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Opinión

De nuevos y viejos candidatos

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La pluma y la palabra del avezado periodista Cacho Fernández, le ha sugerido al patrimonio político vernáculo, un novel tinte espectacular, al dejar trasuntar, casi como un axioma o, en su defecto, como latente posibilidad, que puede retornar del ostracismo don José María Eseverri para meterse de lleno en la vida democrática local y, lógicamente, desacomodar “muñecos” (en sentido metafórico y sin ganas de ofender) más o menos ya predispuestos.

Si tal especulación del experimentado “Cachito”, emanada de buena fuente, posee base cimentada en la roca, nos encontraríamos en breve con un anuncio de platillos y bombos batientes: el ex senador y ex alcalde, iría por una banca en el Honorable Concejo de Alsina y San Martín.

El tema obligó a más de un político a recurrir a un par de calmantes. Y algunas cabezas se dieron contra la pared. ¿Cómo es esto de que José María se largue a tamaña aventura?

Es que en el universo de la política, ya desde hace años, se viene agudizando un inmenso vacío de interés ciudadano por las cuestiones inherentes a la actividad partidaria. La famosa “crisis de los partidos”, más allá de consideraciones de carácter personal, es verídica y comprobable. Tal situación, amigos míos, ha arrastrado un inconveniente conexo: la problemática que suele observarse a la sacrosanta hora de armar un conglomerado de nombres más o menos, presentables. Y apetecibles para la sociedad. O sea, suena a veces difícil la campana de conciliar un candidato que seduzca a la población y, que por ende, posea cierto predicamento social el tal hombre o la tal mujer. Y si a ese combustible le agregamos como al descuido la ausencia de representatividad real de los partidos, o al menos, de la gran mayoría de ellos, llegamos a la triste conclusión que vamos medio como quien improvisa, sin una línea ya trabajada, elaborada y bien sazonada. Salvo excepciones, insisto.

Es razonable creer, siguiendo este hilo conductor, que cualquier movimiento extraño que se realice, pues, acarreará la atención, sobre todo si se toma en cuenta la implicancia de esta elección legislativa por venir. Porque el oficialismo se juega la idea de mirar hacia el 2.019, por una reelección del actual Intendente y, si bien no es excluyente, sí convendría trepar lo más posible en esta oportunidad.

Los apellidos para agosto y octubre, en el rincón oficialista, irán surgiendo al parecer de funcionarios en ejercicio. Tal es así el anticipo de Bruno Cenizo y Dalton Jáuregui. Y de la señora Directora del PAMI. Se cayó, se presume, la tesis de ir encumbrando a Delegados de las localidades que fuesen afines a “Cambiemos”. Ocurrió ese traspié por razones obvias: no fueron óptimos los guarismos de los postulantes “cercanos” al Alcalde nuestro. Sólo se contabilizó una localidad que cumplió con las expectativas, dicen los que saben.

Es una verdad suponer que no es fácil integrar una nómina atractiva. Habrá que imaginar algún extrapartidario, algún peronista descolgado del pincel, del entramado del Frente para la Victoria, o en la nueva presentación de don Ernesto Cladera, que ha expresado su intención de no candidatearse.

Por otro carril, amigos, avanza la locomotora de la unión GEN – UNA, cada día más ensamblada. Si finalmente se anunciase ese grupo fuerte, el asunto se pone interesante.

Telma Cazot, Secretaria del HCD, ya suena en los altoparlantes. Sandra Gómez, armadora del GEN aquí, la vuelta al pago chico o no de la diputada Liliana, el acople de Radicales Convergentes y de socialistas que ven con buenos ojos la alianza (otros no son tan benevolentes con el abrazo Sergio- Margarita), conforman un tapiz que puede llegar a crecer. Y si eso se produce, ¿no podrían ingresar más ediles al Cuerpo Deliberativo nativo de esa extracción política? Y sumarse a los que ya están y al Consejero Escolar También.

Por tales caminos, la personalidad y el trayecto hecho por Eseverri, inquieta y desconcierta. Tanto si es una circunstancia que tendrá asidero en la lista o si es una linda “cortina de humo”. Obliga a estar alerta y, quizá en algunos búnquers, a pequeños replanteos del mapa preestablecido.

Nadie garantiza resultados, aunque circulan por los pasillos encuestas preliminares. Pero en una contienda que se puede nacionalizar, el río trae un pez que muchos no quieren ver por estos lares. Y mucho menos, interviniendo ahora en forma directa.

Ahora bien, si José María actúa, el FpV y PJ y siglas afines, rechinarán los dientes. Ciertos “popes” no se bancarán tal irrupción, pero la lapicera manda.

Y dos cositas finales: por un lado, ¿qué sucedería si don José no ganase? Y, por otro lado, analicemos sin prejuicios lo que representaría la efectiva necesidad de Eseverri de poner la “trucha”. Eso traducido sería como comprender y hacerlo notar públicamente que nadie, a excepción de él mismo, es capaz de medir como la gente, en su tropa. Luego de tener el poder ocho años, eso simbolizaría un auténtico fracaso.

Por Mario Delgado.-

 

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho