Connect with us

Opinión

¿Alguna pregunta más?

Se aproxima la hora clave, la de la interpelación al señor Intendente de Olavarría. Y tal acontecimiento se da en el marco de un momento muy particular que palpó la ex “Ciudad Luz”, hace apenas días atrás.

Published

on

Se aproxima la hora clave, la de la interpelación al señor Intendente de Olavarría. Y tal acontecimiento se da en el marco de un momento muy particular que palpó la ex “Ciudad Luz”, hace apenas días atrás.

Claro que la acción del almanaque, va cambiando perspectivas y comentarios. Y, dentro de todo, aplaca un poco el ardor del comienzo.

Si bien es cierto que la enorme batería de preguntas a la que se someterá al Alcalde, 324 para ser precisos, resulta a ojos de buen cubero, una cantidad extrema, redunda en la visión coincidente de los opositores locales, los cuales estiman necesaria la total explicación de los procederes comunales, antes, durante y después del recital del 11 de marzo.

Estamos frente a un hecho político de fuste. Distintas situaciones, distracciones, yerros, falta de controles, y otros anexos, han llevado al arco de la vereda de enfrente, a poner en el foco de la tormenta al doctor Ezequiel Galli, tirando sobre él la pesada mochila de la responsabilidad final de los sucesos negativos.

Desde la documentación del contrato, hasta el haberse colocado como garante del evento. Desde los puestos repartidos por gran parte de la Avenida Avellaneda, hasta los camiones cargando espectadores varados en la Terminal.

Los días han traído también, pese a colocar algunos paños fríos, más consultas a los cuadernos de los ediles. Resaltemos que, en primera instancia, se habló de que serían 80 las preguntas a cristalizarle al Jefe Comunal.

Como estudiantes desesperados por rendir un examen significativo, los legisladores han llenado cuartillas en busca de la verdad, de una contestación consistente.

Y en el medio del caos, la voz imperceptible del cimbronazo, se dejó oír: no faltó el fantasma de una posible destitución como corolario del banquete de requisitorias.

Parece haber primado la mesura. La Sesión Especial del 22, acarreó esa imagen. No obstante, el asunto arde por las implicancias del caso y por lo que obró en consecuencia de un recital jamás observado por estos lares.

¿Contestará Galli todas, una a una, las preguntas? ¿Hará su propio juego, en medio del mar embravecido? Las consultas pretenden abarcar cada aspecto, cada ángulo de los preparativos, de la consumación y de lo posterior.

Convengamos que absolutamente nadie sabía cómo sería en realidad el show. Y esto por una sencilla razón: nunca se dio aquí semejante movimiento. Entonces todos hablaban al aire, sin conocimiento de causa, basándose en ejemplos foráneos, como lo ocurrido en Tandil, por citar un lugar cercano.

Sólo los productores, ávidos del éxito de su negocio, y el señor Comisario Mario Busto, olvidado ahora pero eje antes, sabían de qué se trataba la cosa. Busto porque había comandado el operativo de seguridad justamente en la localidad de la piedra movediza.

El resto, lo miraba desde una atalaya cargada de suposiciones y excelentes intenciones. No hay que borrar esa panorámica. Porque si ello ocurre, se perderá gran parte de la foto.

Pues los que nada dijeron o hicieron, son hoy verdugos y jueces y constructores incluso del cadalso, pontificando máximas cual el General San Martín a su hija.

El transcurso de las horas oxigenó culpas y trajo penas nuevas. Y cayó en desgracia un Jefe de Gabinete, aunque podían haberse tumbado más árboles, producto de la incompetencia aunada a la inexperiencia.

¿Lo más escandaloso, si se quiere? Lo de los vendedores sin control. Claro que tal menester se propició por dos argumentos: dar laburo por unos días a personas sin trabajo, ya que hubo instituciones que pusieron a vender en sus stands a gente desocupada, y por otro andarivel, descomprimir en la medida de lo posible, la turba caliente de vecinos que no anhelaban para nada tanta multitud taladrándole las orejas, en la puerta de sus viviendas.

Como imán mágico, la furia se transformó en muchos, en un camino a la gloria económica. Se despojaron de las ataduras anti “Indio” y salieron raudos a adquirir chorizos o latitas de cerveza.

De eso tampoco habrá que olvidarse. Sólo el concejal Saúl Bajamón interpretó la posibilidad de una “mea culpa”. Porque nadie saltó a la palestra para prohibir el show o averiguar de antemano la marcha de los prolegómenos del encuentro en “La Colmena”.

Por supuesto que una cuestión no debiera traspapelar a la otra. Hubo cosas mal hechas y ya lo hemos catapultado en anteriores columnas de opinión. (Ver por ejemplo: “Ausencia de controles”).

Ha servido el llamado a prudencia de los caudillos de distintos partidos y mucho. No son datos menores esos. Al fin de cuentas, hemos quedado insertos en los designios y caprichos de medios de comunicación nacionales y de una interna (¿feroz?) del PRO provincial y nacional. Y todavía no se ha brindado en bandeja de plata, una observación única de lo que realmente representó el boom Solari en nuestras arterias.

Por tal motivo las conclusiones han de ser, por ahora, prematuras y antojadizas. O sea, cada quien ve lo que presupone ver. ¿Quién posee la varita de la veracidad absoluta e irrevocable? Ni el Intendente, ni los ediles, ni los productores ni el mismísimo artista estrella.

Para algunos sólo fue una fiesta y punto. Para otros, una magnífica ocasión para conseguir “frula”. Para un tercer grupo, un buen tiempo de ventas y ganancias con sus stands. Para otros, resultó un fiasco financiero porque no vendieron lo estimado.

Para la Municipalidad, un “piedrón” en el zapato. Aunque no haya vocero que lo acredite. El tema es como se continúa y cómo Ezequiel Galli podrá avanzar de aquí en más.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

Published

on

Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

Continue Reading

Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

Published

on

“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho