régimen ultra conservador.

Aunque convengamos que los actos indebidos no cesan ni se restringen. Yendo a un pequeño repaso de aconteceres próximos, no habría que olvidar  tampoco las viles acciones de la armada judía, en octubre de 2.016, hecho que trataron de minimizar y no tuvo un repudio gubernamental hebreo, ni siquiera en el presente.

En esa oportunidad, la flotilla “Zaytuna Oliva”, con trece mujeres de distintos países y profesiones, fue interceptada en aguas internacionales y, por ende, no llegaron a Gaza. La intención de estas féminas era poner blanco sobre negro con respecto a la cotidianeidad del sufrido pueblo palestino y sus mujeres.

Otro elemento agreste y que pinta de cuerpo entero al Gobierno sionista, lo dispuso en su cuenta de Twitter el Primer Ministro Benjamín Netanyahu, ya con ocho años en su sillón de mando. Este señor escribió el 28 de enero de este año, en concordancia con el muro anunciado por Donald Trump en el norte de América: “Trump tiene razón, yo construí un muro en toda la frontera sur de Israel. Este detuvo toda la inmigración ilegal. Mucho éxito. Buena idea”.

Netanyahu ha ordenado dos invasiones a la Franja de Gaza, la más densamente poblada del mundo, en 2.008 y 2.012. Inconforme con tal actitud bestial, ha bombardeado hospitales y viviendas y ha desplegado tropas para desplazar habitantes e insertar en ese sector, nuevos colonos judíos.

Las descripciones que podríamos subrayar de incertidumbre para los palestinos, serían amplias e irreductibles. El aval de las grandes potencias, especialmente Norteamérica a su estado satélite Israel, es un hito histórico. Con una inversión multimillonaria para respaldar todo el movimiento militar y político puesto al neto servicio de una causa imperialista y soberbia, como lo es el sionismo internacional.

Oportuno nos resulta en esta crónica, reaccionar ante aquél instante en el cual un sionista de ley, un magnate pirata imperialista, disfrazado de patriota, Ben Gurión, fundó unilateralmente el Estado de Israel, el 14 de mayo de 1.948, con una minoría judía en ese momento por esos lares. Allí mismo comenzó el calvario para los palestinos.

Mientras, amigos, la infeliz ONU, redacta panfletos irrisorios y la comunidad mundial, hace la vista gorda y aún nos inundan los descendientes de Abraham, con las falacias del llanto y de la defensa territorial.

Pero para los sirios también hay beligerancia: desde el 2.013, han existido al menos tres ataques con misiles al territorio de ese país. El último se registró hace sólo algunas horas, atacando los almacenes del Aeropuerto de Damasco. La excusa perfecta suscripta por Tel Aviv, ronda la increíble representación teatral que dice textualmente que desde esos lugares “se hostiga al curtido pueblo israelita”.

Por Mario Delgado.-

 




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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho